Los flujos más resistentes

Las remesas son una parte importante de nuestra economía, superan en cantidad a la inversión extranjera directa y proveen de sustento a miles de familias, en general las de menos recursos.

Más de 6 mil 400 millones de dólares ingresaron al país por este concepto en los últimos tres meses que el Banco de México tiene registro, 25 mil millones anuales.

Por lo tanto, variaciones en este ingreso pueden afectar sustancialmente al estado de la economía.

Eduardo Flores Eduardo Flores Publicado el
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15.5
Por ciento cayeron las remesas de EU a México tras la crisis de 2008
A pesar 
de condiciones adversas 
sin precedentes, 
en lugar de  disminuir 
los flujos 
que mandaban 
a sus países
de origen, o de retornar a ellos, 
los migrantes 
de todo el mundo optaron por reducir su propio consumo

Las remesas son una parte importante de nuestra economía, superan en cantidad a la inversión extranjera directa y proveen de sustento a miles de familias, en general las de menos recursos.

Más de 6 mil 400 millones de dólares ingresaron al país por este concepto en los últimos tres meses que el Banco de México tiene registro, 25 mil millones anuales.

Por lo tanto, variaciones en este ingreso pueden afectar sustancialmente al estado de la economía.

Hasta hace poco se sabía, según estudios y observaciones de datos, que las remesas eran contra cíclicas, es decir, que aumentaban a medida que la economía se contraía.

Esto porque los casos documentados eran crisis que sucedían en los países receptores. Si había una contracción fuerte en México, las remesas de los trabajadores en el norte incrementaban.

Sin embargo, para el caso contrario, en el que la recesión se iniciara en el norte, no había muchos ejemplos.

Desde luego, los académicos tenían una teoría: las remesas caerían fuertemente, pues los migrantes serían los primeros en perder su empleo y retornarían a su lugar de origen.

La recesión financiera del 2008 resultó una prueba a esa teoría.

Tiempos difíciles

El libro “Migración y Remesas durante la Crisis Financiera Global”, auspiciado por el Banco Mundial y escrito por 49 expertos en remesas y migración analizan lo que sucedió.

Los descubrimientos no desacreditan a la teoría totalmente, pero encuentran que los efectos no son tan dramáticos como se pensaba.

Es decir, los flujos por remesas son muy resistentes a las condiciones económicas, incluso más que la inversión directa o financiera.

Según datos del Banco de México, los paisanos vivieron meses difíciles en el norte.

Durante el 2009, tras la recesión financiera que sufrió la economía estadounidense, los salarios totales promedio de los trabajadores de origen mexicano cayeron 6.7 por ciento respecto al 2008.

Para aquellos que están ahí de forma ilegal, la caída fue todavía más: 11.2 por ciento.

Esto contrario al aumento de 5 por ciento para los ciudadanos legales.

Pero por si fuera poco, los trabajadores sin documentos ya ganaban mucho menos, un 40 por ciento menos, según algunas estimaciones.

Las caídas en ingresos reflejan condiciones laborales desfavorables para los indocumentados.

De todos los grupos de trabajadores, los indocumentados de origen mexicano fueron quienes más perdieron empleos en términos relativos, pues la tasa de desempleo se disparó, de 4.91 por ciento en el 2006 a 11.84 por ciento en el 2010, según el libro del Banco Mundial.

Los investigadores aclaran que esto se puede deber a diversas razones, una de ellas que los trabajadores indocumentados tienden a laborar en industrias que son más cíclicas, es decir sufren más con recesiones económicas, como es el caso de la construcción.

A pesar de condiciones adversas sin precedentes, el libro explica que en vez de disminuir los flujos que mandaban a sus países de origen, o de retornar a ellos, los migrantes de todo el mundo optaron por reducir su propio consumo.

Aun así las remesas de Estados Unidos a México cayeron durante el mismo periodo 15.5 por ciento, aunque solo 5 por ciento en todo el mundo, un efecto mucho menor al esperado por los académicos.

Además de ser ahorradores, los paisanos también son buenos inversionistas.

Recuperación 
dinámica a la vista

Estudios encuentran que los flujos de remesas son muy sensibles al tipo de cambio. Cuando el peso se deprecia frente al dólar, estos tienden a incrementar la cantidad de sus envíos. Esto significa que, gracias a que el dólar vale más en México, se pueden comprar más cosas.

Dilip Ratha, el economista encargado del equipo de migración y remesas del Banco Mundial, explica en su blog que se puede deber a que en esos momentos las familias aprovechan para hacer inversiones para el futuro, pues el costo del capital, ya sean máquinas o insumos, es menor en términos de dólares.

La buena noticia es que se espera una recuperación dinámica en los próximos meses. De enero a junio las remesas incrementaron en 5.99 por ciento.

De hecho, un indicador a seguir es el de casas nuevas en construcción, el llamado housing starts que se publica en Estados Unidos.

Según las investigaciones económicas en ese sentido, las remesas siguen de manera cercana al crecimiento de este indicador unos 4 meses después.

El ultimo dato para este indicador es de un crecimiento de 23.6 por ciento respecto a hace un año, según el Buró del Censo de Estados Unidos.

Pero quizás otro importante descubrimiento es que las remesas no se reducen a dólares y centavos, sino que a través de fronteras también se transfieren valores, herramientas, ideas y actitudes.

Estos son “potencialmente útiles para el crecimiento socioeconómico a largo plazo de los países en desarrollo”, dice el Banco Mundial.

Es decir, las remesas para México representan mucho más que ingresos resistentes a los tambaleos económicos mundiales, pueden ser las bases para un crecimiento sostenido en el futuro.

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