Leche mexicana, la falsa esperanza de la autosuficiencia
Los productores mexicanos de leche se encuentran en crisis debido al alto costo de los insumos por la inflación, el bajo precio que les paga Liconsa y a su preferencia de adquirir el producto importado a pesar de que es para uso animal
Rubén ZermeñoMientras las autoridades prometen impulsar al campo mexicano para lograr la tan anhelada autosuficiencia alimentaria, miles de cabezas de ganado productoras de leche fueron sacrificadas para que sus dueños, a través de la venta de su carne, pudieran obtener liquidez para alimentar a las demás vacas y sobrevivir ellos y sus familias.
Los orígenes de esta crisis para los productores lecheros son que el gobierno sigue importando millones de toneladas de leche en polvo descremada de Estados Unidos, el alto costo de los insumos de producción como maíz, soya, alfalfa, medicamentos y refacciones.
Otro de los factores es el bajo costo del producto, el cual tiene un rezago en México de seis meses al precio del mundo por lo que se vende alrededor del 15 por ciento menos de lo que debería costar y lo cual es utilizado por Liconsa para pagarle menos a los productores.
A mediados de 2019 Reporte Índigo publicó la investigación “Ivadidos y olvidados” en la que revelamos la amenaza de la leche en polvo estadounidense, que no es apta para consumo humano, y narramos cómo estaba poniendo en jaque a los productores nacionales.
A más de tres años de distancia y con una pandemia a cuestas, la situación para los productores lecheros mexicanos ha empeorado drásticamente.
La sentencia de muerte para los productores fue la alta inflación de los insumos de producción que se ubica en un promedio del 30 por ciento.
Del otro lado de la moneda, Liconsa, abasto social de leche, paga a los productores hasta 10 pesos por litro del líquido, un monto de alrededor del 10 por ciento debajo del costo de producción.
De acuerdo con Vicente Gómez Cobo, presidente de la Federación Mexicana de Lechería (Femeleche), el Gobierno federal debería de incrementar al menos 2.50 pesos por litro de leche para poder equiparar el precio de garantía al que se comprometió la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Debido al déficit en el precio, los productores han tenido que recurrir a lo que llaman canibalismo animal, es decir, vender una cabeza de ganado para pagar deudas, comprar alimento y poder mantener a las demás vacas.
La Femeleche reportó que este año los productores lecheros han tenido que sacrificar alrededor de 100 mil cabezas de ganado.
Pero debido a factores como el cambio climático y la inflación otros países exportadores como Estados Unidos y Nueva Zelanda han disminuido su producción hasta en un seis por ciento.
A pesar de este escenario, se prevé que este año se importen alrededor de 20 millones de toneladas de leche en polvo ya que mientras se produce en México alrededor de 12 mil millones de litros de leche anualmente, consumimos alrededor de 15 mil millones de litros.
El caso Liconsa
Gómez Cobo reconoce que muchos de los productores mexicanos dejaron de venderle a Liconsa cerca del 60 por ciento de lo que antes se les entregaba debido a que el precio de garantía es insuficiente.
“Este año, Liconsa recibió un presupuesto histórico de la Secretaría de Hacienda, de 3 mil 269 millones de pesos para subsidiar el precio de garantía de la compra de leche nacional, sin embargo, al no estar recibiendo la cantidad de leche necesaria, la paraestatal ha subejercido estos recursos y hoy se corre el riesgo de que este presupuesto disminuya significativamente para el 2023.
“Con menos inventario en el mercado mundial y un contexto tan poco favorable para el productor local, es claro que el país no sólo no alcanzará pronto la autosuficiencia alimentaria en leche, sino que no se está preparando para un futuro que podría estar marcado por la escasez de alimento”, revela.
El presidente de Femeleche ejemplifica que hace tres años para que una vaca pudiera costear su alimento tenía que producir alrededor de 16 litros diarios y con la situación actual debe de producir alrededor de 20 litros para poder permanecer en el establo.
Lo irónico es, que México compra en el extranjero la leche más cara de lo que costaría adquirirla aquí.
“Liconsa está pagando el precio internacional y en México no. Hay una diferencia del 15 al 20 por ciento lo cual va en contra de las finanzas públicas y de todos nosotros que pagamos impuestos.
“El tema de Liconsa es en parte administrativo ya que han tenido una serie de cambios importantes en todo su personal y cuando llega gente con poca experiencia, no es fácil entender el sector y por eso no se toman las decisiones con la prontitud que se requiere”, explica.
La solución parea productores mexicanos de leche
Para poder apoyar a los productores mexicanos y alcanzar en algún punto la autosuficiencia lechera, Gómez Cobo y Femeleche proponen a las autoridades que los productores asociados puedan mantener el régimen de confianza.
“Asociarte te genera un costo fiscal importante y estos productores no pueden acceder a la recuperación y a las devoluciones de impuestos por el costo administrativo que implica”, dice.
El otro punto que proponen es aplicar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a la leche en polvo descremada importada ya que distorsiona el valor del mercado.
“Existe una ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios que tiene como objetivo ordenar los productos que generan un problema de salud pública, que tienen algún riesgo sanitario o que generan alguna distorsión en la economía, se debe de aplicar el IEPS del 15 al 20 por ciento”, agrega.
El tercer punto que piden es aplicar las normas oficiales mexicanas a la leche en polvo descremada importada ya que mucho del producto que entra al país es para uso pecuario en sus lugares de origen.
Finalmente, Femeleche pide un programa para el fomento lechero con un presupuesto específico para que los productores mexicanos puedan competir a través de subsidios con sus pares internacionales.
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