Lo bueno y lo malo de la autoconstrucción en México

Ante la falta de inmuebles para cubrir las necesidades de vivienda de los mexicanos, la autoconstrucción se convirtió en una alternativa, pero optar por este proceso puede desencadenarles no solo un mayor gasto, sino peligros ante los desastres naturales
Viviana Bran Viviana Bran Publicado el
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Atrás quedaron los tiempos en donde acceder a una vivienda propia era posible. Para muchos, la falta de recursos económicos, las malas prestaciones de ley o la ausencia de facilidades de crédito por parte del gobierno mexicano han sido los principales impedimentos para lograr la independencia patrimonial.

Ante los obstáculos para tener un techo donde dormir, millones de mexicanos no se esperaron a las opciones que les pudieran dar las autoridades, tomaron la iniciativa y se decidieron a utilizar todos los recursos económicos que tenían disponibles para construir de propia mano sus hogares.

La mayoría de las edificaciones que se cayeron durante el terremoto de 1985 y hace dos años fueron creadas a través de este tipo de construcción

En la actualidad, cerca de 70 por ciento de la población mexicana autoconstruye su vivienda, equivalentes a 60 millones de personas, que no tienen acceso a créditos o programas de vivienda como Infonavit o Fovissste.

Además, realizan sus proyectos sin el menor conocimiento de los requerimientos técnicos y financieros que se necesitan para habitar en un espacio seguro, de acuerdo con el Centro de Innovación para la Vivienda (CIV).

Muchas veces, la decisión de construir de esta manera recae en la idea de que el procedimiento será más económico, sin embargo, esto resulta en todo lo contrario, ya que al final la vivienda se encarece hasta en un 50 por ciento y 30 por ciento de lo invertido en materiales se desperdicia, debido a la falta de planeación en cómo serán las estructuras y el sistema de edificación.

La autoconstrucción de vivienda en México alcanza 64.1 por ciento, cifra que equivale a que seis de cada de 10 viviendas en México se construyeron sin la supervisión de algún arquitecto o ingeniero, según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal.

Orlando Saavedra, socio fundador de Consilio Arquitectos, asegura que la forma tradicional de pensar sigue rezagando a los profesionistas que se encuentran inmiscuidos en el sector de la construcción, porque a pesar de que todo ha cambiado y las formas de construir también la sociedad le sigue dando más confianza a los albañiles que a un arquitecto o ingeniero, ya que piensan que el precio que pagarán por sus servicios será más costoso.

“La realidad es que un arquitecto gana entre cinco y 10 por ciento más que un albañil. La mayoría de las edificaciones que se cayeron durante el terremoto de 1985 y el de hace dos años fueron autoconstrucciones, lo cual significa un gran riesgo para los hogares o edificios que aún persisten bajo este modelo”, detalla el arquitecto.

Autoconstrucción es un riesgo latente

Los tiempos han cambiado y el sector de la construcción también, lo que funcionó en el pasado no necesariamente funciona para el presente, ni mucho menos garantiza el futuro.

La forma de construir viviendas también evolucionó, a través de nuevos materiales, estructuras más resistentes, e incluso edificaciones que permiten generar resistencia ante los cambios climáticos que se han agravado en los últimos años.

La autoconstrucción no garantiza seguridad, pues hasta los empleados que colaboran en empresas con gran renombre y códigos de seguridad rigurosos, se enfrentan a múltiples accidentes durante las obras de construcción en las cuales han estado a punto de la muerte o amputación de alguna extremidad.

Para las personas que deciden emprender el proyecto de autoconstrucción de vivienda, los riesgos se incrementan, ya que los albañiles que los propietarios suelen contratar no cuentan con un seguro médico o seguro de vida que los proteja ante accidentes comunes.

Además, corren el riesgo de los pagos por adelantado, los cuales se dan a los trabajadores para que empiecen el trabajo y una vez otorgado ya no regresan, haciendo imposible la tarea de contactarlos al no estar registrados en ningún lado.

No obstante con lo anterior, los peligros de que la edificación quede mal se ponga en riesgo ante condiciones ambientales es muy alto, sobre todo en México que se encuentra entre los 15 países del mundo con mayor población expuesta a los desastres naturales, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Si México quiere mitigar los riesgos ante los desastres naturales tendrá que evaluar el estado de 64.1 por ciento de las viviendas del país, que se construyeron con base en la improvisación, de acuerdo con el Plan de Respuesta ante el Sismo en la Ciudad de México, de la empresa Miyamoto International

Hoy, las zonas que se vieron afectadas por los sismos, comprenden más de 50 por ciento del territorio nacional, los mayores peligros sísmicos se ubican en 12 estados con 151 localidades con más de 15 mil habitantes, que en total suman 36 millones de personas, revela una investigación de Nacionales Unidas: “Gestión de Riesgo de Desastres”.

Orlando Saavedra asegura que a pesar de que es más caro adquirir una vivienda a través de una institución pública o empresas privadas, a largo plazo mejor, ya que las normas de construcción dan garantía a las casas o departamentos que se vayan a comprar.

“La autoconstrucción no es un camino en la Ciudad de México, porque no está tan bien solventada, muchos inmuebles en la actualidad están dañados. Por un cinco o 10 por ciento más se pueden evitar muchos daños. Si no se quiere contratar a un profesional es aconsejable que al menos visite la construcción cada tres meses para ver cómo evoluciona el desarrollo del inmueble”.

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