México se bebió toda su cerveza. Cada vez que las personas acuden a la tienda o al supermercado se encuentran con refrigeradores vacíos, debido a que las plantas productoras suspendieron sus actividades al no ser consideradas prioritarias en la emergencia.
Más allá de la molestia entre los consumidores por la sequía, la industria se enfrenta a una gran amenaza, ya que el país es el cuarto productor y el primer exportador de cerveza a nivel mundial, de acuerdo con cifras oficiales.
La industria nacional está expuesta a perder mercado ante las cervezas importadas porque son de las pocas que aún se venden en las tiendas y supermercados
El impacto de la suspensión no solo será para las grandes empresas, como AnheuserBusch InBev (Grupo Modelo) y Heineken (Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma), la medida tendrá daños colaterales en las ventas de los productores artesanales independientes y en las tienditas, debido a que en esta cadena de valor 800 mil tenderos y abarroteros obtienen cerca del 40 por ciento de sus ingresos con dicho producto.
La pausa del mes y medio que hasta ahora contabiliza el sector ha provocado que el producto nacional pierda terreno en los establecimientos donde se comercializa, pues en donde se llega a encontrar esta es de importación, la cual, muchas veces, es de menor calidad.
Marco Antonio Mascarúa, presidente de Cerveceros de México, asegura que la industria está lista para reanudar operaciones a partir del 1 de junio porque las pérdidas son incuantificables e insiste en la urgencia de que el gobierno debe considerar a esta actividad como prioritaria, como ocurrió en otros países.
40
“El que la industria cervecera haya cerrado es una excepción a nivel mundial, porque solo cuatro o cinco países fueron los únicos que lo hicieron, entonces francamente sí nos tomó con algo de sorpresa”, dice Mascarúa.
Hacia el futuro la mayor preocupación es que los hábitos de consumo entre los mexicanos son muy sensibles, entonces si no encuentran el producto que normalmente compran empezarán a adquirir de otras marcas.
De acuerdo con Cerveceros de México, al año se consumen en el país más de 71 millones de hectolitros de la bebida.
Sabor amargo para la cerveza
El negocio cervecero no solo está en la producción y venta, para que la cadena productiva pueda burbujear necesita de la cebada, un segmento que no se ha visto tan golpeado por la pandemia, gracias a la implementación de diversas medidas.
Por principio porque el producto se vende bajo el esquema de agricultura por contrato, esto quiere decir que la venta ya estaba comprometida incluso antes de que comenzara la emergencia sanitaria y las cerveceras respetaron ese acuerdo.
Otro factor que ayudó a mitigar el impacto fue que a inicios de abril la Secretaría de Agricultura (Sader) declaró a la agroindustria de la cebada como actividad esencial para el país.
650 mil
Cifras de Sader revelan que México produce 845 mil 533 toneladas de cebada, lo que equivale al 0.9 por ciento de la producción mundial de este cereal.
En la cadena también están los cerveceros artesanales, quienes tienen concentrado el 99.9 por ciento de su distribución entre los gigantes Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, mientras que entre el 0.1 y el 0.3 por ciento realiza todo el proceso de manera independiente.
Al cierre de 2019, la cervecería promedio contaba con 12 empleados y vendió poco más de mil 100 hectolitros. No obstante, la resaca para estos productores comenzó desde marzo y se agudizó con el paso de las semanas.
Del total de las unidades económicas, alrededor de 96.8 por ciento detuvo sus operaciones completa o parcialmente dejando un saldo de 65 desempleados, de acuerdo con una encuesta elaborada por la Asociación Cervecera Mexicana (Acermex) entre el 13 de abril y el 5 de mayo, en más de 62 cervecerías mexicanas que en su conjunto representan aproximadamente 36 por ciento de la producción nacional independiente.
Desde el inicio de la crisis a la fecha estiman que al menos 180 personas en toda la industria artesanal perdieron su empleo y la cifra se puede triplicar de continuar el cierre.
Para Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), este segmento tiene mucho margen para crecer, incluso después de la cuarentena, pero aún se enfrenta a un gran problema: no es muy popular entre la población en general.
“Lamentablemente la cerveza artesanal no se vende en las tienditas de barrio, salvo en casos muy particulares, y en los lugares donde se encuentra no es muy solicitada porque a las personas no les gusta mucho el sabor, además de que es un poco más costosa, aunque no se puede dejar de lado que es una industria con mucho potencial”.
