Durante las últimas horas, la bolsa de valores de Japón ha registrado su peor caída desde hace décadas. El Nikkei 225, el principal índice bursátil del mercado japonés, se desplomó y perdió 4451 puntos, cerrando con una baja de más del 12 por ciento. Este evento marca la peor caída desde 1987 y ha generado un efecto dominó en diversos mercados de Asia y otros continentes, comparándose con el “lunes negro”de aquel año, cuando los mercados globales colapsaron.
Como consecuencia de la caída en Japón, diversas industrias han sufrido las repercusiones, que además de las grandes tecnológicas, ha impactado al mercado de videojuegos, pues empresas como Sony, Nintendo y Capcom fueron impactadas significativamente.
Las grandes tecnológicas como Apple, Amazon, Microsoft y Google, también han experimentado una drástica disminución en sus capitalizaciones de mercado, aunque ya desde antes han tenido pérdidas, pues desde el inicio de 2022 hasta el 19 de mayo pasado, estas cinco compañías perdieron 2.7 billones de dólares en valor de mercado, según publicó The New York Times, lo cual representa una pérdida mayor que toda la economía de Brasil y México juntas.
La caída de las acciones afecta no solo a los inversionistas individuales, sino también a los fondos de pensiones y a los planes de ahorro que tienen una parte significativa de su portafolio en estas empresas, lo que genera una cadena de efectos negativos en la economía en general, dado que muchos fondos dependen del buen desempeño de estas acciones para garantizar retornos adecuados a sus clientes.
Hay varios factores que influyen en el espíritu actual de los inversionistas. El primero es la alta inflación, un fenómeno generalizado en el mundo occidental este año. En Estados Unidos, por ejemplo, el dato anual se ubicó en 8.6 por ciento en junio, el mayor de los últimos 40 años. La inflación trae incertidumbre, una mala palabra para los mercados.
Para tratar de frenar esto, los bancos centrales están aumentando las tasas de interés, una medida que encarece el dinero y con ello los créditos. En Washington, la Reserva Federal decidió incrementar las tasas y las señales que ha dado indican que seguirá haciéndolo, lo que afecta en mayor medida a las compañías que en los últimos años aprovecharon las bajísimas tasas de interés para inyectar billetes en ellas.
Impacto en empresas específicas
Apple: La caída del mercado ha reducido significativamente el valor de las acciones de Apple, lo que afecta su capitalización de mercado y, por ende, su capacidad para invertir en investigación y desarrollo. Apple podría verse obligada a retrasar el lanzamiento de nuevos productos o a reducir su inversión en tecnologías emergentes como la realidad aumentada y la inteligencia artificial.
Amazon: Este gigante ha visto una caída en sus acciones, lo que afecta su capacidad de expansión y su inversión en nuevas tecnologías. La reducción en el valor de mercado puede llevar a la empresa a reevaluar sus estrategias de crecimiento, como la expansión de su red de centros logísticos y la inversión en su división de computación en la nube, AWS.
Microsoft: La disminución en el valor de las acciones de Microsoft podría impactar sus planes de adquisiciones y fusiones, así como su inversión en proyectos de largo plazo como el desarrollo de la computación cuántica y la expansión de su plataforma de servicios en la nube, Azure.
Google (Alphabet): La caída del mercado también afecta a Alphabet, la empresa matriz de Google, lo que podría llevarla a una reducción en la inversión en proyectos innovadores como Waymo (su unidad de vehículos autónomos) y otras iniciativas de investigación y desarrollo que dependen de un flujo constante de capital.
Startups y empresas emergentes, también con impacto
El impacto en las startups y empresas emergentes es aún más pronunciado. Muchas de estas compañías dependen de rondas de financiamiento para sustentar sus operaciones y crecimiento. En un ambiente de mercado alcista, es común que los inversionistas estén dispuestos a asumir más riesgos y apostar por proyectos innovadores.
Sin embargo, en tiempos de caída de la bolsa, el apetito por el riesgo disminuye y los capitales se vuelven más selectivos, lo que puede derivar en una disminución en la cantidad de nuevas inversiones, forzando a las startups a reducir costos, despedir personal o incluso cerrar sus puertas.