Mexican Moment toma vuelo
En el mundo se está hablando del “Momento Mexicano”.
Se dice que ha llegado el tiempo para que México despegue, y esto viene desde la imagen proyectada en The New York Times y The Economist.
La opinión de los editorialistas repercutió en los mercados financieros, y el mundo empezó a hablar del “Mexican Moment” o MeMo.
Indigonomics Staff
En el mundo se está hablando del “Momento Mexicano”.
Se dice que ha llegado el tiempo para que México despegue, y esto viene desde la imagen proyectada en The New York Times y The Economist.
La opinión de los editorialistas repercutió en los mercados financieros, y el mundo empezó a hablar del “Mexican Moment” o MeMo.
Aunque las cifras no desmienten que esto pudiera estar sucediendo, también se cuestiona que los escritores americanos pueden tener una realidad parcial, y no toda la “fotografía” mexicana para dar, además de una impresión, la certeza de que el camino hacia el “Momento Mexicano”, está cerca.
Aunque Thomas Friedman en su columna de The New York Times haya postulado que México, y no China, será la economía dominante en el siglo 21, la crítica apuntó a una realidad notablemente diferente.
Después de estar creciendo poco más de 2 por ciento anual entre el 2000 y el 2010, México inicia la presente década con un crecimiento cercano al 4 por ciento en el 2011 y 2012. La inversión extranjera aparenta tener tendencia a la alza, y el país tiene una clase media en expansión.
Las exportaciones de manufacturas mexicanas lideran a toda Latinoamérica y se han hecho constantes avances para facilitar la creación de negocios, según la medición del Banco Mundial.
Con la intención de seguir propagando el comercio internacional, se ha llegado a 44 acuerdos de libre comercio, más que cualquier otro país en los últimos dos años.
Según el Banco Mundial, la desigualdad en México ha disminuido un 6.3 por ciento en la última década.
El entusiasmo expresado en favor a México muestra una fuerte distinción contra la opinión del país presentada en los últimos años. Tras varios años donde la palabra “México” llevaba una connotación de crimen, narcotráfico o inseguridad, la perspectiva sobre el futuro del país parece atender a una esperanza optimista.
Al observar el ambiente internacional, es más sencillo entender por qué México es tan atractivo ante los ojos del mundo.
Mientras que las economías más avanzadas en Europa y Asia están envueltas en una etapa de estancamiento económico e incertidumbre política, en México se firmó el llamado “Pacto por México”, buscando impulsar la estrategia política del presidente Enrique Peña Nieto.
Además, una serie de reformas estructurales, como la energética, educativa, y fiscal, han sido prometidas para estimular el crecimiento eficiente del país.
Cuando otros países emergentes sufren períodos de alta inflación o una política monetaria carente de confianza, en México se ha percibido una disciplina en cuanto al manejo del Banco de México.
La compra de bonos gubernamentales alcanzó los 8.78 mil millones de dólares el año pasado, mostrando que el sistema financiero tiene confianza en las finanzas del país.
La inflación en México se ha percibido cercana al 3 por ciento y a la moneda nacional se ha apreciado a alrededor de 12.80 pesos por dólar, con estimaciones a que continúe la tendencia.
Aún así, abunda la crítica que desestima la promesa mexicana por una realidad mucho menos alentadora.
Thomas Friedman en su columna de The New York Times predijo a México por encima de China en un futuro cercano. Ahora habría que analizar si esto podría ser realidad.
La evidencia de corrupción gubernamental a diferentes niveles de la política, la existencia de industrias con control monopólico y el creciente problema de las precarias finanzas estatales, dificultan la imagen de que el país esté a punto de despegar.
Mientras que el Banco Mundial calcula que el 95 por ciento de la población mexicana se encuentra en la clase media o alta, la cifra oficial de pobreza del gobierno mexicano contabiliza a más del 40 por ciento de la población, en este rubro.
Además, la opinión positiva sobre México en otros países parece no ser compartida por los mexicanos en México. Según un estudio por la firma consultora Boston Consulting Group, el 66 por ciento sienten que la situación económica del país está entre regular y mala. Si el “Mexican Moment” es un mito o una realidad, la opinión internacional parece sentir la esperanza de que esta promesa se puede cumplir, pero, ¿será la realidad actual un impedimento para que se desarrolle un verdadero momento mexicano?
