Microempresas viven acechadas por la inseguridad
La creciente inseguridad en el país obligó a las microempresas a buscar alternativas para no quedar expuestas ante la violencia. Muchas de ellas, al verse imposibilitadas de defenderse e incluso de solventar cuotas, han optado por enrejar sus negocios o incluso cerrarlos
Viviana BranPara Alberto Basilio ‘La Esquinita’ significa todo. Recorrer el camino del emprendimiento y las microempresas en busca de ser su propio jefe fue la decisión que lo motivó a renunciar a su trabajo y a invertir todos sus ahorros para el establecimiento de su propia tienda de abarrotes.
Desde un principio todo se dio de la manera que esperaba, pues a pesar de tener poca variedad de productos se ganó la preferencia de los clientes; las ventas poco a poco fueron suficientes para comprar el doble de mercancía, y al mismo tiempo solventar las necesidades familiares.
El propietario del comercio recuerda que después de la buena racha no pasó mucho para que las malas noticias aparecieran, ya que antes de que ‘La Esquinita’ cumpliera su primer aniversario el negocio familiar fue víctima de dos asaltos y diversos robos hormiga, mismos que perjudicaron sus ingresos y los llenaron de incertidumbre y miedo.
“Para sentirnos más seguros tuvimos que cubrir el negocio con rejas, sin embargo, esto no garantizó nuestra seguridad. Somos muy vulnerables, nuestra vida realmente corre peligro, el tamaño del enrejado es suficiente para apuntar con una pistola y cuando eso pase no habrá hacia dónde correr”, detalla el dueño de la tienda de abarrotes.
En los últimos meses se ha incrementado la ola de inseguridad en el país afectando a nueve de cada 10 negocios. De los afectados, 49.1 por ciento son víctimas de asaltos; un 34.4 por ciento de extorsión, y 16.5 por ciento de cortinazos y robos hormiga, de acuerdo con la Canacope Servytur Ciudad de México.
El blanco principal de los delitos son los minisúpers, con 37.2 por ciento; las cremerías, en un 32.4 por ciento; en tanto que las jugueterías, con 32 por ciento; la electrónica por su parte concentra 26.5 por ciento de los incidentes; la perfumería alcanza 26.3 por ciento; abarrotes un 21.7 por ciento; farmacias, 21.6 por ciento, mientras que las ferreterías un 20.7 por ciento, materias primas un 17.6 por ciento, y papelerías, con 14.8 por ciento.
En 2018, el 83 por ciento de los negocios en pequeño realizó algún tipo de inversión para mejorar la seguridad de su negocio, familia, hogar o en su persona.
Alberto Basilio afirma que este problema de violencia en contra de los pequeños comercios podría combatirse si las patrullas que rondan las colonias no fueran corruptas e insiste en que algunos de los policías están coludidos con personas que cometen delitos.
“Ya no importa si es de día o de noche, a todas horas se siente el miedo. Yo temo por mi vida y también por no volver a ver a mi esposa y a mis hijos”, expresa.
Riesgos de comenzar en las microempresas
Los sueños de quienes desearon arrancar un nuevo negocio y ganar su propio dinero se han quedado a medias ante los problemas de inseguridad que aquejan al país.
Durante el primer trimestre de 2019, el 87.5 por ciento de los microempresarios sufrieron al menos una vez el acto delictivo; 10.5 por ciento lo vivió en dos ocasiones y 2 por ciento tres veces, revela el Estudio de Seguridad del Comercio de la Ciudad de México, realizado por Conacope Servytur.
Sobre los montos robados, en 39.8 por ciento de los comercios afectados se contabilizaron pérdidas, que van de los mil pesos a los cinco mil pesos (considerando efectivo y mercancía); en 26.5 por ciento de los casos se reportaron pérdidas menores a mil pesos; 13.1 por ciento ubicó sus pérdidas entre cinco mil y 10 mil pesos, y el 6.6 por ciento registró quebrantos superiores a los 10 mil pesos.
Al respecto, Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), asegura que esta situación se originó cuando el país estuvo a punto de entrar en una recesión técnica y la incertidumbre aún se mantiene por la desaceleración de la economía, que atraviesa un momento incierto.
“Cuando de plano ya no salen ganancias para los propios dueños y además tienen que pagar a los estafadores ahí es cuando deciden cerrar, pero esos son casos extremos. Este tipo de situaciones se ha dado en estados como Jalisco, Colima, Querétaro, Guanajuato, Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Michoacán y Guerrero.
Los dueños de los establecimientos al no contar con recursos suficientes para pagar sus gastos dejan de consumir otros productos, esto se vuelve una cadena que termina dejando al país sin la oportunidad de mover la economía y al estancarse, los precios se encarecen y menos tienen la oportunidad de acceder a productos de la canasta básica.
“Con horarios restringidos está claro que las ventas en toda la República Mexicana están muy peleadas, sobre todo porque en este momento hay necesidad de vender, pero poca posibilidad de comprar, aún así el comercio no se va a suicidar aunque los tiempos sean difíciles. Ellos siempre salen adelante porque si no pueden con una cosa buscarán otra”.