— El tercer hijo
Lee nació en 1942, y es el tercer hijo de Lee Byung-chull, fundador de Samsung. En 1968 se unió a la empresa familiar, y en 1987, dos semanas después de la muerte de su padre, se convirtió en presidente del consejo administrativo. Además de su experiencia y liderazgo en la empresa, Lee Kun Hee fue elegido por encima de sus hermanos mayores porque ellos no estaban interesados en administrar el negocio familiar.
— Herencia oculta
En el 2007 se reveló que Lee mantenía ilegalmente miles de millones de dólares en acciones de Samsung bajo nombres de otras personas. Lee indicó que las acciones le habían sido heredadas por su padre, y después de pagar una penalización transfirió la propiedad de las acciones a su propio nombre. Esto lo convirtió en el mayor accionista de la aseguradora Samsung Life, una de las mayores empresas del conglomerado.
— Problemática sucesión
Debido a sus problemas de salud, que en el pasado han incluido cáncer de pulmón, muchos esperan que Lee pase el control de Samsung a su hijo, Lee Jae Yong, quien ha trabajado en la empresa desde 1991. Sin embargo, impuestos sobre la herencia que podrían alcanzar los 6 mil millones de dólares amenazan con reducir el control que la familia mantiene sobre las 74 compañías que componen el conglomerado.
— Pelea fraternal
Lee Kun Hee fue demandado en el 2012 por su hermano Lee Maeng Hee y su hermana Lee Sook Hee, junto con los hijos de otro de sus hermanos, argumentando que les correspondía parte de esta herencia oculta en acciones y buscando obtener un total de alrededor de 3.7 mil millones de dólares en acciones. Después de un prolongado y controversial conflicto legal, la corte le dio la victoria a Lee Kun Hee.
— Escándalo en Samsung
Los conflictos familiares no han sido los únicos escándalos que han manchado a Lee, pues en el 2008 el empresario admitió ser responsable de un fondo mantenido por Samsung para sobornar a políticos y jueces en Corea del Sur. Aunque las autoridades buscaron una pena de siete años de cárcel, Lee recibió una multa de 98 millones de dólares y una sentencia suspendida de tres años de prisión.