En uno de esos extraños sucesos en la economía, las buenas noticias se han traducido en malas para quienes importan mercancías de Estados Unidos o tienen activos valuados en las monedas emergentes.
Desde hace ya algunas semanas, y particularmente el miércoles pasado con la conferencia de prensa del presidente de la Junta de Gobierno de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el tono frente a la recuperación de la economía estadounidense ha sido cada vez más optimista.
Tanto los indicadores de manufactura, que han crecido ya de manera sostenida durante más meses que en cualquier ocasión después de la Segunda Guerra Mundial, como los de confianza de consumidor, han avalado el optimismo sobre la recuperación económica.
Los precios de las casas también han incrementado más de lo esperado, un suceso importante en una economía con un sector tan grande de construcción como la estadounidense.
Pero un regreso a la normalidad previa a la crisis financiera del 2008 también implica un retiro y reposicionamiento de cantidades importantes de capital en todo el mundo.
Es decir, las buenas noticias en Estados Unidos han logrado que las inversiones financieras que huyeron del país tras las rondas de relajación cuantitativa y estímulos monetarios en busca de retornos más altos en países emergentes regresen a su destino de origen.
La repatriación de los fondos llevó a caídas importantes en el valor de las monedas de países emergentes el mismo miércoles y ayer.
En cuestión de una hora, mientras ocurría la conferencia de prensa, la moneda mexicana pasó de 12.83 a 13.20 pesos por dólar y cerró el día en 13.25, de acuerdo con la cotización reportada en Bloomberg.
La historia se repitió con el real brasileño que sumó 4 centavos, o una devaluación de casi 2 por ciento. El yen japonés se devaluó otro 1.5 por ciento y la rupia india otro 2 por ciento, llegando a su mínimo histórico de 60 rupias por dólar y propiciando una intervención del banco central de India.
Contagio generalizado
No solamente los mercados cambiarios sintieron la noticia.
El precio del oro mostró caídas importantes, ante la venta de los futuros en el metal amarillo en respuesta a lo que se consideraría como el inicio del fin de los estímulos monetarios de la Reserva Federal.
El jueves el metal llegó a su nivel más bajo en los últimos dos años y medio, al cotizarse por debajo de los mil 300 dólares la onza, hasta un 6 por ciento más barato que un en días previos al anuncio de Ben Bernanke.
La tasa de los bonos del Tesoro a 10 años, el instrumento considerado de menor riesgo en el mundo, pasó de 2.18 al 2.35 por ciento el miércoles, y continuaba a la alza el jueves, alcanzando hasta 2.43 por ciento.
Si bien la noticia de mejora económica es bienvenida por la mayoría de las personas en el largo plazo, resulta irónico que los mercados accionarios de todo el mundo también sufrieron, perdiendo en muchos casos más del uno por ciento en cada día.
En realidad las condiciones económicas todavía son lejos de ser estelares, pero en este caso una caída en los mercados accionarios paradójicamente habla de mejores tiempos en el futuro.
De acuerdo con una encuesta de Bloomberg, 44 por ciento de los economistas predicen que las compras de activos conocida como relajación cuantitativa será disminuida en la próxima junta en septiembre, lo que habla de una buena noticia en la economía real, pero todavía tiempos difíciles para los que mantenían acciones bursátiles.