México, 
el hijo obediente

Por casi tres años México hizo su tarea al ser uno de los pocos países en el G20 en cumplir con los requerimientos de regulación financiera más recientes.

Acordados por gobiernos y reguladores tras la traumática crisis del 2009, los acuerdos de Basilea III entraron en vigor el primer día de este año en México.

Se trata del tercer acuerdo acordado en Basilea, Suiza, desde 1988, con el fin de regular lo que se conoce en términos financieros como requerimientos de capital y liquidez, además de otros apartados.

Eduardo Flores Eduardo Flores Publicado el
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países esperan implementar Basilea III en el 2013

Por casi tres años México hizo su tarea al ser uno de los pocos países en el G20 en cumplir con los requerimientos de regulación financiera más recientes.

Acordados por gobiernos y reguladores tras la traumática crisis del 2009, los acuerdos de Basilea III entraron en vigor el primer día de este año en México.

Se trata del tercer acuerdo acordado en Basilea, Suiza, desde 1988, con el fin de regular lo que se conoce en términos financieros como requerimientos de capital y liquidez, además de otros apartados.

En palabras coloquiales los requerimientos de capital son una especie de colchón de emergencia que los bancos deben tener para hacer frente al riesgo de prestar dinero.

Previo a Basilea I, los niveles generalmente no eran regulados por los gobiernos, por lo que mientras avanzaba la consolidación financiera, estos caían con el paso del tiempo, poniendo en peligro a todo el sistema.

Una investigación de profesores de las Universidades de Tilburg y Emory,  encontró que de 1840 a 1992 el porcentaje de capital a activos que mantenían para emergencias los bancos en Estados Unidos, cayó de 24 a 7 por ciento.

El propósito de las regulaciones de Basilea fue poner un piso a ese apalancamiento, con el propósito de evitar que los bancos quebrasen fácilmente por su exposición a riesgos.

En la ronda previa de Basilea los bancos tenían que cumplir con un nivel de 2.5 por ciento de capital por sus activos, medidos en función de su riesgo. Con las nuevas regulaciones, este nivel se dispara a 7 por ciento.

En la práctica, un banco cuyos préstamos sean de mucho riesgo, tendrá que guardar mucho más que antes para alguna eventualidad.

Basilea III también impone una serie de pruebas de estrés de liquidez.

El propósito de ellas es garantizar que los bancos puedan pagar a sus depositantes su dinero, por al menos 30 días, bajo condiciones de estrés financiero.

Estas pruebas se hacen por complejos modelos matemáticos.

Otro de los problemas en la crisis financiera del 2009 era que los préstamos que los bancos tenían eran inmensos en proporción al tamaño de la institución.

Con estas nuevas regulaciones también se establecen límites e incentivos para que un banco preste menos, y se limite a personas o instituciones de menor  riesgo.

Los bancos, cada vez más apretados financieramente, se oponen ferozmente a las medidas.

En principio, un banco gana dinero por el nivel de apalancamiento que tiene, es decir, la cantidad de préstamos que tiene a tasas más altas de las que paga a depositantes.

Y si el riesgo es mayor, las tasas y las ganancias también.

Pero las regulaciones como Basilea III funcionan en la práctica como una pared a ganancias, que no se puede derrumbar.

Críticas desde dentro

Hace poco Citibank despidió a 11 mil empleados por una reestructura derivada de “costos regulatorios adicionales”.

Citibank no es uno de los bancos más prósperos, pero Basilea III si ha levantado ciertas críticas de personas que consideran las regulaciones como el beso de muerte a la industria financiera.

Personas dentro del mundo regulatorio, incluyendo un vicepresidente de la FDIC, el organismo que regula los depósitos bancarios en Estados Unidos, dicen que es muy complejo para cumplirse y difícil de monitorear.

Un reporte de la OCDE estima que la regulación costará entre 0.05 y 0.15 por ciento del crecimiento del PIB. 

Las críticas, y la severa situación económica, obligaron a la autoridad bancaria europea a anunciar que los bancos dentro del continente necesitan más tiempo.

En su último reporte estiman que se necesitan aproximadamente 338 mil millones de euros, adicionales, para cumplir con la ley.

Pero más que la cantidad, la calidad de las reservas, parece haber sido lo que persuadió a reguladores europeos y norteamericanos a dar más tiempo a los bancos.

Actualmente, muchos de los bancos europeos se aferran a la vida por una extraña combinación de inyecciones de liquidez y préstamos del Banco Central Europeo.

Y a pesar de ello, el crédito en Europa es escaso.

México adelante

Los bancos argumentaron con insistencia que los créditos serían todavía menos con la implementación de Basilea III.

Pero los activos en las instituciones financieras europeas no son bajos, sino de dudosa calidad.

Un cambio tan drástico como el que Basilea III obliga podría poner en peligro a muchos bancos europeos y requiere de miles de regulaciones adicionales que no se han escrito.

A pesar de que la Asociación de Bancos de México ha transmitido su deseo de ampararse por supuestas afectaciones a instituciones pequeñas, se puede decir que el sistema financiero nacional será por un tiempo uno de los mejor capitalizados del mundo.

¿Qué es Basilea III?

Puntos cortos sobre las nuevas reglas.

El marco regulatorio para Basilea III, implementado por el Banco de Pagos Internacionales, contempla tres grandes pilares regulatorios.

En el primer pilar –considerado como el más importante– se encuentran los requerimientos sobre capital.

El mínimo de patrimonio común que tendrán que acumular los bancos se aumentará de 2 a 4.5 por ciento.

Sumando a ese 4.5 por ciento, será obligatorio un colchón de 2.5 adicional de capital por los préstamos. El total sería de 7 por ciento.

Finalmente, las autoridades monetarias nacionales podrán imponer otro colchón obligatorio de hasta 0.25 por ciento, en el caso de que el crédito crezca a ritmos que pongan en peligro al sistema financiero.

El primer pilar también incluye una serie de pruebas y mediciones más exactas sobre el riesgo de los activos que comúnmente manejan grandes instituciones financieras.

En el pilar dos se encuentran las pruebas de estrés a los que los bancos tendrán que someterse.

Hay también una serie de medidas sobre compensación a ejecutivos y políticas de gobiernos corporativos.

El tercer pilar lidia con las formas en las que los bancos tendrán que reportar sus activos y su posición financiera a accionistas y reguladores.

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