A menos de tres meses de las elecciones en Estados Unidos, Mitt Romney, el candidato por el Partido Republicano, hizo una movida riesgosa: Elegir como vicepresidente a Paul Ryan significó ir en contra de lo que normalmente hacen los candidatos.
Generalmente los candidatos buscan a un vicepresidente moderado para causar más sentido de identificación por parte de la gente. Pero en este caso, Romney optó por un republicando “ultraconservador”.
Según analistas estadounidenses la elección de este candidato a vicepresidente ha hecho que la carrera a la Casa Blanca gire alrededor del presupuesto fiscal y del controversial “Medicare”, un programa de cobertura de salud.
Los planes de presupuesto de la Casa Blanca y los que propone Ryan son radicalmente opuestos, por lo que la economía estadounidense podría girar en direcciones muy distintas dependiendo del partido que gane las elecciones en noviembre.
Esto debería importarle a México, debido a la fuerte dependencia que la economía del país tiene con la producción de Estados Unidos.
El problema de elegir a un candidato presidencial (en el caso de Estados Unidos, también vicepresidencial), es que comúnmente los ciudadanos optan por una ideología sin realizar el análisis de los programas específicos que proponen los políticos.
La propuesta de Ryan
A pesar de los esfuerzos de contener el problema de la deuda estadounidense, el presupuesto que propone Ryan ha sido criticado duramente, inclusive por parte de algunos republicanos.
Entre sus críticos se encuentra David Stockman, quien fue el director de presupuesto entre 1981 y 1985 en el primer periodo del presidente Ronald Regan, un ícono del Partido Republicano.
“Paul D. Ryan es uno de los más articulados intelectuales de los republicanos, pero eso no altera el hecho de que este congresista de Wisconsin esté predicando el mismo vacío y conservador sermón”, dijo Stockman.
La propuesta central que publicó es tener un gobierno más chico, en realidad es el centro de la ideología republicana, y especialmente del llamado “tea party”, el lado más conservador del espectro político.
Esto suena sensato en momentos donde alrededor del mundo, algunos países importantes sufren de deudas por crisis exorbitantes.
Sin embargo, no solo importa en cuánto reduces el presupuesto para ahorrar, sino de qué manera lo haces, ésto es lo que critican Stockman y otros analistas.
Los recortes
El presupuesto que propone Obama tendría mayor recaudación que el de Ryan en una cantidad de 2 billones de dólares. Esto sería debido al recorte de impuestos que pretende hacer el hombre republicano.
Sin embargo es criticado porque su idea es recortar el impuesto al ingreso de aquellos creadores de trabajos al 20 por ciento (quienes en realidad representan la población más rica). Esto no beneficiaría a la mayoría de la población, mucho menos a la población más pobre.
Otra comparativa importante es el egreso fiscal. El presupuesto del congresista de Wisconsin gastaría 5.3 billones de dólares menos que el gobierno de Obama.
¿De donde vendrán los recortes? Gran parte del ahorro que proviene de gastar menos, vendrá por recortar el programa Medicare, programa de seguridad social que provee atención médica.
Este programa fue firmado en 1965, y es el antecedente del “Obamacare”, el cual tendrá sus programas de más impactos hasta el 2014, a menos que logren deshacerse de él.
Ryan también planea ejercer un gasto por menos del 16 por ciento que el plan actual de la Casa Blanca en los programas de “seguridad de ingreso”, que otorga desde vales alimenticios hasta asistencia para encontrar casa.
A este rubro destinaría 4.8 billones de dólares, y Obama, 5.7 billones.
Otros rubros donde se destinaría menos dinero serían: 6 por ciento en ciencia general, espacial y tecnología básica, 33 por ciento menos en educación, empleo y servicios sociales.
En transportación se destinaría 25 por ciento menos, lo cual tiene implicaciones difíciles de imaginar que David Kendall, experto en presupuesto, ayuda a conceptualizar.
Con el recorte en el prespuesto de transportación habría menos control de tráfico aéreo, el cual ya es criticado. Esto causaría 3,092 cancelaciones de vuelo más, y 68 mil 683 retrasos al año, esto causaría que 151 mil 503 personas más esperen en las puertas de embarque y 3 millones 365 mil 685 llegue tarde a sus obligaciones.
¿De dónde no vendrán los recortes?
La crítica más fuerte, y probablemente compartida por los ciudadanos, es el presupuesto a la defensa nacional.
En este momento se destinan 775 mil millones de dólares a la defensa nacional, casi el doble que se tenía en 1961 (400 mil millones de dólares, ajustados por inflación).
Pero ahora, en palabras de Stockman: “(…) no se tiene un enemigo del estado que sea industrialmente avanzado”.
En los planes de Ryan no se pretende cortar el gasto para el ejército, pero sí el de algunos programas que pretenden ayudar a aliviar la pobreza.