Los retos del futuro Mr. President

Además de la presidencia de Estados Unidos por los próximos cuatro años, el ganador de las elecciones del próximo 6 de noviembre heredará un paquete de retos y conflictos nada envidiable.

Tras el segundo debate presidencial entre el candidato Mitt Romney y el presidente Barack Obama sostenido anoche, sus campañas deberán ir perfilando sus propuestas sobre temas álgidos.

Entre ellos está el dilema del presupuesto fiscal y buscar la manera de evitar que el país sufra una reducción automática de su déficit a costa de frenar su economía.

Jesús M. Badiola Jesús M. Badiola Publicado el
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Además de la presidencia de Estados Unidos por los próximos cuatro años, el ganador de las elecciones del próximo 6 de noviembre heredará un paquete de retos y conflictos nada envidiable.

Tras el segundo debate presidencial entre el candidato Mitt Romney y el presidente Barack Obama sostenido anoche, sus campañas deberán ir perfilando sus propuestas sobre temas álgidos.

Entre ellos está el dilema del presupuesto fiscal y buscar la manera de evitar que el país sufra una reducción automática de su déficit a costa de frenar su economía.

También está el gran problema de no poder incentivar la creación de nuevos empleos, además de lidiar con su deuda externa y las relaciones comerciales con China a mediano y largo plazo.

El país está inmerso en un sistema económico global lleno de incertidumbre, una comunidad política nacional polarizada y un fuerte cambio en la dinámica de los empleos estadounidense.

Evitando el precipicio

El futuro presidente está obligado a buscar un acuerdo para alzar el techo de deuda que pueda tener Estados Unidos.

El 31 de diciembre de este año se vence el tiempo límite para alcanzar dicho acuerdo.

Bajo los lineamientos del acuerdo pasado, si para esa fecha no se ha establecido una resolución para aumentar el techo de deuda, una lista de fuertes reducciones en gastos y aumentos en impuestos se efectuarán en automático con tal de reducir de forma notable el déficit fiscal.

La oficina de presupuesto del Congreso (CBO) estima que los efectos de estas medidas llevarían a Estados Unidos a recortar 560 mil millones de dólares de su déficit anual, pero enviarían al país de regreso a una recesión y a decrecer un .5 por ciento en todo el 2012.

Tales medidas aumentarán impuestos para la clase media, podrían desplomar el mercado financiero y ciertamente aumentaría el desempleo.

El tiempo apremia. Quien sea que gane las elecciones y aunque aún no haya sido jurado como presidente, tendrá que enfocar todo su poder político para lograr que republicanos y demócratas trabajen en conjunto en este tema, o enfrentar su primer año de presidencia envuelto en una nueva recesión.

¿Dónde están los empleos?

El tema central de esta campaña presidencial se ha enfocado en los empleos, tanto en cómo recuperar empleos perdidos durante la recesión, como también la forma de incentivar la creación de nuevos trabajos.

En la peor parte de la recesión se perdieron 8.8 millones de trabajos, de los cuales el sector privado ha regresado poco más de 4.1 millones.

Hoy en día, el 15 por ciento de la población económicamente activa está desempleada o en trabajos de medio tiempo.

Luego de tres programas de estímulo económico, que se esperaba incentivaran fuertemente a la economía, el efecto real ha sido ténue y lejos de lo esperado.

La falta de reacciones favorables duraderas de los programas de estímulo ha causado preocupación entre los forjadores de política laboral.

Aún más preocupante es la revolución que se está dando en la dinámica de los empleos.

Un estudio de la London School of Economics sobre la polarización de empleos señala que, debido a que nuevas tecnologías están sustituyendo a empleos de repetición constante o de manufacturación, los empleos actuales se enfocan en dos áreas.

De un lado se tiene a los empleos “encantadores”, aquellos que pagan importantes cantidades por la especialización, como el diseño de software o la consulta empresarial.

Por otro lado están los trabajos “pésimos”, que involucran fuerte mano de obra, como los recogedores de basura y trabajos de aseo, que aún no han podido ser sustituidos por máquinas.

El estudio muestra que los trabajos en medio de estos polos son los que están desapareciendo, siendo sustituidos por nuevas tecnologías.

Y son los tipos de trabajos que difícilmente regresan al recuperarse la economía tras una recesión.

Trabajos de manufactura repetitiva, manejo de información y servicio al cliente no-personal suelen desaparecer en tiempos de recesión económica al ser enviados a países con mano de obra más barata y con mayor productividad.

Ambos candidatos han discutido sobre sus políticas de incentivos fiscales o cortes presupuestarios para atraer empleos a Estados Unidos.

Pero, dadas las características de los trabajadores estadounidenses y las leyes laborales del país, no se concibe alguna política presupuestaria o de estímulo fiscal que incentive, por ejemplo, a que Apple manufacture sus productos dentro de Estados Unidos.

China en sus talones

En los últimos años se han publicado diferentes estimaciones que perfilan que China se convertirá en la economía más fuerte del mundo antes del 2020.

Aunque la potencia asiática está mostrando señales de desaceleramiento, la desventaja comercial que sostienen y la creciente deuda financiada por China se vuelven problemas cada vez más preocupantes para los políticos estadounidenses.

Si las tendencias se mantienen, el siguiente presidente de Estados Unidos podría ver a China quitarles el liderazgo económico en el mundo.

Además, se encuentran los drásticos conflictos en el Medio Oriente, relaciones deterioradas con Irán y el incierto futuro de Europa buscando salvar su unión monetaria.

De tal modo, quien salga victorioso de las próximas elecciones presidenciales tendrá que tener la suerte de su lado para terminar su presidencia con la frente en alto.

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