La promesa mexicana
Cuando se acuñó el término de “país emergente”, venía consigo una promesa de alto crecimiento y cambios socioeconómicos que transformarían a su región. Mientras que China, India y Brasil sí han cumplido con esa promesa, México no ha logrado el desempeño que supuestamente tiene el potencial de alcanzar.
En parte, la explicación sobre por qué el desempeño de México no ha sido tan impresionante como otros países emergentes, es la existencia de condiciones en su estructura económica las que ha limitado el avance del país.
En el 2012 el presidente Enrique Peña Nieto abrió la puerta a que, en sus primeros dos años de mandato, se vinieran las reformas que prometen un cambio drástico en el manejo del país.
En su estrategia, el presidente marcó lo que serían sus reformas prioritarias para reestructurar el país y alcanzar el potencial.
En principio denota lo que sería una reforma de las diferentes instituciones de salud y seguridad social en el país. Bajo esta promesa, se instituye la fusión del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y el Seguro Popular bajo un solo sistema de seguridad Social Universal.
Al crear un sistema eficiente para todo el país, se estima que las ganancias que se podrían dar equivalen a un aumento del 1 por ciento del PIB anual.
Al tener a todos estos institutos bajo un mismo sistema, se podrá hacer notablemente más eficiente la operación, y obtener notables ganancias por esta reforma. Aunque aparenta no estar directamente relacionada con el crecimiento económico del país, entre los ahorros presupuestales y la mejora en los sistemas, se estima que podría venir a impulsar el crecimiento del PIB anual por 1 por ciento.
A la par de esta misión se abrió la posibilidad para una reforma educativa que viniera a transformar el sistema educativo mexicano, que aunque tiene como presupuesto cerca de 5 por ciento del PIB, padece de ineficiencia en su manejo de recursos, y los resultados son bajos ante comparaciones internacionales.
Bajo esta segunda promesa muchos críticos desestimaron su convicción en que se pudiera dar en la realidad.
Pero, ante la captura de la expresidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Elba Esther Gordillo, por supuesto manejo de esquemas de lavado de dinero, la posibilidad de que se alcance una reforma educativa soñada se prevé optimista.
Como segunda promesa se marcó la necesidad de impulsar el potencial económico del país.
Bajo su estrategia se necesitaría una reforma laboral que aumentará la flexibilidad de los trabajadores sin infringir en sus derechos, a la par de una reforma fiscal para promover eficiencia en el sistema impositivo mexicano.
La prometida reforma laboral se efectuó al final del año pasado, y una reforma fiscal se apunta como viable para constituirse este año.
En otro ámbito el presidente Peña Nieto prometió la implementación de una reforma del sector energético, que incluya la posibilidad de inversión privada para desarrollar proyectos de exploración y producción de hidrocarburos.
Enfocándose también en el desarrollo de gas natural, además de la industria petrolera, se estima que promovería mayor inversión en los sectores de petróleo y electricidad para asegurar la satisfacción de la demanda energética nacional.
Estas reformas solo se podrían dar con la convicción de una administración, buscando una transformación integral, a la par del apoyo político en las cámaras de Diputados y Senadores.
Tal vez el llamado “MeMo” se adhiera a la combinación de estos dos factores en la administración de Peña Nieto, más que a un milagro mexicano.
Se estima que si las reformas energéticas, fiscales y de seguridad social se efectuaran, el país podría crecer cerca de un 5.5 por ciento anual para el 2015.
Inversión extranjera
El año 2012 significó un retroceso para la participación directa en México. Gran parte de esto se explica por la salida a bolsa de Santander México
En el primer artículo que publicó Friedman sobre cómo “México regresó al juego”, habla de cómo la inversión extranjera directa (IED) en Monterrey, ha llegado a niveles récord. Claramente tuvo que haber pensado que Monterrey no es una muestra representativa de lo que ocurre en el resto del país.
El año 2012 significó un retroceso para la inversión extranjera directa en nuestro país. Gran parte de esto se explica por la salida a bolsa de Santander México, lo cual implicó un cambio de casi 4 mil millones de dólares de inversión extranjera hacía inversión en cartera.
Sin embargo, aun sin contar la salida de este monto, la IED tuvo una baja importante. Sin contar la operación de Santander, la caída hubiera sido de 22 por ciento.
Es verdad que el panorama social está mejorando, la prensa internacional ya no es rapaz cuando se habla sobre México como antes. Pero alcanzar y superar los niveles de hace algunos años, sigue siendo un reto importante.
