Proteccionismo a la vista
La política económica mexicana de los últimos 30 años se ha apegado a los principios de la liberalización económica: abrir el país para que la industria mexicana adquiera competitividad en los mercados internacionales.
México se convirtió en el país con el mayor número de tratados de libre comercio en el mundo.
Sin embargo, el gabinete económico de esta administración está marcando nuevas directrices para el desarrollo de un nuevo enfoque de política pública.
Rodrigo CarbajalLa política económica mexicana de los últimos 30 años se ha apegado a los principios de la liberalización económica: abrir el país para que la industria mexicana adquiera competitividad en los mercados internacionales.
México se convirtió en el país con el mayor número de tratados de libre comercio en el mundo.
Sin embargo, el gabinete económico de esta administración está marcando nuevas directrices para el desarrollo de un nuevo enfoque de política pública.
Luis Videgaray, secretario de Hacienda, anunció a fines del mes pasado que el gobierno no reducirá los aranceles (25 a 30 por ciento) para la importación de calzado de países con los que México no tiene acuerdos comerciales.
Esto ocurre después de que se suspendieron reducciones programadas del arancel de importación de calzado de China por dos años seguidos.
La diferencia recae en que ahora, la Secretaría de Hacienda anunció un programa de fondo para proteger al sector del calzado en México.
El programa incluye ocho acciones para promover una industria del calzado exitosa. Las medidas incluyen el establecimiento de precios de garantía, la creación de aduanas exclusivas y un padrón de importadores, así como revisiones y auditorías a importadores.
La decisión fue dada a conocer en León, Guanajuato, la capital de la industria del calzado mexicano.
The Wall Street Journal reporta que los textileros y productores de manzanas comenzaron a pedir sus propios subsidios en cuestión de días.
Analistas consideran que este incremento sustancial en las regulaciones comerciales es un nuevo paso en el avance de un gobierno que busca adquirir un rol más relevante en el que hacer de la vida económica del país. La última reforma fiscal, de corte recaudatorio, se consideró el primer gran paso en este sentido.
La regulación y fiscalización tienen implicaciones en relación a costos de centralización y burocratización de la dinámica económica.
La experiencia brasileña
Tal como lo está haciendo México ahora, Brasil liberó sus sectores de telecomunicaciones y energía hace más de una década. Esto no significó necesariamente un nuevo rumbo hacia políticas de libre mercado.
Un reporte del Foro Económico Mundial ubica a Brasil como uno de los peores países en términos de carga regulatoria. Analistas coinciden que esto tuvo repercusiones en la estructura de la economía brasileña y su respuesta a impactos económicos adversos.
Al terminar el boom de las materias primas que potenció el crecimiento brasileño, el país cayó en un espiral negativo. Actualmente Brasil enfrenta una recesión técnica.
En octubre habrá elecciones presidenciales y podría significar el final del régimen del Partido de los Trabajadores, que favoreció un papel activo del gobierno en la economía.
El Gobierno de México argumenta que los mercados no son perfectos para justificar el incremento de la regulación estatal en la industria del calzado nacional.
Sin embargo, la teoría económica establece que la imposición de aranceles reduce el bienestar del consumidor final.
Las políticas comerciales proteccionistas pueden utilizarse para potenciar el desarrollo de sectores específicos de la economía. El gobierno mexicano dijo que las nuevas medidas proteccionistas beneficiarán a más de 120 mil trabajadores de la industria del calzado.
Asimismo, la política busca frenar un creciente déficit comercial en el sector, especialmente con China.