Rousseff contra el ‘efecto Viagra’

La presidenta brasileña Dilma Rousseff parece estar comenzando su segundo mandato decidida a restaurar la confianza de los mercados financieros en la salud fiscal de su país, anunciando un paquete de medidas de austeridad.

Las medidas incluyen un recorte de 6,700 millones de dólares del presupuesto de beneficios de desempleo y pensiones. Entre las acciones, destaca el combate a un problema particular conocido por las autoridades brasileñas como el “efecto Viagra”.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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Las pensiones de retiro brasileñas permiten que cuando un trabajador fallece, su pareja pueda continuar recibiendo casi la totalidad de su pensión toda la vida

La presidenta brasileña Dilma Rousseff parece estar comenzando su segundo mandato decidida a restaurar la confianza de los mercados financieros en la salud fiscal de su país, anunciando un paquete de medidas de austeridad.

Las medidas incluyen un recorte de 6,700 millones de dólares del presupuesto de beneficios de desempleo y pensiones. Entre las acciones, destaca el combate a un problema particular conocido por las autoridades brasileñas como el “efecto Viagra”.

Las pensiones de retiro brasileñas son tan generosas que, cuando un trabajador fallece, su pareja puede continuar recibiendo casi la totalidad de su pensión durante el resto de su vida, aún si vuelve a contraer matrimonio.

Esto incentiva el que las personas busquen casarse con parejas mucho mayores para poder después recolectar sus pensiones.

Bajo las nuevas reglas, las parejas recibirán sólo el 50 por ciento de la pensión de su pareja después de que ésta muera, y las personas con menos de 44 años de edad sólo podrán recolectar este beneficio por hasta tres años posteriores al fallecimiento.

La nueva Dilma

Durante su primer mandato, el gobierno de Rousseff utilizó una combinación de incentivos fiscales e intervención estatal para impulsar la economía y mantener el apoyo popular hacia su partido. 

Sin embargo, el gobierno brasileño ha visto sus finanzas cada vez más presionadas a medida que el crecimiento económico de su país se ha desacelerado.

Mientras que en 2010 Brasil creció 7.5 por ciento del PIB, se estima que el año pasado el crecimiento fue de sólo 0.1 por ciento.

Enfrentándose a esta circunstancia, y para evitar que las agencias evaluadoras reduzcan la calificación crediticia del país, el gobierno de Rousseff busca corregir el deterioro fiscal y recobrar el favor de los mercados financieros.

El Financial Times reporta que otras medidas que han seguido esta línea han sido el nombrar al banquero Joaquim Levy ministro de Finanzas, alzar las tasas de interés, y recortar el programa de intervención monetaria del Banco de Brasil.

Pero aunque el giro de Rousseff ha comenzado a reconquistar a los inversionistas, ha resultado controversial en su propio partido y con sus contrincantes.

Aécio Neves, contra quien Rousseff compitió en la más reciente elección presidencial, declaró que “con cada nueva medida que se anuncia se vuelve más claro que las recientes elecciones fueron ganadas con mentiras”.

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