¿México en bancarrota?
Aunque los niveles de la deuda pública van en aumento y las proyecciones de crecimiento económico para el próximo gobierno no son alentadoras, la amenaza de una desestabilización para México se ve lejana en el horizonte
Mara Echeverría y Nayeli MezaExisten síntomas, pero no los suficientes como para asegurar que una nueva crisis se avecina. Para que esto ocurriera, especialistas consideran en que las finanzas públicas de México deberían estar en números rojos y el gobierno se enfrentaría a la incapacidad del pago de la deuda.
El tema sobre si el país está en la quiebra cobró relevancia con las recientes declaraciones del presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
“El país lleva 30 años en bancarrota, desde que se está aplicando la política neoliberal”, declaró el político tabasqueño durante el primer evento de su gira de agradecimiento en Nayarit el pasado 16 de septiembre.
Al respecto, Raymundo Tenorio, analista económico del Tecnológico de Monterrey, explica que la quiebra financiera significa insolvencia para pagar deudas, más no es la ausencia de dinero.
“Al nuevo gobierno se le está heredando un problema de deuda, pero no de quiebra. Una posible bancarrota en el próximo sexenio no es viable”, asegura el analista.
A pesar de que los niveles de la deuda han crecido 25 por ciento en la actual administración, Tenorio considera que los mexicanos están lejos de vivir una crisis similar a la de 1994 o 2008, gracias a que las instituciones financieras han evolucionado con el paso de los años y son pilares de la fortaleza económica mexicana.
Uno de los motivos por los que México no dejará de cumplir con el pago de sus préstamos es por la recaudación fiscal, recursos que también se destinarán a los programas sociales que se ejecutarán en el gobierno del morenista.
No obstante, el académico proyecta que esto no significa que habrá un alza de impuestos, pues aún existe un amplio margen para incrementar el número de la base de contribuyentes en el país.
“Es necesario promover un programa de comunicación efectivo que les haga saber a los que se encuentran dentro de la informalidad que existen muchos incentivos por parte de la autoridad fiscal”, manifiesta el analista.
Deuda, el foco rojo
La deuda neta del país como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) nacional fue de 46.2 por ciento al cierre del año pasado, según cifras divulgadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En tanto que en el segundo trimestre de este año, la deuda neta del sector público ascendió a más de 10 billones.
La agencia calificadora HR Ratings prevé que para finales de 2018 el nivel disminuirá a 44.7 por ciento en la relación de esta ecuación, ya que existe un compromiso político de mantener políticas fiscales y monetarias prudentes.
Pero, no todo serán buenas noticias. Analistas encuestados por el Banco de México (Banxico) redujeron las expectativas de crecimiento económico para este año a 2.14 por ciento, desde el nivel de 2.28 por ciento contemplado anteriormente.
Los analistas consultados por el banco central también proyectan que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicará en 4.47 por ciento al cierre de 2018, desde una estimación previa de 4.25 por ciento.
Arturo Argente, director de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey, campus Toluca, considera que la situación económica con que la actual administración entrega al país no es tan mala comparada con otros periodos presidenciales.
Asimismo, destaca el manejo que Banxico ha tenido con la inflación, sobre todo, al tomar en cuenta que el poder adquisitivo de los mexicanos ha caído 10 por ciento en el presente gobierno.
“La inflación se ha mantenido en un dígito y eso es un éxito para la política monetaria. El próximo gobierno sólo debe tener cuidado con el manejo de la deuda y la capacidad de mantener una estabilidad política, económica y social para incentivar las inversiones”, afirma el directivo.
Por su parte, Ángel Méndez, catedrático de la Escuela de Negocios de la Universidad La Salle, manifiesta que la economía nacional ha vivido diversas crisis, unas más críticas que otras, pero eso no significa que el Gobierno federal no esté en condiciones para enfrentarlas.
Sin embargo, advierte que el discurso de López Obrador podría causar incertidumbre entre los inversionistas nacionales y extranjeros, y si estos retiran su capital se frenaría la generación de empleos.
“Desde hace años, México enfrenta severos problemas relacionados con la pobreza, desempleo y bajos salarios, todos estos son síntomas de una mala administración, pero eso no implica que el país no pueda hacerse cargo de pagar sus obligaciones.
Del Efecto Tequila a AMLO
Diciembre de 1994 es una fecha que muchos mexicanos prefieren olvidar. Durante el último mes de ese año, se suscitó una crisis económica conocida como el Error de diciembre, que fue ocasionada por la falta de reservas internacionales y el fortalecimiento de una moneda extranjera, situación que provocó que el gobierno mexicano realizara una devaluación ordenada del 15 por ciento al peso respecto al dólar.
En consecuencia, muchas mercancías de origen estadounidense subieron de precio y la deuda con otros países se incrementó, ya que estaban negociadas en billetes verdes.
El Efecto Tequila, como también se le nombró a la crisis al contagiar a algunas economías latinoamericanas, provocó que durante 1995 el Producto Interno Bruto (PIB) nacional se contrajera 6.2 por ciento y los trabajadores mexicanos perdieran 20 por ciento de su poder adquisitivo.
Para aminorar el problema, la administración del entonces presidente Ernesto Zedillo aceptó un crédito que la Casa Blanca le ofreció a México por un valor de 20 mil millones de dólares y otros 32 mil millones en un paquete internacional. Aunque esto ayudó a mejorar la economía mexicana, el nivel de la deuda externa se incrementó.
A más de 20 años de distancia, José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), considera que tanto gobierno como empresarios aprendieron de los errores en la política económica y monetaria del pasado, aunque, reconoce, la actual estabilidad macroeconómica aún es frágil.
“No podemos comparar el contexto de esa época con lo que estamos viviendo en este momento. Pero, tampoco podemos decir que hoy México está exento de una nueva crisis económica”, asegura De la Cruz.
El mayor reto
A finales de agosto pasado, Andrés Manuel López Obrador aseguró que en su presidencia se pondrá fin a un modelo que se aplicó por más de 30 años y que no ha rendido frutos: el neoliberalismo.
Frente a esto, Leticia Armenta, investigadora en economía del Tecnológico de Monterrey, considera que el mayor reto al que se enfrentará el presidente electo será a la implementación de una nueva estructura económica.
Pero, la especialista hace énfasis en que ésta debe encontrar la fórmula para hacer que México logre un crecimiento superior al 5 por ciento anual y que sea sostenible más allá de su gobierno.
“AMLO debe poner en marcha un plan que fortalezca el mercado interno y las empresas mexicanas, pero que al mismo tiempo también promueva la competitividad del país”