La tormenta que viene

El apodo “Dr Doom” o “Dr Muerte” en español, no le podría quedar mejor a Nouriel Roubini, un economista de muy alto perfil que ha estado correcto en muchas ocasiones en cuanto a sus predicciones económicas.

Tal vez una de las más famosas fue sobre el debacle financiero que vivió el mundo en el 2008, aunque su escenario contemplaba peores circunstancias a las que vivimos.

Eduardo Flores Eduardo Flores Publicado el
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"Nubes financieras oscuras y altas se acercan en todo el mundo”
Nouriel RoubiniEconomista
Los tiempos turbios y la crisis financiera no se han ido por completo, como la tasa de desempleo en Estados Unidos puede atestiguar

El apodo “Dr Doom” o “Dr Muerte” en español, no le podría quedar mejor a Nouriel Roubini, un economista de muy alto perfil que ha estado correcto en muchas ocasiones en cuanto a sus predicciones económicas.

Tal vez una de las más famosas fue sobre el debacle financiero que vivió el mundo en el 2008, aunque su escenario contemplaba peores circunstancias a las que vivimos.

Y porque los tiempos turbios y la crisis financiera no se han ido por completo, como la tasa de desempleo en Estados Unidos puede atestiguar, Roubini sigue haciendo de las suyas desde su oficina en Nueva York.

Recientemente escribió en un influyente sitio de opinión económica sobre la “tormenta perfecta” que está por caer sobre la economía mundial.

Se trata de una serie de eventos que podrían suceder en poco tiempo y que pondrían en jaque a la economía mundial desde todas las perspectivas imaginables.

“Nubes financieras oscuras y altas se acercan en todo el mundo”, comenta Roubini.

Claro que Roubini no recibió ese apodo por ser optimista. Muchas variables de la tormenta que vaticina podrían simplemente no suceder, aunque la claridad de este economista es cada vez más convincente.

Mal clima europeo

El primer y más obvio riesgo para la economía mundial es la Eurozona, que amenaza con fragmentarse ante el peso de las presiones deficitarias bajo las que algunos de sus miembros sufren.

Todos conocemos esta historia relativamente bien: países como Grecia, que no pudieron controlar su gasto público bajo tiempos buenos, ven sus costos de financiamiento tan altos que necesitan un rescate financiero.

Compartir la moneda común con otros, como Alemania, significa que no pueden depreciarla y por lo tanto un rescate y una solución política resultan mucho más complicados.

España, por circunstancias diferentes, como un sistema bancario que comía de una burbuja que estalló y cuyas obligaciones a su población son inmensas, se unió recientemente al problema.

Pero las nubes no paran en Europa.

Enfriamiento de las economías

Estados Unidos también se encuentra con una serie de problemas que requerirán de mucho tiempo para sanearse.

Tras la crisis originada en el 2008 por una burbuja inmobiliaria, entre otras causas, la economía no ha despegado como muchos esperarían y la tasa de desempleo se encuentra tercamente por arriba del 8 por ciento.

Por si fuera poco, el déficit que ya estaba en niveles preocupantes por dos guerras y un recorte a la tasa impositiva, impide que el gobierno haga cualquier estímulo fiscal adicional.

Además, es un año electoral y es un tema que ha sido fuertemente discutido por los republicanos, quienes buscan quitarle el puesto a Obama.

El aterrizaje chino

China, la fábrica del mundo, también ha mostrado señales de debilitamiento, lo que podría perjudicar a muchos países emergentes.

Por ejemplo, Brasil y Chile, que dependen mucho de sus exportaciones de materias primas al gigante asiático, podrían verse en problemas por el enfriamiento de esa economía.

Las presiones inflacionarias y la baja demanda por sus productos ha provocado que los chinos planteen un aterrizaje suave, aunque eso siempre es más fácil dicho que hecho.

El riesgo en este sentido, según Roubini, es que el aterrizaje sea muy drástico, que la segunda economía más grande del mundo vea su crecimiento desplomarse y se lleve consigo a muchos otros países emergentes.

Además de Roubini, diversos economistas han apuntado al modelo chino como no sostenible, pues el consumo es muy bajo y los ahorros muy altos para un país de tales condiciones.

Calientan Medio Oriente

El último ingrediente de la tormenta perfecta sería una guerra en el Medio Oriente.

La frustración de los países occidentales con el programa nuclear de Irán, especialmente Israel, podría llevar a ataques aéreos.

El mundo se vería afectado por un alza repentina en el precio del petróleo, pues en Irán hay un importante corredor de éste combustible.

El colapso de la oferta y la subsecuente alza en los precios de esta materia prima  afectarían las ganancias de muchas empresas estadounidenses, y por su efecto inflacionario temporal, dejaría menos espacio de maniobra para llevar a cabo políticas monetarias expansivas.

Roubini señala algo más preocupante: los países tienen menos municiones que al inicio de la recesión en el 2008.

La tormenta perfecta depende de muchas circunstancias individuales sucediendo al mismo tiempo, pero de ocurrir, el mundo no parece estar preparado para enfrentarla.

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