La inflación en Estados Unidos continúa generando incertidumbre a consumidores, analistas y tomadores de decisión, ya que se incrementó por encima de las expectativas, planteando un escenario adverso para su presidente y complicando la labor de la Reserva Federal para reducir las tasas de interés.
Lo anterior, luego de que el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) registrara un aumento de 0.4 por ciento durante el segundo mes del año, de acuerdo con el reporte más reciente sobre el tema dado a conocer por la Oficina de Estadísticas Laborales.
El dato, que en términos anuales alcanzó un 3.2 por ciento, se vio influenciado mayoritariamente por el encarecimiento de la vivienda y la gasolina, cuestión que ha dificultado una mayor disminución de las presiones inflacionarias, como lo muestra el histórico del CPI.
En febrero, el IPC en Estados Unidos subió un 0,4%, impulsado por el alza en los precios de la gasolina y el alquiler de vivienda, que representaron el 60% del aumento total. Esto elevó la inflación anual al 3,2%, por encima de las expectativas del mercado (3,1%). pic.twitter.com/doLcanPbBN
— MesaDinero Occidente (@Bco_OccidenteMD) March 12, 2024
Sin embargo, la perspectiva sobre el dato desde la presidencia estadounidense fue contrastante, al señalar que “La inflación ha bajado dos tercios desde su máximo y la anual está cerca de su menor nivel en tres años, pero tenemos que hacer más para darle a la clase media una oportunidad justa”.
Además, el registro de la inflación generó mayor incertidumbre para la Reserva Federal y su próxima decisión de política monetaria, que se debate entre tomar una postura menos restrictiva sin llevar al CPI a rasgos considerados “en control”, o continuar en terreno restrictivo, con todo lo que ha implicado para la población de la considerada economía más grande del mundo.