Finanzas estatales
A pesar de que se habla de la salud de la deuda federal, se tiene que estudiar también el peligro de lo que ha ocurrido con las deudas estatales en los últimos años. Según la Secretaría de Hacienda, durante el 2012 hubo un aumento de 11.26 por ciento en las 32 entidades federativas.
Lo más preocupante es que ya no solo son casos aislados como el endeudamiento estrepitoso de Coahuila, Nuevo León, o el Estado de México de hace algunos años. El estado que registró el mayor crecimiento de su deuda durante el año pasado fue Tabasco, con una tasa de 66.3 por ciento.
Esto traerá costos de largo plazo, ya que el dinero necesario para pagar la deuda reducirá proyectos de inversión y crecimiento. En el posible escenario que el gobierno federal rescate a los estados de sus deudas, el presupuesto federal se verá limitado.
Otro problema importante es el hecho de que no hay claridad en la información de las deudas estatales. La falta de transparencia sobre las deudas reales llevó a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a desarrollar una plataforma para exhibir las verdaderas cifras de deuda.
Educación
La educación debe contemplar un reto que planteó el escritor David Toscana en su columna que publica en The New York Times: a pesar de mayor cantidad de alumnos, no solamente hay pocos recursos, sino poco interés en enseñar habilidades básicas, como la lectura.
En su columna titulada “El país que dejó de leer”, Toscana relata una serie de entrevistas y pláticas con maestros y personajes de alto rango en el tema educativo.
El autor pinta una visión poco halagadora sobre las escuelas y los maestros mexicanos.
En una ocasión inclusive menciona que el secretario de Educación de Nuevo León en su tiempo, pensaba que no tenía sentido enseñar a niños a leer libros clásicos como “Don Quijote”.
Parte del “momento mexicano”, que muchos han aplaudido es la reciente reforma a la educación, y el hecho de que cada año se gradúan más ingenieros que en muchos otros países avanzados.
Pero esas cifras sin duda esconden los fenómenos de los que habla Toscana. Un pueblo que lee poco está produciendo solamente empleados, pues pocas veces enfrentan un reto intelectual.
En pocas palabras, producir ingenieros no puede ser la única medición de avance educativo en el país.
¿En qué se basa Friedman?
Desde que Thomas Friedman en su columna dijo que México podría ser una potencia económica en el Siglo 21, se ha vuelto viral la discusión sobre el estado de la economía mexicana.
A mucha gente le agradó ver una noticia positiva de México después de años de escuchar sobre la inseguridad y de que país casi cae en la categoría de Estado fallido. Sin embargo, el lado más escéptico de los lectores ha respondido con amplias críticas.
Las críticas varían desde hablar simplemente de cómo la realidad mexicana no es tan pintoresca como la plantea Friedman, hasta descalificar la manera en la que el autor fundamenta sus investigaciones.
Algunos analistas hablan de cómo Friedman generaliza nociones para países completos después de observar escenarios limitados.
En particular se ha criticado, por ejemplo, una visita que realizó a la India con el director ejecutivo de una de las compañías más importantes.
Después de pasar un tiempo en un campo de golf donde observó anuncios publicitarios de compañías transnacionales, escribió un libro de cómo el mundo es plano.
En verdad tiene algo de sentido su argumento de que el mundo está cada vez más interconectado. Sin embargo no agrega a su análisis todas las regiones en estado de pobreza extrema (que son mayoría) en la India.
Esto se puede observar en el caso más reciente, con la visita que tuvo el columnista al Tecnológico de Monterrey días antes de publicar su artículo diciendo que México regresó al juego.
Después de ver el centro de Biotecnología del Tecnológico y conocer a ciertos emprendedores con orientación también tecnológica, le bastó para decir que ahora más que nunca, México es una promesa. Esto ciertamente no significa una realidad en la mayor parte del país.
Por esto es necesario estudiar a fondo la situación económica. Si bien en algunos temas parece que México ha tenido avances, todavía queda mucho por hacer. En cuestión de desigualdad, de falta de competencia y muchos otros temas, seguimos rezagados.
A pesar de que el artículo puede traer buenas cosas para México, debido a que por un momento la prensa estuvo enfocándose en cómo el país estaba recuperándose, también se ha escrito de manera más exigente sobre el tema.
Los dos ejemplos claros son la respuesta del Financial Times después de que Banxico anunciara el recorte de la tasa de interés, con su artículo; “Mexico rate cuts: reality bites?” (Recortes en México: ¿realidad parcial?).
El otro es el artículo de Time donde se argumenta por qué el mundo debería bajar la emoción con México.