La inseguridad alimentaria escala en América Latina y el Caribe (ALC) al grado que el costo económico de no erradicar el hambre será mayor que la inversión en las soluciones, por lo que urge implementar financiamientos que faciliten el acceso a esa necesidad básica.
La malnutrición es uno de los mayores retos que enfrenta la región, por lo que se ha tratado de amortiguar la problemática que aqueja a las poblaciones vulnerables con propuestas de políticas y programas gubernamentales; sin embargo, éstas no contemplan presupuestos para costear todas las acciones, incluso, la pobreza extrema en ALC fue de 11.4 por ciento en 2023, significa que más de 70 millones de personas no contaron con ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, de acuerdo al informe “Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición”.
@FAOAmericas, @cepal_onu, @WFP_es E #IICA advierten que no erradicar el hambre y la malnutrición tiene un costo superior al de las soluciones.
🍅🥕Esto se detalla en el nuevo informe Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe. pic.twitter.com/Bl3gPk5jl4
— IICA (@IICAnoticias) May 4, 2024
En dicho documento, realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se calcula que el impacto de la inacción ante los problemas del hambre tienen un costo de 6.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de los 14 países de ALC, en contraste, el valor para cerrar la brecha de ingresos para que las personas tengan acceso a alimentos saludables equivale a 1.5 puntos porcentuales de la riqueza de dichas naciones.
Al respecto, Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, explica: “Alinear las políticas sociales, económicas, comerciales y los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe es fundamental, más aún cuando el gasto en alimentos representa el 22 por ciento del PIB regional”, lo que resulta, al menos, en una cantidad de 1.2 billones de dólares anuales.
En ese contexto, cabe señalar que los niveles de acceso a la alimentación básica en América Latina y el Caribe se encuentran 0.9 puntos porcentuales sobre las cifras reportadas en el año 2019, previo a la pandemia de COVID-19, por lo que en 2023 se reportó que 43.2 millones de personas han llegado a sufrir de hambre, de acuerdo al último estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023”.
También se detalla que de 2021 a 2022 la problemática de carencias relacionadas con la alimentación básica tuvo un impacto en por lo menos 247.8 millones de habitantes en ALC, quienes han experimentado algún grado de inseguridad alimentaria, de moderada a grave, lo que significa que estuvieron obligados a reducir la calidad o cantidad de comida que acostumbran consumir o se quedaron sin ésta, en algunos casos han tenido que pasar varios días sin comer.
La pobreza, el factor clave a combatir
Las naciones de ALC sufren el flagelo de la pobreza, que es la causa principal que alimenta el enorme problema del hambre, pues la razón de la malnutrición no derivan de la carencia de los alimentos sino de los recursos financieros para acceder a ellos, sobre todo en los sectores más vulnerables de la sociedad.
Ante ese panorama, el informe de la CEPAL y la FAO destaca la importancia de impulsar políticas y focalizar el gasto público para evitar que crezca la pobreza, sobre todo en las mujeres, la población indígena y las personas que viven en zonas rurales, donde se reportan los índices más altos en carencia alimentaria.
Por ello, Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), destaca que la falta de ingresos para acceder a una dieta saludable y nutritiva está entre las principales causas de inseguridad alimentaria en ALC: “La región tiene la dieta saludable más cara del mundo. Es inaceptable que la población vulnerable pague un costo tan alto por la desnutrición, cuando el continente produce suficiente alimento para alimentar a su población”.
Ignorar el hambre y la malnutrición en Latinoamérica es más costoso que garantizar la seguridad alimentaria
Ignorar el problema del hambre y malnutrición en América Latina y el Caribe puede acarrear costos más altos que garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a una mejor… pic.twitter.com/Xj6Wz8Ql16
— IMPULSO BAIRES (@impulsobaires) April 30, 2024
Lo anterior resulta porque en cuanto al costo y asequibilidad de una dieta saludable, el Caribe muestra un costo de 4.41 dólares diarios por persona, América del Sur con 3.82 dólares y Mesoamérica con 3.63 dólares, ello significa que 57 por ciento de la población del Caribe no pudo acceder a una dieta saludable debido a su alto costo, en Centroamérica, la cifra es de 22.2 puntos porcentuales, y en América del Sur, del 20.6 por ciento.
Asequibilidad en México, el gran pendiente
México no escapa de los problemas relacionados con la seguridad alimentaria, una parte de la población también vive la sombra del hambre, pues se calcula que en 2022 al menos 18.2 por ciento de los habitantes tuvo que sufrir algún tipo de carencia en relación al acceso a una alimentación nutritiva y de calidad, ello se traduce que 23.4 millones de personas, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
Por otro lado, el Índice Global de Seguridad Alimentaria 2022, detalla que de 113 naciones México ocupa la posición 43, además señala que “proporciona con éxito alimentos seguros y de calidad a su población, pero enfrenta desafíos para garantizar un suministro adecuado de éstos”.
Alinear políticas sociales, económicas y comerciales con objetivos de seguridad alimentaria y nutrición en América Latina y el Caribe es fundamental. El gasto en alimentos representa el 22% del PIB regional. @MLubetkinFAO de @FAOAmericas pic.twitter.com/NNSbSn3D5Q
— FAO México (@FAOMexico) April 29, 2024