La televisión abierta se rehúsa a perder la batalla. Los servicios de streaming, la TV de paga y algunas plataformas de video bajo demanda, también conocidas en inglés como servicios Over-The-Top (OTT) o de Video On Demand (VOD) llegaron con la intención de ganarse la preferencia de millones de mexicanos.
El salto a la era digital trajo consigo diversas afectaciones, sobre todo a la televisión abierta, la cual durante la década de los 60 y 70, y hasta el inicio del nuevo milenio, se posicionó como uno de los medios de consumo más importantes para las familias en territorio nacional.
Poco a poco la creciente preferencia y popularidad de los contenidos a través de las plataformas OTT le van cerrando las oportunidades, debido a que 83 por ciento de la población mexicana ya tiene acceso a servicios de entretenimiento de paga a través de internet, de acuerdo con el Estudio de Consumo de Medios y Dispositivos entre Internautas Mexicanos de IAB México.
Los jóvenes además de ser los protagonistas de todos estos cambios, se convertirán en la inyección letal que podría terminar con el esplendor del formato tradicional.
El consumo de contenidos online se centra en videos musicales, con 54 por ciento, las series atraen a 33 por ciento, las películas concentran a 30 por ciento, mientras que los tutoriales 22 por ciento y los videobloggers 19 por ciento.
Entre las plataformas más populares se encuentran Youtube, con 92 por ciento; Netflix, con 20 por ciento y Clarovideo, con 6 por ciento, de acuerdo con información del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT)
Elena Estavillo, excomisionada del IFT, asegura que este movimiento tiene que ver con el cambio de hábitos de los jóvenes mexicanos, quienes se están acostumbrando a elegir el tipo de programación que quieren ver y a qué hora, ya que antes no existía esa posibilidad y tenían que estar a expensas de los horarios y opciones de la televisión abierta.
“Cada vez son más los ingresos que se destinan a la publicidad por internet, en este sentido las televisoras están perdiendo una cantidad importante de dinero y si no son creativas y tampoco innovadoras se pondrán en un verdadero riesgo, pues el negocio de esos medios es la venta de publicidad”, detalla la también directora asociada de la AEQUUM.
No todo está perdido en la Televisión abierta
El reto es modificar los esquemas tradicionales. De acuerdo con especialistas, el modelo de negocio que permanece estático durante mucho tiempo está condenado al fracaso.
No adaptarse a los cambios de generación fue uno de los errores que cometió una de las televisoras más importantes de México: Televisa.
En 2012, la empresa destacó en su informe financiero el éxito y competitividad como nunca antes, pero hace unos días, el discurso cambió, pues habló de desafíos, renovación y del importante reto de mantener la confianza de los accionistas.
Las malas noticias para la cadena televisiva llegaron en 2015 cuando sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cotizaron en 109.71 pesos, precio que se mantuvo por seis meses y que al final del año cerró en 95 pesos. Para 2016 bajó a 88.22 pesos, en 2017 a 73.05 pesos y el año pasado, se ubicó en 55.27 pesos.
En lo que va de julio, los papeles del grupo de medios de comunicación han caído 70 por ciento, ubicándose en 34.27 pesos.
En línea, sus ingresos por publicidad oficial tuvieron una caída récord en el segundo trimestre de 2019, debido a que la Cuarta Transformación recortó los gastos para este rubro.
Televisa tampoco la tendrá fácil en Estados Unidos, el cambio de gustos entre los millennials latinos ocasionó problemas en su alianza con Univisión, la cual a falta de raiting perdió casi dos millones de televidentes en 2016 y la cifra sigue en aumento.
La empresa mexicana fundada en 1973 también vendió su participación no consolidada de 40 por ciento en la compañía de espectáculos Ocesa Entretenimiento a la firma estadounidense Live Nation Entertainment, por un valor total de 5 mil 556 millones de pesos (equivalente a 292 millones de dólares al tipo de cambio actual).
Fabiola Peña, abogada en telecomunicaciones, explica que, aunque la televisora esté enfrentando todos estos problemas, no significa que esté en bancarrota, ya que aún cuenta con otro tipo de proyectos que se intentan adaptar al gusto de las nuevas generaciones.
Fabiola Peña, abogada en telecomunicaciones, explica que, aunque la televisora esté enfrentando todos estos problemas, no significa que esté en bancarrota, ya que aún cuenta con otro tipo de proyectos que se intentan adaptar al gusto de las nuevas generaciones.
“Hay muchos lugares en el país que aún no cuentan con internet, esta es otra de las ventajas que tiene la televisión abierta. Su mayor reto, además de llegar a esas poblaciones, es crear contenidos de mejor calidad para captar el interés de la audiencia que tiene un mayor poder adquisitivo”.