Política energética un cuello de botella para exito de nearshoring

La relocalización de empresas globales se ha anunciado como una gran oportunidad para el país, sin embargo, el enfoque energético de la actual administración podría convertirse en una barrera para la llegada de esas inversiones
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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La producción energética enfocada en combustibles fósiles y la lenta transición a fuentes sustentables está actuando como un elemento en contra de la llegada de grandes inversiones extranjeras al país.

Se trata de un cuello de botella que está impidiendo la captación de la inversión que se mueve a nivel mundial ante la relocalización de empresas, un fenómeno conocido como nearshoring.

“Esto impide que llegan más empresas. Por ejemplo, el 47 por ciento de las empresas chinas que se están relocalizando llegan a Vietnam, que si bien tienen un lazo comercial fuerte, también está muy relacionado con la capacidad energética, entonces si estamos observando varias dificultades”, advierte Luis Manuel Hernández, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index).

La posible instalación de una planta de Tesla en México, es un ejemplo de los cuestionamientos que se plantean grandes inversionistas al momento de considerar a México como un destino para su estrategia de negocios.

Nuevo León era el destino en el que se programó la llegada de esta empresa de autos eléctricos propiedad de Elon Musk, sin embargo durante las últimas semanas se ha planteado la posibilidad de hacerlo en Hidalgo, bajo el argumento de la cercanía con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la promesa que hizo la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para obtener una mayor oferta eléctrica.

Pero en la región hay “falta de energía”, lo que podría impactar en esta decisión, como lo señaló recientemente la firma  Hogan Lovells, un despacho jurídico global.

Los especialistas de la firma han señalado que  las inversiones en México se han desarrollado en torno a la disponibilidad de oferta eléctrica del país y aunque la CFE no lo reconoce, en tres regiones del país hace falta electricidad: la península de Yucatán, la zona del Bajío y el norte del país, lo que impide que lleguen nuevas inversiones.

El sector eléctrico actualmente es controlado por la CFE que ha limitado la competencia en el mercado y la integración de la participación privada , además no cuenta con capacidad instalada fotovoltaica y eólica, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Bajo este panorama es necesario “ampliar las posibilidades de inversión en generación eléctrica para expandir la capacidad de generación instalada, pues también abona a la seguridad energética del país al contar con una matriz energética más diversificada. Además, es un paso hacia la transición energética y favorece a las finanzas de la CFE”, señala el IMCO en su reporte “La Energía que Queremos”.

Beneficios con caducidad

Tanto autoridades nacionales como especialistas en materia de comercio internacional han señalado al nearshoring como una oportunidad extraordinaria para la captación de Inversión Extranjera Directa (IED) en el país, sin embargo, este fenómeno tiene una fecha de expiración.

“El nearshoring es  una oportunidad que va a durar tres o cuatro años máximo, la oportunidad está ahí pero si no estás preparado se puede ir. Nosotros estamos compitiendo con el sur de Estados Unidos que tiene energía, agua, terrenos y la infraestructura adecuada”, señala el presidente de Index.

El nearshoring es una tendencia de regionalización y relocalización geográfica de las cadenas de suministro y producción globales que ha beneficiado a México por su posición geográfica privilegiada.

Se prevé que este fenómeno se localice con más fuerza en las regiones norte, el bajío e incluso en la Ciudad de México y Estado de México por ser zonas en donde se consolida la mayor parte de la planta productiva del país y generalmente atrae más inversión extranjera, de acuerdo con un reporte de Moody’s.

Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apuntan que México tiene el potencial más alto para beneficiarse del proceso del nearshoring que podría generar potenciales ganancias hasta por 35 mil millones de dólares, equivalente a 2.66 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), derivado de nuevas exportaciones de mercancías.

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