Más influencia comercial de China en América Latina

La vinculación entre Latinoamérica y la segunda economía más grande del mundo se vuelve cada vez más fuerte, aunque dicha relación ha perpetuado la dependencia entre naciones en lugar de generar un beneficio sustancial para la región
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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La influencia comercial y económica del gigante asiático dentro de la región latinoamericana se encuentra en el punto más álgido del que se tenga registro, desplazando con ello a grandes potencias como la Unión Europea, y dentro de algunas naciones a Estados Unidos.

A la economía china le tomó dos décadas incrementar de 14 mil millones de dólares a 500 mil millones el intercambio comercial que sostiene con América Latina y el Caribe (ALC), cuestión que la ha convertido en el actor más relevante en materia de negocios para diversos países de la región, según el último informe sobre comercio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Sin embargo, el aumento del flujo comercial entre la primera economía de Asía y ALC ha establecido una relación enfocada en el suministro de materias primas por el lado de la región latinoamericana y la exportación de bienes manufactureros y tecnología por la parte china, de acuerdo con el análisis.

“Es ahí donde se genera la crítica a la cooperación china en la región, porque cuando los países latinoamericanos aceptan ese apoyo y la inversión que conlleva no se observa un proceso de transferencia tecnológica que beneficie a las economías receptoras, sino la prioridad de los intereses chinos, algo que también se ha señalado cuando Estados Unidos implementa su agenda de desarrollo conjunto”, explica José Martínez, coordinador del  Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).

Los efectos contradictorios de la influencia china que expone el coordinador del LACEN  se hacen visibles al comparar la exportación de materias primas latinoamericanas que tienen como destino la primera economía del continente asiático y que representan el 95 por ciento del total, en contraste con la recepción de tecnología baja, media y alta desde Asía, lo que ha generado una condición de estancamiento dentro de diversos sectores económicos de las naciones de ALC.

¿Cooperación china implica desarrollo para otros países?

La relación comercial que países como Panamá, Venezuela y Perú han establecido con China no se ha traducido en un desarrollo de sus actividades productivas, pues el enfoque de ese vínculo prioriza el suministro de bienes primarios e insumos estratégicos como los minerales, lo que perpetúa una estructura de dependencia.

“En términos absolutos, el intercambio comercial ha mostrado un extraordinario dinamismo, y el notable crecimiento de la economía china, especialmente entre 2000 y 2011, alimentó el ciclo de altos precios de las materias primas del que se benefició buena parte de la región. Sin embargo, la expansión del intercambio no ha estado acompañada de una diversificación de las exportaciones regionales, que hasta hoy siguen concentradas en un reducido número de productos básicos”, considera la CEPAL.

Incluso, las asimetrías económicas entre las naciones de ALC  y su gran socio comercial podrían acentuarse con el proceso de transición energética por que atraviesa el gigante asiático, la diversificación del bloque comercial conocido como BRICS con miembros de la región latinoamericana  y la disputa comercial que China vive con Estados Unidos.

México en medio de la disputa

La economía mexicana ha intensificado su relación con la nación comandada por Xi Jinping a pesar de la vinculación natural que tiene con Estados Unidos, cuestión que le impide profundizar vínculos económicos y comerciales con naciones que atenten contra los intereses del gigante norteamericano, explica Aníbal García, investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

“China tiene ya un papel fundamental en el plano comercial mexicano sin la necesidad de un tratado de libre comercio; mucho del flujo comercial de México va hacia la gran economía asiática y una gran parte de las importaciones que se realizan vienen de allá, una tendencia que va a seguir, sin embargo, lo que ha tomado más forma es la disputa por la región en sectores económicos que le importan a Estados Unidos y China, como los recursos minerales, por ejemplo”, señala García.

Al respecto, se espera que con la intensificación en la explotación del litio y el proceso de relocalización industrial que se vive en México se generen más oportunidades de inversión, y por ende, de disputa entre los intereses de las dos economías más grandes del mundo.

Por lo pronto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta  que la economía china crecerá 5.4 por ciento en este año, logrando recuperarse del freno producido por la pandemia, pero con previsiones menores para 2024 gracias a un panorama global marcado por la incertidumbre, lo que se prevé impacte también en ALC.

“Durante las últimas décadas, China ha superado a otras naciones con niveles similares de desarrollo, creciendo a más del ocho por ciento anual desde 2000, mejorando significativamente los niveles de vida y eliminando la pobreza extrema. Sin embargo, el crecimiento impulsado por el crédito de China en los últimos años estuvo acompañado de crecientes desequilibrios y crecientes vulnerabilidades”, advierte el FMI.

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