La reciente cumbre del grupo conocido como BRICS+ dejó claro que su compleja alianza plantea una reconfiguración del mapa económico, comercial y geopolítico vigente ante un viejo orden mundial que no se prevé pueda sostener su continuidad.
En las últimas décadas, pocas reuniones de alto nivel generaron tanta expectativa como lo hizo la décimo sexta edición de la Cumbre BRICS celebrada en Kazán, Rusia; ya que entre los países fundadores y naciones que se han sumado al grupo, el bloque ya figura como el de mayor influencia en el mundo.
Por ejemplo, el BRICS+ concentra 36 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, 25 por ciento de todo el comercio internacional y 42 por ciento de la producción global de petróleo, además de agrupar a casi la mitad de toda la población que existe en el planeta, según los datos de la propia organización.
De lo anterior que su acelerado crecimiento lo haya posicionado como el bloque de mayor importancia en el futuro, dejando de lado la concepción del mundo unipolar, en donde Estados Unidos figuraba como el centro económico, comercial y hasta político global, coincidieron los asistentes a la reunión internacional.
“Observamos el surgimiento de nuevos centros de poder, toma de decisiones políticas y crecimiento económico, que pueden allanar el camino hacia una vida más equitativa, justa, democrática y orden mundial multipolar equilibrado. La multipolaridad puede ampliar las oportunidades para los mercados emergentes y países en desarrollo para desbloquear su potencial constructivo y disfrutar de beneficios universalmente beneficiosos, inclusivos y una globalización económica equitativa y de cooperación”, se lee en la declaración final de la XVI Cumbre BRICS.
Otra prueba de que el bloque ha ganado una relevancia definitoria es que las economías que conforman a los BRICS+ esperan a mediano plazo un crecimiento mayor al del promedio global, incluso contando ya con una institución financiera multilateral para fomentar el desarrollo de los países miembros, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por sus siglas en inglés).
“Todos nuestros países comparten aspiraciones y valores similares y una visión de un nuevo orden mundial democrático que refleje la diversidad cultural y de civilizaciones. Estamos seguros de que ese sistema debería guiarse por los principios universales de respeto a los intereses legítimos y a la elección soberana de las naciones, respeto al derecho internacional y un espíritu de cooperación honesta y mutuamente beneficiosa”, destacó Vladímir Putin presidente de Rusia, en la sesión plenaria de la cumbre.
Los BRICS+ a futuro; entre avances financieros y hasta una mayor expansión
El grupo, originalmente integrado por Brasil, Rusia, India y China, reforzado por Sudáfrica y ampliado recientemente con la adhesión de Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos dejó ver que su visión del mundo se encuentra al alcance de naciones marginadas por la hegemonía vigente.
Por ello, realizó la invitación a 13 naciones para que se sumen en calidad de países “socios” a las labores y tratos que los BRICS+ llevarán a cabo; al respecto Argelia, Malasia, Tailandia, Indonesia, Kazajistán, Bielorrusia, Turquía, Vietnam, Uzbekistán, Bolivia, Cuba, Nigeria y Uganda conformaron la lista.
Además, el desarrollo del sistema de transacciones BRICS Pay, la construcción de cadenas de suministro fiables y hasta el intercambio de tecnología figuraron en la agenda que el bloque impulsará durante los próximos meses para afianzar su lugar estelar en escenario internacional.
“La transición hacia un sistema internacional más justo no es fácil. Su desarrollo se ve obstaculizado por fuerzas cuyo pensamiento y acción siguen encaminados a dominar todo y a todos. Bajo el pretexto de imponer un orden basado en reglas al mundo, en realidad intentan contener la creciente competencia”, advirtió Putin.
El viejo orden en incertidumbre
Las potencias económicas, comerciales y políticas que emergieron luego de la segunda guerra mundial actualmente atraviesan una crisis en diversos aspectos de su acontecer, han destacado diversos analistas; el bajo crecimiento económico de Alemania, la inestabilidad política británica y el sobre endeudamiento de Estados Unidos son prueba de ello, por lo que la continuidad de su liderazgo a largo plazo ha quedado en entredicho.
“Tenemos un grupo de países que juntos tienen un PIB mayor, una mayor producción, que el G7, los Estados Unidos y sus aliados. Nunca habíamos tenido eso antes, y la brecha entre ellos está creciendo”, consideró el célebre economista Richard Wolff.