El país podría impulsar penalizaciones arancelarias a las exportaciones de origen estadounidense como respuesta a las amenazas de Donald Trump, aunque sería una medida que afecte a ambas naciones por la integración económica que han construido a lo largo del tiempo.
Una gran cantidad de bienes que forman parte del día a día en el consumo de los mexicanos podrán ser objetivo de una estrategia poco común para contrarrestar la postura comercial del equipo que próximamente dirigirá a la economía más grande del mundo.
Ramsés Gutiérrez, CFA SVP/Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México, comentó a Reporte Índigo que México podría imponer aranceles a la industria automotriz debido a que es un sector sensible para Estados Unidos.
Gutiérrez explicó que la ventaja de México estaría en imponer aranceles focalizados debido a que existen grupos de presión en Estados Unidos y con ello podrían influenciar a Donald Trump sobre la política arancelaria.
“No somos prioridad para Estados Unidos porque su principal guerra comercial es contra China. ¿Qué tanto tiempo quieres dedicar a estarte peleando con México cuando técnicamente te da más de lo que te quita?”
En este sentido, Luis Gonzalí, CFA VP/Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México, mencionó que para jugar la guerra de aranceles hay que ser inteligentes.
“Estados Unidos puede decir que un 25 por ciento a todo, nosotros no necesitamos poner un 25 por ciento a todo. Si ponemos aranceles con objetivos en sectores que tienen un grupo de presión importante, buscarán a Trump”.
El estratega agregó que Donald Trump no puede ser tan agresivo con la imposición de aranceles de 25 por ciento porque impactaría al mercado.
“El indicador que Donald Trump sigue es el Standard and Poor’s (S&P) (…) Muchas de las empresas que están en el S&P son empresas transnacionales. Los aranceles les pueden afectar aunque haya baja de impuestos”.
Imponer aranceles es una mala idea para ambos países
Que un país impulse la imposición de aranceles con su principal socio comercial resulta una estrategia poco efectiva tanto para la nación que la lleva a cabo, como para quien se penaliza, principalmente por la vinculación económica de los actores.
Alejandro Saldaña, economista en jefe del grupo financiero BX+, destacó en entrevista que plantear una postura arancelaria binacional pone en juego la estabilidad de variables como el tipo de cambio si tales medidas son de corto plazo y podrían reconsiderar por completo la relación que se ha consolidado a través del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, si resultan de largo plazo.
“Hablar de una guerra comercial abierta en donde un país pone aranceles y otro los replica puede generar inflación en ambas economías, también puede desalentar la inversión o detener la integración económica que tiene la región y que data desde hace décadas”, expuso Saldaña.
Por su parte, José Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) consideró que el contexto económico de ambas naciones, marcado por el bajo crecimiento, resultaría en una disminución considerable de las expectativas sobre el Producto Interno Bruto, particularmente para México.
“Para que los aranceles que México impusiera a Estados Unidos tuvieran un efecto significativo tendrían que ser en aquellos sectores que resulten estratégicos para esa economía; sin embargo, es ahí donde se encuentra la gran relación que tienen ambas naciones, porque empresas automotrices, de telecomunicaciones, electrónicas y hasta del calzado consumen principalmente los bienes que se sancionarían y son los que el país necesita para echar a andar el aparato productivo nacional”, sostuvo.
Al momento, ambas naciones cuentan con menores previsiones de crecimiento para el próximo año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, no han logrado llevar las presiones inflacionarias que les afectan a los rangos considerados objetivo por sus bancos centrales y buscan distanciarse de la gran potencia emergente: China.