Pánico en los mercados

Los mercados financieros están teniendo su peor inicio de año en décadas, y existen señales que advierten que las cosas aún podrían empeorar.

Tras tocar un máximo histórico en mayo del 2015, el índice global de precios accionarios recopilado por MSCI ha caído más de 19 por ciento, colocándolo en la orilla de la definición tradicional de un mercado bajista (un declive de 20 por ciento desde el pico más reciente).

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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el actual rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, el más bajo en un año; estos bonos han tenido su mejor inicio anual desde 1988, reflejando la aversión al riesgo de los inversionistas
"Parece razonable asumir que otro año de movimientos extremos en el dólar (hacia arriba) y en los precios del petróleo y commodities (hacia abajo) seguirá impulsando este circuito de realimentación negativa”
Jonathan StubbsEstratega de acciones globales y europeas de Citigroup
"(Existe) un ciclo vicioso y un circuito de realimentación, donde la pobre liquidez se está esparciendo, y los problemas de liquidez parecen estar convirtiéndose en problemas fundamentales”
Chris Flanagan y Mao DingAnalistas de Bank of America-Merrill Lynch
Los perdedores que están liderando esta precipitosa caída son las acciones de empresas productoras de materias primas, como las del sector energético, y las de los bancos

Los mercados financieros están teniendo su peor inicio de año en décadas, y existen señales que advierten que las cosas aún podrían empeorar.

Tras tocar un máximo histórico en mayo del 2015, el índice global de precios accionarios recopilado por MSCI ha caído más de 19 por ciento, colocándolo en la orilla de la definición tradicional de un mercado bajista (un declive de 20 por ciento desde el pico más reciente).

Los perdedores que están liderando esta precipitosa caída son las acciones de empresas productoras de materias primas como el petróleo y los metales, cuyos productos se han depreciado fuertemente en el último año, y las de los bancos, que enfrentan riesgos debido a los préstamos de alto rendimiento que realizaron a empresas energéticas.

Bank of America-Merrill Lynch (BoA-ML) reporta que la caída accionaria se ha visto acompañada por un incremento en la volatilidad en los mercados, que se encuentra en su punto más alto desde el 2012.

Al mismo tiempo, el índice global de estrés financiero de BoA-ML, compuesto por indicadores de riesgo, demanda de coberturas, apetito de riesgo, y liquidez, entre otros, se encuentra en su punto más alto desde mediados del 2012.

Un mercado al que le está yendo bien en medio del pánico es el de activos refugio como los bonos gubernamentales estadounidenses, alemanes o japoneses. A medida que el miedo de los inversionistas empuja su aversión al riesgo hacia arriba, su dinero se ha volcado hacia inversiones percibidas como seguras.

“Es casi como un pánico. La huida hacia (activos de calidad) es exagerada”, dijo Hideo Shimomura, jefe de inversiones en fondos de la administradora de activos Mitsubishi UFJ Kokusai Asset Management, en entrevista con Bloomberg.

Pero exagerado o no, parece poco probable que el pánico desaparezca pronto de los mercados financieros. Analistas de Citigroup apuntaron recientemente que “el mundo parece estar atrapado en un espiral de la muerte de referencias circulares”.

Espiral mortal

“Parece que cuatro fenómenos interconectados están impulsando un circuito negativo de realimentación en la economía global y en los mercados financieros”, escribieron en un reporte analistas de Citi liderados por Jonathan Stubbs, estratega de acciones globales y europeas del banco.

Estos cuatro fenómenos son la persistente fortaleza del dólar, la caída en los precios de materias primas como el petróleo, flujos comerciales y capitales debilitados, y un declive en el crecimiento económico de los mercados emergentes como China, Brasil y Rusia.

“Parece razonable asumir que otro año de movimientos extremos en el dólar (hacia arriba) y en los precios del petróleo/commodities (hacia abajo) probablemente continuará impulsando este circuito negativo de realimentación” y complicando el escenario para las autoridades económicas en los mercados emergentes y desarrollados, según explica el reporte de Citi.

La persistencia, o empeoramiento, de estas circunstancias “llevaría al ‘armagedón petrolero’, una recesión global ‘significativa y sincronizada’, y un mercado bajista global, propiamente dicho, en las acciones”, agregan los expertos.

El lado positivo es que los pronósticos de Citi prevén un debilitamiento paulatino del dólar en 2016, y que los precios petroleros están tocando fondo. “El espiral mortal no está a favor del interés de nadie. El comportamiento racional, probablemente, prevalecerá”, escribió Stubbs.

Mercados secos

Para BoA-ML, una de las principales causas del estrés que enfrentan los mercados es la retirada de estímulo monetario que la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, emprendió desde el inicio del 2014.

Chris Flanagan, director del departamento hipotecario estadounidense de BoA-ML, y Mao Ding, estratega de activos respaldados por hipotecas en el mismo banco, ven una fuerte correlación entre el apretamiento monetario de la Fed y el estrés financiero, sobre todo en lo referente a liquidez en los mercados.

“La persistencia (en el estrés) sugiere que el deterioro de liquidez está en el centro, y podría ser el principal impulsor, del alza en el estrés financiero más amplio”, escribieron Flanagan y Mao en su reporte.

Los analistas ven a las restricciones impuestas por nuevas regulaciones y requisitos capitales, junto con las ventas masivas de activos desatadas por el colapso en los precios de las materias primas, como las culpables de la evaporación de liquidez.

“La combinación de estos dos factores ha llevado a un ciclo vicioso y un circuito de realimentación, donde la pobre liquidez se está esparciendo y los problemas de liquidez parecen estar convirtiéndose en problemas fundamentales”, explicaron los expertos.

Sin recortes de producción que balanceen el mercado petrolero o una coordinación de política económica que impulse la liquidez, se prevé que la volatilidad continúe aumentando en 2016 “de forma inevitable” en lugar de reducirse. 

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