Sanciones económicas, la otra guerra que viene

Obstaculizar el desempeño comercial, productivo y financiero de un país se ha convertido en el mecanismo más usado para que los intereses de las naciones que pueden imponer medidas coercitivas se vean beneficiado
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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Las penalizaciones comerciales, monetarias y financieras impuestas por naciones consideradas centrales a otros países por cuestiones políticas toman relevancia al figurar como el mecanismo más dañino para un gobierno y su ciudadanía; una práctica que se vuelve cada vez más común en nuestros días.

Aunque los conflictos armados que se desarrollan dentro de Medio oriente y Europa proponen una aproximación del alcance que pueden llegar a tener las diferencias entre naciones, no implica que el impacto sobre todo un país se limite al daño que pueda ocasionar una intervención militar, ya que la implementación de Medidas Coercitivas Unilaterales(MCU), como se conceptualizan a las sanciones económicas, pueden llegar a desestabilizar por completo a un Estado, de acuerdo con el Observatorio Lawfare.

Al respecto, las 28 mil 077 MCU que se encuentran vigentes y que en el 96 por ciento de los casos recaen en tan solo nueve naciones, según los cálculos del Observatorio Venezolano Antibloqueo, han logrado dibujar una relación asimétrica muy bien definida entre los países que tienen la capacidad de penalizar a otros y los que resultan un objetivo político específico para las grandes potencias globales, explica a Reporte Índigo, Aníbal García, especialista en geopolítica e investigador del observatorio.

“El 28 por ciento de la población mundial está sancionada o más bien, viven en naciones penalizadas económicamente hablando; dichas medidas han sido impuestas principalmente por los países occidentales y centrales, estamos hablando de Estados Unidos y la Unión Europea que son responsables de un gran porcentaje de dichos castigos a nivel global”, explica García.

Y es que, tal ha sido el impacto producido por las MCU, que dentro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ya se ha discutido el hecho de establecer que las sanciones económicas atentan contra los derechos humanos de las personas, cuestión a la que países como Alemania, Francia y Estados Unidos se han opuesto, votando en contra de establecer una consideración negativa sobre dicha penalización el pasado tres de abril.

“Ya no hay forma de encubrir los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Estados Unidos y sus aliados. Hoy en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, 32 países votaron en contra de la imposición de medidas coercitivas unilaterales, reconociendo su impacto negativo en las poblaciones y su contradicción con el derecho internacional y el principio de igualdad soberana entre naciones. El mensaje es claro: la comunidad internacional rechaza la política intervencionista y criminal de Estados Unidos, y es momento de promover la multipolaridad y respetar el derecho a la autodeterminación de los pueblos”, denunció Yvan Gil, canciller de Venezuela, sobre la votación.

La paradoja de las sanciones, entre impactos colaterales e intereses estratégicos

A pesar de que las MCU no son nuevas, y que su eficacia sigue siendo cuestionable, como en el caso europeo durante los últimos años; continúan tomando fuerza a partir de su implementación hacia ámbitos como el sector exportador de los países o sobre los recursos naturales de las naciones penalizadas, siempre implementadas con un propósito desestabilizador, señala el Observatorio Lawfare.

De ahí que la expresión más profunda de las MCU alrededor del mundo se hayan expuesto dentro de sectores estratégicos en los que figuran el petrolero o el energético, justo como ha sucedido con la empresa Petróleos de Venezuela  o Gazprom, la gran compañía rusa; aunque  han tenido un costo muy elevado, paradójicamente, para las naciones que las implementan.

La economía mundial está mucho más integrada. Así, las sanciones tienen hoy en día efectos económicos mundiales de un tamaño nunca visto. Su magnitud nos obliga a replantearnos el rol que tienen como instrumento de política con grandes consecuencias económicas”, ha advertido el  Fondo Monetario Internacional sobre la implementación de sanciones económicas.

Medidas coercitivas unilaterales, el futuro de las guerras

Gracias a los efectos que generan, y hasta su precio en comparación de una campaña militar, las sanciones económicas, o MCU, figuran como el mecanismo más adecuado para confrontar a una nación o impulsar los intereses de un Estado, por lo que, según el analista consultado por este medio, será una medida que tomará cada vez mayor relevancia.

“Es una cuestión que llegó para quedarse, porque justamente la perspectiva durante los últimos 20 años ha sido un uso todavía mayor de este tipo de sanciones, ahora incluso con penalizaciones más inteligentes que van contra empresas, sectores o políticos específicos que resultan estratégicos para un país, y aunque estas medidas no sustituyen a la guerra militar, van preparando el terreno para debilitar, por la vía económica, a un enemigo; incluso es más viable su uso porque resulta más barato que invadir un país”, alerta García.

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