El prolífico negocio de las farmacéuticas que producen vacunas anti COVID-19 experimentó un descalabro ante la posibilidad de que avance la propuesta para liberar sus patentes.
Las acciones de las empresas Novavax, Moderna, Pfizer y BioNTech registraron una jornada de pérdidas el pasado 5 de mayo cuando el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, apoyó la propuesta de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para liberar los derechos de propiedad intelectual de las vacunas para contrarrestar el virus del SARSCoV-2.
El gobierno de Estados Unidos “cree firmemente en las protecciones de la propiedad intelectual”, sin embargo, para poner fin a la pandemia apoya la exención de esas protecciones para las vacunas, señaló a través de un comunicado Katherine Tai, representante comercial de la administración de Biden.
La respuesta de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA, por sus siglas en inglés) fue inmediata y señaló que la suspensión de patentes no aumentará la producción ni proporcionará las soluciones prácticas necesarias para combatir la crisis mundial, además dijo que se trataría de una “respuesta sencilla pero incorrecta a un problema complejo”.
La propuesta de la OMC, encabezada por la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, plantea la necesidad de que el Consejo de Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC) avancen en negociaciones con el objetivo de facilitar el acceso a las dosis que contrarrestan el virus que provoca el COVID-19.
La exención temporal de las reglas de propiedad de este organismo es una medida fundamental para garantizar que se compartan abiertamente los conocimientos y la tecnología de las vacunas y con ello apoyar para poner fin a la pandemia, aseguraron laureados con el premio Nobel y ex jefes de Estado que a mediados de abril de este año dirigieron una carta al gobierno de Joe Biden para alentar estas medidas.
La OMC no sólo se ha pronunciado en diversas ocasiones por el “acceso equitativo” de los países a la vacuna sino que ha solicitado a los miembros de ese organismo que reduzcan las restricciones de exportación y las barreras para las cadenas de suministro; además de enfocarse en facilitar procedimientos logísticos y aduaneros.
La resistencia a liberar las vacunas
Alberto Bourla, CEO de Pfizer, señaló en una entrevista con una agencia de noticias francesa que no estaba para nada a favor de la propuesta de suspender las patentes de las vacunas, además de advertir que éstas no eran un factor limitante para la producción o suministro de vacunas.
Con más de siglo y medio de historia, Pfizer ha tenido un papel protagónico en diversos momentos históricos de Estados Unidos, por ejemplo, cuando el gobierno de ese país le solicitó acelerar la producción de penicilina para tratar a los soldados aliados y con ello se colocó como el mayor productor de este antibiótico.
Angela Merkel, primera ministra de Alemania, se sumó a la negativa de liberar las patentes al considerar que eliminar la protección de éstas tendría un efecto contraproducente para la producción de vacunas.
Pfizer, Johnson & Johnson y AstraZeneca han pagado 26 mil millones de dólares en dividendos y recompras de acciones a sus accionistas en los últimos 12 meses, de acuerdo con datos de People’s Vaccine Alliance.
Los efectos
Cálculos elaborados por Oxfam advierten que no habrá vacunas para cubrir a la población mundial hasta 2023 y 2024 y serán los países de bajos ingresos los que tengan que esperar más tiempo para inmunizar a parte de su población con este mecanismo.
Ese mismo organismo considera que la permisividad de los gobiernos ante las corporaciones ha provocado el surgimiento de un apartheid de vacunas en los países más pobres. Además, afirma que con el avance de los negocios de las farmacéuticas y el reparto en las participaciones de estas empresas ha generado una nueva “ola” de multimillonarios.
La distribución y aplicación de las vacunas anti COVID-19 no sólo se concibe como uno de los métodos más eficaces para controlar la crisis sanitaria provocada por la pandemia, que hasta la fecha registra más de 155 mil millones de personas infectadas y tres millones 251 mil 250 muertes, sino que de su aplicación depende el crecimiento económico de las naciones.