El sector bancario europeo se encuentra en un momento crítico. En los últimos 12 meses, el índice de acciones de bancos de Europa Stoxx Europe 600 ha perdido el 38 por ciento de su valor.
En un momento en el que la economía global opera con pocas turbinas de crecimiento, la debilidad de los bancos de Europa pesa como uno de los factores que han impedido al Banco Central Europeo (BCE) estimular la actividad económica de una de las regiones más relevantes para la frágil demanda mundial.
Después de la crisis de 2008, los reguladores bancarios se abocaron a imponer nuevas medidas para aumentar la capitalización y reducir la interconexión de las instituciones financieras con la finalidad de evitar otra debacle sistémica.
John Cryan, director ejecutivo de Deutsche Bank, dijo en una conferencia en Fráncfort que estas regulaciones hicieron más seguro al sector bancario, pero le restó rentabilidad.
En ese sentido, el consenso de analistas coincide en que la política monetaria del BCE ha sido ineficiente debido a que la debilidad de los bancos los ha vuelto reticentes a ofrecer préstamos de manera activa.
Sin embargo, Cryan ve una salida a este trago amargo por el que atraviesa el sector bancario europeo: operaciones de fusiones y adquisiciones. Se argumenta que esto le ofrecería escala y resiliencia a instituciones que apenas son competitivas.
La política monetaria laxa del BCE ha incidido en que la tasa de interés de referencia se encuentre en mínimos históricos, con gran parte de los activos de renta fija de las economías europeas con tasas en terreno negativo.
Este contexto merma la rentabilidad de los bancos, situándolos en una situación de vulnerabilidad frente a choques externos. Las instituciones financieras de Europa fueron unos de los sectores más afectados tras el episodio de volatilidad derivado de la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Esto se reflejó de manera particular en el sistema bancario de Italia, en el que instituciones como UniCredit y Banca Monte dei Paschi di Siena emergieron como riesgos sistémicos. Pierpaolo Baretta, el ministro de Economía y Finanzas italiano aseguró: “Hay una epidemia e Italia es el paciente más enfermo”, haciendo referencia a la debilidad generalizada de los bancos europeos.
Dentro de este marco, las declaraciones de Cryan surgen como una alternativa para hacer frente a la condición de riesgo que significan los bancos europeos para el crecimiento y la estabilidad financiera global: “Necesitamos más fusiones, en el nivel nacional e incluso en el nivel internacional. Sólo así podremos competir internacionalmente”
Propuesta forzada
Deutsche Bank, que es considerado por el Fondo Monetario Internacional como la institución financiera que más contribuye al riesgo sistémico, fracasó en el intento de fusionarse con Commerzbank esta semana.
Sin embargo, analistas coinciden en que hay potencial para hacer otros tratos: firmas como UniCredit de Italia y BNP Paribas de Francia se han expandido recientemente hacia Alemania, lo que abre la puerta para la consolidación.
Las fusiones y adquisiciones se han convertido en una prioridad estratégica para Deutsche Bank después de que la firma registró una caída anualizada de 58 por ciento en sus ganancias en el primer trimestre y el precio de su acción cayó 39 por ciento en los primeros ocho meses del 2016.