Desde la crisis financiera internacional de hace unos años, la mayoría de las economías del mundo han sufrido bajas tasas de crecimiento, lo que ha causado un impacto en los estándares de vida.
Un nuevo estudio publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma que esta caída de crecimiento tiene se debe principalmente a una reducción del Producto Interno Bruto (PIB) potencial del mundo.
El PIB potencial hace referencia a la capacidad de producción que tiene una economía y mide tanto el nivel de trabajo y los flujos de capital, como la productividad. En otras palabras, el PIB potencial es el nivel máximo de producción al que una economía puede aspirar a crecer (de manera sostenible y sin ocasionar problemas inflacionarios).
De acuerdo con el FMI, este fenómeno se debe a que la mayoría de los gobiernos del mundo no han hecho lo suficiente para promover la innovación, la inversión en capital productivo y compensar el impacto negativo del envejecimiento poblacional.
En ese sentido, los países emergentes irán disminuyendo su PIB potencial en el mediano plazo desde el 6.5 por ciento que experimentaron entre el 2008 y el 2014, hasta un 5.2 por ciento en los próximos cinco años.
Por su parte, los países desarrollados verán un ligero incremento de su PIB potencial en relación con sus niveles actuales, pero a mediano plazo se mantendrán todavía por debajo a lo que tenían antes de la crisis. El FMI prevé que estas economías pasen de una tasa promedio de 1.3 a 1.6 por ciento en los próximos cinco años.
En contraste, el PIB potencial de los países desarrollados entre el 2001 y el 2007 fue en promedio de 2.25 por ciento.
Aunque todos los países deben preocuparse por aumentar el PIB potencial, la manera de hacerlo varía conforme a cada economía. Por ejemplo, los problemas de envejecimiento poblacional son más recurrentes en países desarrollados donde existe una menor tasa de natalidad que en los países emergentes.
Uno de los obstáculos más grandes para las economías en vías de desarrollo como México es el bajo gasto que se realiza en cuestiones de infraestructura que terminan por entorpecer la productividad.
Aunque las políticas fiscales y monetarias apropiadas pueden estimular la inversión, el FMI considera que es poco probable que el mundo vuelva a las tasas de crecimiento que experimentó previo a la crisis.