Motor averiado
En los últimos años la industria automotriz mexicana se ha convertido en una de las grandes historias de éxito del país, convirtiendo a México en el líder de este sector en Latinoamérica y en el lugar con la séptima mayor producción de autos en el mundo.
Cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) muestran que entre el 2010 y el 2015, la producción automotriz mexicana creció 50 por ciento; el año pasado la producción creció 5.6 por ciento, alcanzando un récord histórico.
En los últimos años la industria automotriz mexicana se ha convertido en una de las grandes historias de éxito del país, convirtiendo a México en el líder de este sector en Latinoamérica y en el lugar con la séptima mayor producción de autos en el mundo.
Cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) muestran que entre el 2010 y el 2015, la producción automotriz mexicana creció 50 por ciento; el año pasado la producción creció 5.6 por ciento, alcanzando un récord histórico.
México ha recibido casi 26 mil millones de dólares en inversiones para impulsar este boom, y el país ha aprovechado la vinculación comercial de este sector como un importante pilar de crecimiento económico.
Entre el 2006 y el 2014, la proporción que ocupan las exportaciones dentro de la economía mexicana creció 17.4 por ciento, alcanzando más del 32 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país. Casi el 80 por ciento de las exportaciones provienen de la manufactura, y casi 40 por ciento de las exportaciones manufactureras corresponden al sector automotriz, que también ha sido uno de los más dinámicos en los últimos años.
Pero ahora, tras seis años de éxito acelerado, la industria está mostrando señales preocupantes. La producción automotriz mexicana hila cuatro meses consecutivos en declive, su mayor periodo de caídas desde el 2009.
Entre las empresas que más han registrado caídas de producción se encuentran Fiat Chrysler, Mazda Motor y Volkswagen.
Para Carlos Capistrán, economista en jefe para México en Bank of America, “es una alerta amarilla para la economía mexicana porque las exportaciones automotrices representan alrededor de un cuarto de las exportaciones totales”, según indicó el experto en entrevista con Bloomberg.
Consumo desacelerado
Uno de los principales factores que explican la caída en la producción automotriz es el debilitamiento de la demanda norteamericana.
Aproximadamente cuatro de cada cinco vehículos producidos en México se exportan, y alrededor de la mitad de estas exportaciones son destinada a Estados Unidos, el principal socio comercial del país.
El consumo estadounidense de vehículos mexicanos se ha estancado, apenas creciendo 1.3 por ciento en mayo, mientras que el debilitamiento económico en el resto del mundo ha derribado las ventas.
Las exportaciones hacia el resto de Latinoamérica se desplomaron en más de 40 por ciento durante el mismo mes, mientras que las que se dirigen a Canadá cayeron en más de 18 por ciento.
“La caída se debe a la menor demanda en los mercados de Estados Unidos y Canadá, a donde exportamos la mitad de nuestra producción”, dijo David Hernández, vocero de Mazda, en entrevista con Bloomberg. “Tenemos un sistema de producción flexible que nos permite adaptarnos a los sube y bajas del mercado con relativa facilidad”, explicó Hernández.
Y aunque las ventas domésticas de autos en México también están rompiendo récords, su crecimiento no es suficiente para compensar la debilidad en el exterior.
Gasolina es factor
El abaratamiento de la gasolina, resultado de la caída de más de 50 por ciento que los precios petroleros sufrieron en los últimos dos años, es otro factor que, de forma contraintuitiva, afecta negativamente la producción automotriz de México.
El abaratamiento de la gasolina impulsa las compras de automóviles de forma general, pero el beneficio se concentra en particular en los vehículos de mayor tamaño y consumo de combustible.
En cambio, cuando la gasolina se encarece los consumidores tienden a preferir comprar vehículos más pequeños y eficientes.
México se especializa en producir vehículos de pequeño y mediano tamaño, por lo que el abaratamiento de combustible lo pone en aprietos.
“En el pasado, México producía un gran número de camionetas ligeras y ahora todas las inversiones se han realizado en autos compactos y subcompactos”, dijo Guido Vildozo, analista de la consultora IHS Automotive, en entrevista con Bloomberg, agregando que “la gasolina barata quiere decir que el consumidor se va a inclinar por un auto más grande”.
Sin embargo, a pesar de que esta desaceleración automotriz puede ser un problema para el crecimiento económico del 2016, algunos de los factores que la impulsan podrían resultar transitorios, por lo que la tendencia podría revertirse.
Es por esto que los pronósticos oficiales, que prevén un aumento de casi 50 por ciento en la producción automotriz de aquí al 2020, aún no deben ser descartados como descabellados o excesivamente optimistas.