Priorizar la sustentabilidad ambiental y evitar la generación de desechos es también un camino para el crecimiento económico y aunque en México aún queda un largo trecho por recorrer en este sentido, algunos sectores productivos empiezan a transitar por esta senda de la economía circular.
Industrias mexicanas como la del papel y acero ya aprovechan sus materiales reciclados y chatarra para producir sus insumos, sin embargo las prácticas de reutilización ocurren aún en muy pocas cadenas de materiales como para transitar hacia una economía circular, advierte el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) que está desarrollando diversos estudios para que el país transite hacia este modelo económico.
El organismo señala que la adopción de una “economía circular” beneficia la prevención del cambio climático: “la vinculación que existe entre una estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático y un modelo económico circular sustentable, favorece el desacoplamiento entre el crecimiento económico y los impactos socio-ambientales causados por la emisión de agentes contaminantes hacia el aire, suelos y agua asociados al actual modelo económico lineal”.
El modelo económico circular que podría adoptar México reduciría la huella de carbono del ámbito corporativo (con tecnologías limpias, mejores prácticas de producción, eficiencia energética y una gestión sustentable del agua y otros recursos), el transporte de materias primas, componentes y productos terminados “al reducir las distancias entre proveedores de materias vírgenes y los productores, por la sustitución de materiales recuperados en sitios cercanos”, de acuerdo con el Informe Final 2020 que generó el INECC, derivado del proyecto “Evaluación de la situación actual de la economía circular para el desarrollo de una hoja de ruta para Brasil, Chile, México y Uruguay”.
Además se podría ahorrar energía “usando materiales reciclados en lugar de material virgen se estima en 92 por ciento en aluminio, 90 por ciento en cobre, 87 por ciento en plástico, 68 por ciento en papel, 56 por ciento en acero y 34 por ciento en vidrio”.
El estudio señala que ya existen avances importantes en este modelo económico en industrias como la del papel, que en 2018 se utilizaban 5.9 millones de toneladas de material reciclado, 88.4 por ciento de su producción total. Cabe destacar que por cada tonelada se ahorra 2.5 metros cúbicos en rellenos sanitarios y evita la generación de 3.7 toneladas de gases de efecto invernadero por descomposición en rellenos sanitarios o tiraderos.
Así también sucede en la industria del acero en donde con una tonelada de acero producida con materia prima en un alto horno básico de oxígeno genera 1.46 toneladas de bióxido de carbono equivalente (tCO2) mientras que utilizando chatarra en un horno de arco eléctrico genera 0.08 tCO2. Cabe destacar que en México 41 por ciento de la producción de acero está basada en chatarra.
Pero el reaprovechamiento de insumos en México está focalizado sólo en algunos sectores de su economía y los avances son casi nulos con respecto a los residuos sólidos urbanos, donde se reutiliza menos del uno por ciento de todo lo que se puede aprovechar, según el Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de Residuos de México.
Hoja de Ruta de la economía circular
Hay un grupo de sectores clave para el éxito de la adopción de la economía circular en el país entre ellos la industria siderúrgica, cementera, química, de la construcción, de bebidas, tequilera y del papel y cartón, señala el INECC.
De igual forma en “Orientaciones para la elaboración de la Hoja de Ruta Nacional hacia la Economía Circular (EC)”, el organismo sugiere una estrategia con tres periodos: el primero que abarque de 2021 a 2024 y trabaje en la creación de un aparato de gobernanza, incentivos fiscales y beneficios económicos para la transición hacia este modelo.
El segundo periodo sería de 2025 a 2027 y serviría para evaluar los resultados de las acciones del primer período; y en el tercero, que abarcaría de 2028 a 2030, se evaluarían impactos y resultados con miras a reformular las acciones que no hayan sido exitosas.
Sin embargo, una línea estratégica solicita redireccionar los subsidios que hoy benefician a los combustibles fósiles.
“Valorar la reorientación de los actuales subsidios relacionados con la extracción de materias primas vírgenes y recursos naturales no renovables, a la operación de modelos de negocio y de producción alineados con las prácticas de la economía lineal y al uso de los combustibles fósiles en todas sus aplicaciones, deberán orientarse hacia la creación de los incentivos fiscales que estimulen la adopción de tecnologías limpias y la creación de empresas circulares”.