La felicidad es el fin supremo de todo hombre, según Aristóteles, quien también decía que, para encontrarla, además de obrar bien, era necesario vivir bien. Tiene poco más de una década que en México el bienestar de la sociedad salió del rezago y comenzó a estudiarse para tomar la relevancia que ahora tiene.
Encontrar los factores que determinan qué tan feliz es una persona son interrogantes que diversos países en todo el mundo han intentado resolver a través de investigaciones con la finalidad de que sus gobiernos puedan crear políticas públicas más detalladas e inclusivas.
La economía del bienestar nació de los resultados que iban descubriendo, a través de ella intentan preservar el crecimiento económico, combatir la pobreza y el hambre, satisfacer las necesidades materiales y elevar los estándares de la vida en general para la población, es decir factores indirectos a la felicidad.
Ante el cuestionamiento, el mandatario sostuvo que su afirmación estaba apoyada en una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), por lo que confirmó que dichas cifras solo eran el resultado de lo que la gente a nivel nacional había dicho.
El promedio de satisfacción con la vida, en una escala de 0 a 10, reportado por la población adulta urbana se situó en 8.4, valor que estuvo por encima del 8.2 que se registró en enero de 2018, de acuerdo con el Indicador de Bienestar Autorreportado de la Población Urbana de enero 2019 realizado por el Inegi.
Entre las causas que estimulan la felicidad, las relaciones personales son el ámbito mejor valorado, con una calificación promedio de 8.8. En contraste, aspectos que tienen que ver con la esfera pública, como el país y la seguridad ciudadana, continúan siendo los ámbitos peor valorados, con promedios de 6.9 y 5.4.
Guillermo Barba, editor del boletín financiero Top Money Report, argumenta que si las encuestas de bienestar dicen que los mexicanos están felices no es gracias al gobierno mexicano, si no que lo son a pesar de las decisiones que se han tomado a través de los sexenios.
“La felicidad se mide en términos de percepción de cada persona, sobre su situación emocional en un tiempo determinado. Felicidad y bienestar son dos cosas distintas, el presidente está mezclando lo cualitativo con lo cuantitativo”, detalla el economista.
En búsqueda de la felicidad
Aunque no toda la felicidad está relacionada con el dinero, entre las variables que desencadenan dicha emoción se encuentran el ingreso y el consumo, de acuerdo con el estudio Influence of consumption in happiness
Los resultados de dicho documento muestran que existe una relación entre el consumo y los niveles de felicidad, pero asegura que no todos los rubros de gasto son significativos, por lo que la felicidad se puede explicar con lo que se asocia a la comodidad de las personas, como la adquisición de un hogar, un automóvil, electrodomésticos, ocio, recreación, entre otras cosas.
En México, 7.4 por ciento de la población vive en pobreza extrema, y los que tienen la oportunidad de tener un empleo promedio perciben un salario mínimo de 102 pesos, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Dichas condiciones son factores que repercuten en el estado de ánimo de las personas, ya que muchas al no conseguir lo que desean se ven frustrados ante los obstáculos de la vida cotidiana. Especialistas coinciden en que las carencias son los principales detonantes de la violencia y la inseguridad.
A pesar de la situación económica y social de los últimos meses, México ocupa el lugar 23 de entre 156 países en el ranking de las naciones más felices del mundo en el World Happiness Report 2019, que considera la percepción de las personas sobre su calidad de vida, y variables como sus expectativas para el futuro, la generosidad y como sobrellevan el tema de la corrupción.
Hoy, los países que presentan una mayor calidad de vida y cumplen con los estándares anteriores son Finlandia; Dinamarca; Noruega; Islandia; Países Bajos; Suiza; Suecia; Nueva Zelanda; Canadá, y Austria. Guillermo Barba comenta que la felicidad de las personas también está dentro del círculo económico cuando la sociedad mexicana está mal se refleja en la ausencia de crecimiento económico, la reducción en las oportunidades de empleo y poco consumo.
El especialista también insiste en que si no hay certidumbre a los inversionistas tanto nacionales como internacionales no subirán los ingresos del país y tampoco se crearán nuevos empleos, situación que ocasionará que la gente no tenga acceso a las cosas que quiere o necesita.
“Antes había un crecimiento más o menos estable, ahora está siendo nulo. La economía no va bien y no está mejor que antes, los índices de bienestar puede que hayan reflejado buenos números, pero la felicidad es otra cosa, nace de las experiencias de cada persona y no depende de las acciones que el gobierno implementa en el país”.