Generar mecanismos que atiendan las grandes desigualdades que imperan en la sociedad pasa por planificar, asignar y monitorear la aplicación de recursos públicos de manera que permitan satisfacer las demandas que plantea la mitad de la población nacional y mundial.
Como parte de las estrategias que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha planteado para impulsar una agenda de desarrollo sostenible, posicionar a la igualdad de género como una causa urgente por atender ha permitido visibilizar las grandes brechas que existen entre hombres y mujeres, incluso en un tema tan particular como las finanzas públicas.
Al respecto, la región latinoamericana vive un atraso importante, ya que solo 13 por ciento de los países contaban con sistemas para monitorear las asignaciones presupuestarias para la igualdad de género, de acuerdo con la revisión al tema hecho por la ONU.
Parte de mi participación en el Parlamento Abierto “Presupuesto con Perspectiva de Género Rumbo al Presupuesto de Egresos 2023” 🇲🇽@LeonelCotaM @Segalmex_Mex @SegalmexDiconsa @SegalmexLiconsa pic.twitter.com/QsKsiqxfhz
— Youlee Guzmán (@YouleeGuzman) October 17, 2022
De lo anterior que resulta imprescindible corregir la perspectiva con la que se toman las decisiones en materia de política pública y se construyen las estrategias económicas que busquen diversos objetivos como erradicar la pobreza, proteger al planeta y asegurar la prosperidad para todos, y donde siempre se tiene que considerar a ese otro 50 por ciento de la población, es decir, a las mujeres, considera Lorenzo Jiménez de Luis, Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México.
“Si se tuvieran en cuenta las potencialidades y los recursos de todas las mujeres, al mismo nivel en materia salarial que los hombres, las ganancias que se recibirán estarían a un nivel aproximado de 127 billones de dólares, por lo tanto estamos hablando de un sector de la población que es muy importante en la toma de decisiones”, subraya Jiménez de Luis.
Por otro lado, la necesidad de transversalizar la cuestión fiscal radica en la limitante que implica dejar en manos de los indicadores macroeconómicos la tarea de resarcir las asimetrías que genera el sistema económico actual, ya que “Calcula la Cepal que si nosotros atendemos las desigualdades, el desarrollo vendría como en unos 15 o 20 años; mientras que si quisiéramos resolver todos nuestros problemas con crecimiento económico, tardaríamos más de 150 años” puntualiza Celia Aguilar, Directora General de Planeación y Evaluación del Instituto Nacional de las Mujeres.
Sin embargo, aunque existe una necesidad por profundizar en el tema de la creación de presupuestos con enfoque de género a escala global, regional y hasta local, en algunos casos la urgencia pasa primero por conocer la dimensión de las desigualdades que dividen a la población, justo como sucede en el caso mexicano.
Hoy es vital conocer la dimensión de la brecha de género que existe en el país
Dentro del país existen diversos criterios que generan asimetrías entre su ciudadanía, pero la que implica una mayor afectación al grueso de la población es la brecha que se produce, al interior de la economía y el plano laboral, entre hombre y mujeres; al respecto los datos recopilados por la organización México ¿Cómo vamos? exponen que aunque la población femenina representa poco más de la mitad de todas las personas que viven en el país, su representación es menor dentro de la fracción que tiene un trabajo, lo que se refleja incluso en salarios más bajos en comparación a su contraparte masculina.
“Las mujeres enfrentamos un mundo más hostil por situaciones que tienen que ver con los roles preconcebidos, como el tema de los cuidados, donde se impone que la mujer es la que se tiene que hacer cargo al respecto, cuando es responsabilidad de ambos”, denuncia Alejandra Macias, directora ejecutiva del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.
El presupuesto con perspectiva de género implica: 1) que se destinen recursos para el tema, 2) que se identifiquen las brechas de género y prioridades que existen, 3) que se lleven a cabo acciones específicas para cerrarlas brechas.🚺=🚹 pic.twitter.com/ZKRHxFpOaX
— simetriamx (@simetriamx) October 19, 2022
Además, Macias agrega que cuestiones como las dobles o triples jornadas de trabajo que se expresan en las labores de cuidados no remunerados, y de las cuales las mujeres llevan a cabo en su mayoría, generan una asimetría económica respecto a los hombres, ya que lo anterior impide que una gran cantidad de mexicanas puedan abonar y ahorrar para tener una pensión suficiente, lo que perpetúa una desigualdad que queda pendiente atenderse, incluso desde el aspecto presupuestario.
Alianza por un presupuesto incluyente entre PNUD y Banorte
Con el fin de poder fortalecer la perspectiva de género en el ejercicio presupuestario, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México recientemente presentó, junto con el Grupo Financiero Banorte la “Guía para la presupuestación participativa con perspectiva de género”, un documento que cuenta con una metodología diseñada para acompañar los ejercicios de presupuestación participativa en los contextos locales en el país.
Por su parte @CynMarDom oficial nacional de desarrollo social y económico @PNUD_Mexico dijo que esta nueva estrategia tiene dos grandes ejes: el presupuesto participativo con perspectiva de género y la sensibilización en materia de género al funcionariado público. pic.twitter.com/IkXyRPYIB7
— PNUD México (@PNUD_Mexico) February 27, 2024
“Nos da mucho gusto que se esté tomando el rumbo de los objetivos de las Naciones Unidas del 2030, y con este tipo de ejercicios se pone una ruta para poder cumplirlos; para pasar de una presupuestación abierta, a una que lleve una metodología que dé resultados”, explica a Reporte Índigo, Carlos Martínez, Director General de Banca de Gobierno e Infraestructura de Grupo Financiero Banorte.
Sumando a lo anterior, Martínez enfatiza en el hecho de que actualmente ya no es suficiente que las entidades lleven a cabo sus responsabilidades fiscales y crediticias, sino que ahora deben hacerlo a partir de prácticas sustentables, como aquellas que incentivan la equidad de género.