Migrantes, un brazo económico invisibilizado y violentado

Las personas que salen de su país de origen para trabajar en otro, generalmente naciones de ingresos altos, generan impactos económicos positivos tanto para sus familiares como para los nativos de los países en los que trabajan
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Incrementan la productividad de los países en los que laboran y son un brazo fuerte para la economía de sus países de origen a los que envían remesas, pero los migrantes provenientes de países de bajos ingresos viven en constante discrimianción y diversos tipos de violencia.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) explica que entre los trabajadores inmigrantes aportan al mercado laboral un conjunto diverso de habilidades que aumentan la productividad e incluso esto deriva en un aumento del ingreso de los pobladores “nativos” de los países a los que llegan los migrantes.

Hasta 2019 se registraban 169 millones de trabajadores migrantes, 67 por ciento de los cuales residían en países de altos ingresos.

Además de los trabajadores migrantes, los refugiados también tienen contribuciones positivas para las economías en donde se asientan, aunque ello depende en gran medida de los ingresos equilibrados entre los países que tienen capacidad para acogerlos, señala el Reporte de Riesgos Globales 2022.

“Su capacidad de contribuir a menudo depende de si reciben apoyo para hacer frente a los efectos secundarios del desplazamiento, por ejemplo, asesoramiento para el estrés postraumático, que normalmente no se ofrece a los migrantes económicos. En cambio, millones de refugiados permanecen hacinados en campamentos al margen de la sociedad, a menudo en países del Sur Global que no tienen capacidad para absorberlos”, detalla el reporte.

Pero el reporte señala que las barreras para la movilidad de las personas están incrementando tanto para la migración “ordenada como desordenada”, lo que aumenta el riesgo de renunciar a vías potenciales para restaurar los medios de vida, cerrar las brechas laborales y de ingresos, así como mantener la inestabilidad política.

En contraste, el choque entre la inseguridad en los países de origen de los migrantes y las barreras migratorias en los países de destino van a exacerbar las tensiones dentro y entre los países que podría “conducir a medidas cada vez más desesperadas por parte de quienes se sienten obligados para moverse”.

Un ejemplo de este aumento en las barreras de movilidad es la región norte del continente americano.

De acuerdo con Amnistía Internacional, México y Estados Unidos sostienen políticas migratorias “restrictivas y crueles” que han ocasionado diversas tragedias como el incendio en la Estancia Provisional de Ciudad Juárez que se registró la madrugada del 28 de marzo y provocó la muerte de 38 migrantes, la mayoría de origen centroamericano y sudamericano.

El organismo señala que la estrategia de México que busca frenar la migración ha establecido facultades a la Guardia Nacional en materia migratoria y han militarizado las fronteras. Para 2022 se registró la reclusión de al menos 318 mil 660 personas en estaciones migratorias y se expulsaron a más de 106 mil.

La fuerza de las remesas

El impacto económico de los migrantes no se limita a los países en donde comúnmente se asientan para trabajar, sino también en sus países de origen por la cantidad de dinero que envían a sus familiares o conocidos.

Para 2020, los migrantes enviaron a sus países de origen aproximadamente 702 mil millones de dólares, de acuerdo con el World Migration Report 2022. Esta cifra puede que sea aún más amplia debido a que los datos recopilados no captan todos los flujos de remesas por canales informales.

Datos de WorldRemit señalan que una de cada nueve personas en el mundo depende del dinero que envían sus familiares o amigos que han migrado para trabajar en el extranjero.

Sin embargo, para 82 por ciento de los remitentes de remesas el costo de la vida incrementó durante 2022 y en el caso de 72 por ciento de los encuestados en Estados Unidos por WorldRemit, empresa global de pagos, se “han dedicado a un trabajo secundario”.

Este aumento en los costos de productos y servicios a nivel mundial durante 2022 provocaron que hasta 47 por ciento de los trabajadores en el extranjero se limitaran a envíar dinero únicamente a familiares inmediatos.

En el caso específico de México, durante 2022 llegaron 58 mil 497 millones de dólares al país, 13.4 por ciento más que las remesas enviadas durante el 2021, de acuerdo con datos del Banco de México (Banxico).  Se trata de un monto sin precedentes desde que Banxico lleva el registro de la entrada de estas divisas.

El World Migration Report 2022 señala que los países de altos ingresos son casi siempre la principal fuente de remesas internacionales, en 2020, por ejemplo, Estados Unidos fue el principal emisor con 68 mil millones de dólares.

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