En los últimos seis meses, el precio del barril de petróleo se redujo en más de un 30 por ciento.
La situación ha presionado a los principales países productores de petróleo cuyas economías dependen de manera importante de la venta de crudo en los mercados internacionales.
Es por eso que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reunió para discutir la posibilidad de reducir sus niveles de producción para presionar el precio a la alza.
Sin embargo, a diferencia de otras crisis energéticas, la OPEP se encuentra dividida y ayer sus miembros decidieron mantener la producción estable.
La decisión provocó la más fuerte caída del crudo en un solo día en más de dos años. El precio del petróleo Brent, que se usa como principal referencia en las transacciones, llegó a los 72.58 dólares el barril, su peor nivel desde el 2010.
Por su parte, el West Texas Intermediate (WTI) se cotizó en los 69.05 dólares el barril. Si se toma en cuenta que, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el WTI mantiene en promedio un valor superior a la mezcla mexicana de 5.8 dólares, el barril nacional rondó ayer los 63 dólares.
¿Y las finanzas públicas?
Los ingresos petroleros representan para el Gobierno de México la tercera parte de sus ingresos públicos.
Cualquier modificación en el precio de la mezcla mexicana puede desestabilizar las finanzas públicas. El presupuesto de ingresos y egresos para el próximo año se realizó tomando en cuenta un precio promedio de 79 dólares por barril de petróleo.
La tendencia indica que los estimados oficiales no se cumplirán, pero la SHCP no se muestra preocupada porque contrató coberturas petroleras (una especie de seguro) para hacer frente a los caprichos del mercado.
Sin embargo, algunos analistas afirman que las coberturas de Hacienda no serán suficientes y que será necesario aumentar el déficit gubernamental para cumplir con el presupuesto.