Ojo a balanza comercial por superávit entre México y EU
Estados Unidos advierte que el intercambio de bienes con México ha alcanzado un superávit “histórico”, mismo que podría no revertirse en el corto plazo
María Fernanda NavarroEstados Unidos, el socio comercial más importante de México, tiene puesta su atención en la “desventaja” por superávit en la balanza de las exportaciones e importaciones entre ambos países.
Este superávit comercial, que alcanzó más de 131 mil millones de dólares en 2020 y no se registraba desde 1987, ocurre ante la “relativamente fuerte” demanda externa de Estados Unidos frente al colapso de la demanda interna mexicana por los efectos económicos de la pandemia y la austeridad fiscal, advierte el reporte semestral Macroeconomic and Foreign Exchange Policies of Major Trading Partners of the United States, elaborado por el Departamento del Tesoro de ese país.
El informe señala que el superávit del intercambio comercial de bienes de México con Estados Unidos en 2020 fue 11 por ciento más elevado que en 2019 y el segundo más alto después de China con 311 mil millones de dolares.
El gobierno de Joe Biden espera que una vez que la pandemia aminore y la economía mexicana se normalice, la demanda interna del país se recupere y con ello las importaciones de bienes y servicios estadounidenses. Sin embargo, señala que con un clima de inversión deteriorado y los mercados laborales afectados, el desbalance comercial se mantendrá por un plazo largo.
Por ejemplo, el programa de infraestructura conocido como The American Jobs Plan que se presentó en abril de este año con el objetivo de “generar millones de empleos de buena calidad”, señala la necesidad de fortalecer las cadenas de suministro de productos críticos y producir “en casa” las tecnologías y los bienes que respondan a los desafíos presentes.
Incluso este plan señala la intención de Biden de invertir 50 mil millones de dólares para crear una nueva oficina en el Departamento de Comercio dedicada a monitorear la capacidad industrial nacional y financiar inversiones para apoyar la producción de bienes críticos.
Durante una reunión virtual celebrada entre Joe Biden con Andrés Manuel López Obrador el 1 de marzo de 2021, ambos mandatarios reconocieron la importancia estratégica de su relación comercial así como la contribución de los migrantes a la economía.
Pero existen diferencias perceptibles en las agendas comerciales de sus países y en el caso de Estados Unidos, el acento se encuentra en el desarrollo del sector energético.
De hecho, el reporte del Departamento del Tesoro menciona que las empresas estatales “deficitarias” mexicanas agotan los recursos públicos y margina la inversión en energía renovable.
“En la medida en que las exportaciones netas de energía de los Estados Unidos a México puedan disminuir como resultado del objetivo de política de México de una mayor independencia de los combustibles fósiles, el superávit comercial de México con los Estados Unidos puede aumentar”, detalla el documento.
El intercambio comercial de insumos energéticos en 2019 alcanzó un monto total de 13 mil millones de dólares, de las exportaciones de México al país vecino, en tanto que las importaciones ascendieron a 34 mil millones de dólares, según cálculos de US Energy Information Administration.
El plan de Biden en materia energética, presentado durante su campaña, advierte que se invertirán 400 mil millones de dólares en un periodo de 10 años para impulsar las energías limpias e innovaciones en el sector.
Las medidas incluyen el establecimiento de “agresivos” límites de contaminación por metano que se generan como parte de la operación de gas y petróleo, el desarrollo de nuevos estándares en vehículos ligeros cero emisiones, así como la prohibición de nuevos arrendamientos de petróleo y gas en zonas públicas.
En contraste, el gobierno de la Cuarta Transformación se mantiene firme ante la disminución de la dependencia energética con Estados Unidos e incluso delimita la participación en el mercado energético mexicano a las empresas extranjeras.
Ejemplo de ello son las iniciativas de reforma como la de la Ley de Hidrocarburos, que integra sanciones más severas a las empresas privadas que incumplan con las disposiciones de la ley en materia de calidad y medición de los hidrocarburos; y la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que prioriza el despacho de las centrales eléctricas de la CFE.