Hace una semana parecía que el mundo iba a acabar, pero de alguna manera los mercados han hecho mucho más que sobrevivir.
El lunes pasado los inversionistas amanecieron en pánico en una situación similar a la que sucedió en la crisis financiera global de 2008. Todo inició cuando el principal índice bursátil chino, el Shanghai Composite, perdió 8.5 por ciento de su valor (su mayor caída desde febrero del 2007).
La intranquilidad se contagió como un virus y una tras otra todas las bolsas del mundo comenzaron a registrar pérdidas importantes y el precio de commodities como el petróleo también perdieron valor.
Sin embargo, poco a poco lo mercado se comenzaron a recuperar y lograron cerrar la semana con relativas ganancias para iniciar este lunes con sentimiento de mayor optimismo. Gran parte de esta reacción positiva se debe a que las expectativas de que la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) eleve sus tasas de interés en septiembre se redujeron drásticamente.
Janet Yellen, presidenta de la Fed, se enfrenta a un panorama distinto para manejar su política monetaria con los mercados en una estado tan frágil Casi de inmediato, las autoridades monetarias estadounidenses cambiaron su discurso acerca del alza en septiembre.
Aún así, se espera que la Fed realice a más tardar diciembre su primer alza de tasas desde el 2006.
El recuento de los daños
Si bien los mercados no se enfrentan, todavía, una situación equiparable a la crisis financiera del 2008, la volatilidad cada vez hace más difícil el panorama a los inversionistas.
De acuerdo con Monex Casa de Bolsa, las predicciones para el cierre del año han disminuido debido a los últimos sucesos. Estima que el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores se ubique alrededor de los 45 mil puntos para el cierre del año en lugar de los 47 mil 300 puntos estimados previamente.
El cambio se debe principalmente a la caída de los precios petroleros (que en contra de todo pronóstico no se han recuperado), la debilidad del peso frente al dólar, menores expectativas de crecimiento global e incertidumbre a un eventual incremento de tasas por parte del banco de México y la Reserva Federal estadounidense.
La mayoría de analistas concuerdan en que actualmente el panorama económico es frágil. El problema es si esto es el inicio de una nueva crisis o simplemente una corrección temporal de los mercados.