Pedalear hacia la formalidad

En un intento por mejorar sus condiciones laborales, los repartidores de plataformas food delivery quieren crear un sindicato que los ampare de violaciones a sus derechos, aunque la opción es atractiva aún se ve lejana
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
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“La Reforma Laboral facilita la creación de sindicatos”
Alfonso BouzasInvestigador de la UNAM

Alejandro trabaja como repartidor en Rappi, una plataforma de entregas a domicilio cuyo esquema le permite dedicarse a otras actividades. Sin embargo, se enfrenta al dilema de no contar con prestaciones laborales.

“Fue muy sencillo ingresar. Presenté mis documentos personales, acudí a una capacitación y me di de alta ante Hacienda”, relata el rappitender, quien prefiere no revelar su verdadero nombre.

La figura de rider, como también se le llama, experimenta un auge importante en México ante el crecimiento en el número de personas que ordenan alimentos desde estas plataformas conocidas como food delivery.

16.9
millones de dólares facturaron las plataformas de entrega de comida en 2017

Se espera que las aplicaciones de comida sumen más de un millón de usuarios al cierre de este año y lleguen a cuatro mil 750 millones hacia 2023, de acuerdo con estimaciones de Statista.

Asimismo, la consultora global proyecta que los ingresos de los jugadores que integran este sector tendrán un boom en el mediano plazo, para alcanzar una facturación de 207.7 millones de dólares en los próximos cinco años.

El esquema de esta clase de negocios ha logrado seducir a jóvenes que buscan sumarse a sus filas como asociados ante las ventajas que se obtienen al ser su propio jefe y sólo necesitar de una moto o bicicleta.

Algunos repartidores logran ganancias de hasta 8 mil pesos por una semana de trabajo

El rider Alejandro cuenta que comenzó a trabajar en Rappi atraído por esta idea, ya que no debe cumplir con un horario o un de terminado número de entregas y aunque estas características las considera una virtud, también reconoce que existe un lado menos amable en la plataforma

Por principio, el software que lo conecta con los clientes en ocasiones presenta errores que afectan sus ganancias. Un ejemplo de esto es que el pago correspondiente a sus servicios cae en cuentas de otros riders o, incluso, les cobran adeudos que no son válidos, mismos que tienen que reportar para que la empresa de origen colombiano realice las aclaraciones pertinentes.

Esta situación desencadenó una manifestación el pasado 29 de septiembre en las oficinas de la compañía ubicadas en la alcaldía Miguel Hidalgo, hecho que puso ante el ojo público las condiciones bajo las que operan las plataformas de food delivery en México.

Alejandro cuenta que en ese entonces hubo un intento para iniciar un paro laboral y formar un sindicato. Ante la idea, se realizaron reuniones a las que se sumaron riders de otras empresas del sector, entre ellas UberEats, y se crearon redes de trabajadores con el objetivo de que el futuro organismo sindical se convirtiera en un intermediario para resolver problemáticas entre ellos y las plataformas de entrega de comida que operan en territorio nacional.

Los repartidores que buscan sumarse a las plataformas deben registrarse ante el SAT como Pequeño Contribuyente

Aunque el tema ha prosperado poco, expertos consideran que es posible fundar una organización similar a la Asociación de Personal de Plataformas (APP), un sindicato que presentó su inscripción formal en octubre pasado en Argentina.

Alfonso Bouzas, investigador de temas laborales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), declara que en la actualidad con las reformas en la materia, registrar un sindicato es muy sencillo, pero los colaboradores de estas plataformas tienen una barrera: el autoempleo

“El desafío que enfrentan es establecer quién es su patrón. Tienen que realizar una acreditación”, dice el especialista de la máxima casa de estudios del país.

El dilema del pequeño empresario

Las personas que buscan sumarse a la fuerza repartidora de las diversas plataformas de entrega de comida a domicilio deben registrarse ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT) bajo el régimen de Pequeño Contribuyente, también conocido como Repecos.

Con esto, los repartidores operan bajo la figura de subempleados, es decir, son trabajadores que no cuentan con un contrato laboral ya que pertenecen al sector que ofrece servicios a terceros.

Rafael Alas Gutiérrez, experto en derecho laboral del bufete Alas y Asociados, comparte que las apps food delivery suman a sus colaboradores en estas condiciones bajo el estándar del autoempleo, en el que no existe un contrato ni la responsabilidad de ofrecer beneficios como acceso al sistema de salud o una pensión.

“El problema es que los jóvenes no tienen acceso a seguro médico ni otras prestaciones, hasta tienen menor posibilidad de acceder a un crédito bancario”, expone el fundador del despacho de abogados.

“Es importante que los interesados en formar una organización sindical cuenten con apoyo y asesoramiento legal que les facilite la elaboración de su acta constitutiva”
Rafael Alas GutiérrezEspecialista en derecho laboral

Los repartidores de estas plataformas pertenecen al 7 por ciento de los 55 millones 962 mil trabajadores subempleados que había en la República Mexicana hasta el tercer trimestre de este año, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

A pesar de que no existe un contrato entre las compañías y los repartidores, el abogado comparte que sí es posible probar la relación laboral que puede dar paso a la constitución sindical, aunque el proceso podría tardar hasta cinco años

Una vez que se acredite y determine a qué empresa prestan sus servicios, quienes desean formar un sindicato deben integrar un grupo de por lo menos 20 personas que, con asesoría legal, deberán presentar un acta constitutiva que deberá ser avalada ante un Notario.

Alejandro, rider en Rappi, reconoce que existen algunos vacíos en su relación con la compañía, como retrasos en pagos o la falta de un seguro que lo proteja de accidentes, el cual debe adquirir de forma personal o pagarlo a la organización por mil pesos al año, pero considera que el costo vale la pena ante la libertad que obtiene frente a otros empleos.

“Hace un año éramos menos repartidores, cada vez vamos aumentando y la aplicación también ha ido evolucionando y aunque de repente salgan algunos errores, me parece una buena opción para trabajar”.

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