En la antesala de la decisión sobre el siguiente director de la Organización Mundial del Comercio, puesto que disputaban el mexicano Herminio Blanco Mendoza y el brasileño Roberto Azevedo, se alza el debate sobre la trascendencia actual del organismo.
Tras más de una década de debates inconclusos, y al observar la creciente tendencia de que naciones decidan trabajar por fuera de la organización, el nombramiento del siguiente director de la OMC buscará revivir la relevancia de la organización como un moderador efectivo de la liberación comercial.
Gran parte de lo que limitó el alcance de la OMC es la incapacidad de moderar un acuerdo comercial entre naciones desarrolladas y aquellas en vías de desarrollo. Y ante los reportes que indican que Azevedo ganó la dirección, se deja ver la presión por la que pase el organismo.
Los dos propósitos explícitos de la OMC son formar un forum para las negociaciones multilaterales y proveer un mecanismo para la resolución de disputas. En este sentido, el primer propósito ha fracasado en efectuarse, al pasar ya cerca de cinco años sin una ronda de debate formal; y su mecanismo de resolución ha sido criticado por su ineficiencia e inefectividad.
En los últimos años, debido a que no se ha podido llegar a una conclusión universal tras la ronda de Doha y subsecuentes debates, diversos países han buscado crear vínculos bilaterales y multilaterales que sobrepasan la autoridad de la OMC para supervisar y regular tales acuerdos.
El avance de las negociaciones del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica entre países de Asia y Oceanía, además de Norte y Sudamérica, plantea una crítica sobre si la OMC ha perdido relevancia en sus propósitos y poder en su funcionalidad.
Además, se han propuesto negociaciones bilaterales entre la Unión Europea y Estados Unidos, lo cual ha presionado en gran parte la preocupación sobre el verdadero alcance de la OMC como mediador de comercio internacional.
En las siguientes negociaciones, postuladas a reanudarse este año en Bali, Indonesia, se buscará hacer un renovado intento por recobrar la relevancia de la OMC con su poder de convenio y como moderador en busca de la liberación de barreras comerciales entre países de diferente nivel de desarrollo.
El fracaso en Doha
Gran parte de la crítica sobre el alcance actual de la OMC se base en el fracaso de darle una conclusión significativa a los debates empezados en la Ronda de Doha en el 2001.
Hace más de 10 años se buscó hacer una ronda de negociación enfocada en naciones en desarrollo en Qatar, con la idea de alcanzar un consenso para reducir las barreras comerciales e incentivar el comercio internacional.
La discusión se basó entre las diferencias estructurales de las intenciones de países en desarrollo y desarrolladas. Al buscar impulsar a que todos los países abrieran sus mercados agrícolas y manufactureras de forma equitativa, las negociaciones se tornaron inefectivas al diferenciar a naciones con posibles costos mayores, mientras que los beneficios no serían equitativos.
Después de la ronda de Doha se buscó avanzar la agenda de desarrollo en Cancún, México (2003); Hong Kong (2005); París, Francia (2005); Potsdam, Alemania (2007); y Ginebra, Suiza (2004, 2006, 2008). Desde el 2008, no se ha podido reactivar las pláticas.
Ante la situación de inmovilidad, el saliente director de la OMC, Pascal Lamy, advirtió de las consecuencias que resultan al descartar diez años de trabajo multilateral.
¿Azevedo podrá salvarla?
El siguiente director de la OMC, Roberto Azevedo, ha trabajado como embajador de Brasil ante la organización desde el 2008, y presume tener el conocimiento suficiente para asegurar el progreso de las negociaciones en Bali.
Azevedo ha aclarado que, mientras que las pláticas de Bali no se tendrán hasta diciembre del presente año, se deben de establecer las premisas para avanzar la conversación que se ha estancado por cerca de 15 años.
En particular, el nuevo director ha propuesto que el sistema de comercio multilateral debe trabajar para todos los países, de modo que ningún país pequeño se quede fuera de un tratado de libre comercio internacional. Este factor es el que marcaría la relevancia de la OMC sobre tratados comerciales multilaterales.
¿Se podrá alcanzar una resolución en Bali, o se habrá vuelto obsoleta la OMC?
El ganador dará pelea
Por Eduardo Flores
¿Quién es Roberto Azevedo?
El nuevo dirigente de la OMC es un diplomático de carrera, que tiene amplia experiencia en organismos internacionales como el que ahora dirigirá.
El brasileño argumentó en las últimas rondas que la OMC necesita a un líder que logre cambios “desde adentro”, contraria a la posición de su contrincante, que previo a la nominación se desempeñaba en un despacho privado.
Azevedo aparentemente ganó por el apoyo de los países en vías de desarrollo, que se convencieron más por su experiencia negociando tratados en la organización. En una entrevista para el diario The Guardian, el diplomático aseguró que “el multilateralismo está en su ADN”, por lo que sería el mejor candidato para el trabajo.
Ha estado 25 años en las relaciones internacionales y en años previos fue el negociador principal del país sudamericano ante disputas de comercio; desde el 2008 es embajador de este país en el organismo.
Azevedo también representa a Brasil en otras organizaciones económicas, como la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, el Consejo de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas y la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
