¿Muerte del neoliberalismo?

El término se ha referido de manera constante desde que comenzó esta administración y aunque se puso en marcha su extinción, aún no queda claro cómo se logrará derribar más allá de las palabras

Bastó un dicho presidencial para decretar el fin del periodo neoliberal. Sin embargo, la realidad es que, al menos por ahora, analistas coinciden en que esa consigna es una realidad solo en el papel, pues los hechos dejan en claro que este modelo aún está lejos de ser erradicado en México.

Antonio Estudillo, académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), opina que, pese a que el país vive un cambio de paradigma, aún no se sabe con claridad el rumbo que tomará el Gobierno federal en los próximos años para construir una agenda en materia económica.

“México vive un momento histórico, pero la política económica neoliberal no se ha acabado, es muy complicado ponerle fin a esta estructura que se ha fortalecido durante décadas solo por un decreto presidencial”, asegura el economista.

Desde su arribo a Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió sentar las bases de la era posneoliberal. La promesa se hizo oficial hace unos días cuando el mandatario aseguró que luego de 36 años se daría vuelta a la página con la creación del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

Para el jefe del Ejecutivo el distintivo del neoliberalismo es la corrupción, el influyentismo en negociaciones con empresas privadas y el saqueo de los ricos a los pobres

Sin embargo, en la teoría, la característica principal de esta escuela de pensamiento es que no hay impedimentos ni obstáculos para la libre movilidad de recursos financieros, humanos y de mercancías, y tampoco existen barreras para la inversión extranjera.

En los últimos años, el neoliberalismo en México permitió la creación de bloques comerciales sin necesidad de formar parte de un mismo territorio.

Fernando López, presidente nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), aseguró que algunas de las iniciativas impulsadas por el gobierno mexicano tienen un sesgo neoliberal, aunque se mezclan con una visión social.

Prueba de ello es que se respetarán los contratos que se firmaron en el marco de la Reforma Energética con empresas particulares, nacionales y extranjeras, y se construirá el Tren Maya.

“Invertir en este proyecto (el Tren Maya) tiene un corte de neoliberalismo y también tiene un fin social porque los mercados buscan que haya cierta congruencia con el modelo neoliberal para invertir”, explicó durante un encuentro con medios.

Brecha de desigualdad

Aún cuando en los últimos años se le ha dado una connotación negativa al neoliberalismo, el profesor de economía en el IPN coincide en que este esquema agudizó la situación de pobreza en México en las últimas décadas, pues propició la concentración de capital en pocas manos.

Además, destaca que el salario de los mexicanos se ubica como el más bajo entre los países que integran la Organización para la Cooperación y Crecimientos Económicos (OCDE). En promedio, un trabajador en el país percibe 4.6 dólares por día, monto que equivale a menos de la tercera parte del sueldo promedio que ganan los trabajadores del bloque y casi la sexta parte de los 29.8 dólares de los empleados en Islandia.

4
por ciento es la meta de crecimiento del PIB para este sexenio

Antonio Estudillo asegura que desde Palacio Nacional se deben empezar a concretar hechos sobre la ruta que se tomará y no quedarse en el terreno de las declaraciones.

“Si el Gobierno quiere construir un modelo posneoliberal debe crear condiciones que favorezcan a la clase trabajadora y que le exija más a quienes concentran los capitales, de lo contrario solo se preservará la estructura que se quiere erradicar”
Antonio EstudilloAcadémico del IPN

 

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