Pemex insiste en la reconquista
En el conflicto empresarial entre Pemex y la petrolera española Repsol, la paraestatal mexicana ha dado de qué hablar recientemente, ya que al parecer alista su nuevo asalto para lograr cambiar la administración de Repsol, donde Pemex mantiene una participación accionaria de aproximadamente 9.34 por ciento.
Pero la pregunta permanece: ¿podrá Pemex lograr por fin lo que ha buscado, sin éxito, desde finales del 2011?
Rolando Hinojosahttps://www.youtube.com/watch?v=WPliodNfhMA
En el conflicto empresarial entre Pemex y la petrolera española Repsol, la paraestatal mexicana ha dado de qué hablar recientemente, ya que al parecer alista su nuevo asalto para lograr cambiar la administración de Repsol, donde Pemex mantiene una participación accionaria de aproximadamente 9.34 por ciento.
Pero la pregunta permanece: ¿podrá Pemex lograr por fin lo que ha buscado, sin éxito, desde finales del 2011?
El diario español El Confidencial reporta que Emilio Lozoya, director ejecutivo de Pemex, está buscando el apoyo de Juan Miguel Villar Mir, presidente y director ejecutivo de la constructora española OHL, para tomar la gestión de Repsol.
En esto contribuyen las excelentes relaciones que Villar Mir sostiene con los gobiernos tanto de México como de España, así como con Caixabank, el mayor accionista de Repsol.
Según se reporta, a Lozoya le interesaría que alguien cercano a Villar Mir ocupara próximamente un lugar en el consejo de administración, de 16 miembros, de Repsol.
Esto con el fin de darle mayor peso a la influencia de Pemex, para poder así lograr los cambios que la paraestatal mexicana busca.
Al mismo tiempo, los medios españoles especulan que Pemex corteja la influencia del gobierno español mediante una inversión, aprobada la semana pasada, de 600 millones de euros para la construcción de dos buques hotel.
El contrato, otorgado a dos astilleros españoles, cumple un compromiso establecido entre la subsidiaria Pemex Exploración y Producción y José Manuel Soria, ministro de Industria de España.
A cambio, se esperaría que el gobierno del presidente Mariano Rajoy le facilite a Pemex los cambios que busca en la administración de Repsol.
El objetivo de Pemex sería, según Lozoya ha planteado a Repsol, dividir a la empresa en dos partes, enfocadas respectivamente a la exploración y producción y a la refinación y comercialización.
Debido al potencial de desarrollar proyectos de explotación en conjunto en el Golfo de México que aprovechen la tecnología especializada de Repsol, el mayor interés de Pemex está por supuesto en la división de exploración y producción.
De paso, Pemex buscaría la destitución de Antonio Brufau, quien actualmente se desempeña como presidente del consejo administrativo y director ejecutivo de Repsol.
Pemex lograría así lo que en el pasado ha sido un objetivo frustrado en su participación en Repsol. Si las cosas salen de acuerdo a lo planeado, Pemex espera lograr sus planes en Repsol antes de abril, cuando se realizará la primera visita oficial del presidente Enrique Peña Nieto a España.
Socios incómodos
Sin embargo, ante los agresivos planes de Pemex para tomar el control, Repsol no se está quedando de brazos cruzados.
Se prevé que la empresa adelante su junta general de accionistas a finales de marzo, varios meses antes de lo habitual, para resolver la situación. De esta forma, Brufau buscaría designar un consejero delegado que esté de su lado en la administración de Repsol y con cuyo apoyo pueda aplacar la influencia de Pemex.
La relación entre Pemex y Repsol ha sido tensa desde que Pemex, que no solo es accionista sino además socio fundador de Repsol, conspiró con la constructora Sacyr-Vallehermoso para realizar cambios en la administración de la empresa española. Estos cambios incluían separar las funciones y reducir el poder de Antonio Brufau.
Adicionalmente, el rol que Pemex jugó en las negociaciones entre el gobierno de Argentina y Repsol para el acuerdo de compensación por la expropiación del 51 por ciento de la petrolera YPF que le pertenecía a Repsol también ha contribuido al deterioro en la relación entre ambas empresas.
Debido a la manera en que se dieron las negociaciones, la participación de Pemex fue percibida como desleal por parte de Repsol.
La tensión entre los directivos de Pemex y Brufau fue además subrayada en noviembre del 2013, cuando Pemex votó en contra de la actual administración de la empresa española. El resto de los grandes accionistas, sin embargo, le dio su apoyo a Brufau.
El acuerdo argentino
En todo esto los analistas no dejan de prestarle atención a la otra gran intriga en Repsol: el acuerdo de indemnización entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la empresa española.
Dicho acuerdo, que se aprobó en principio en noviembre del año pasado gracias a la intervención de Pemex, aún no logra concretarse.
En parte el problema está en la demanda, por parte de Repsol, de obtener garantías de pago debido a que el valor de los bonos argentinos que se le ofrecen como compensación es inferior al del mercado.
Por su parte, los argentinos ven esta demanda como una afrenta, ya que pone en duda el valor del papel comercial argentino.
Debido a este desacuerdo, se prevé que el acuerdo de indemnización se vaya concretando a través de febrero, aunque la reciente devaluación del peso argentino complica aún más el panorama y podría retrasar el cierre del acuerdo.
Para Pemex, que además tiene un interés por participar con YPF en la explotación del megayacimiento de petróleo y gas de Vaca Muerta en Argentina, resulta importante acelerar este proceso para poder gestionar efectivamente sus intereses estratégicos en el extranjero.