La edad dorada de la desigualdad se consolida en esta década 

Gracias a la complicidad de los gobiernos y los efectos de la desigualdad económica, las fortunas del mundo y las grandes empresas viven hoy su mejor momento, justo por encima del bienestar de gran parte de la población del planeta 
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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El mundo atraviesa por el periodo de mayor concentración de la riqueza del que se tenga registro, impulsado por el poder empresarial y la ausencia de acciones, por parte de gobiernos, que lo regulen; cuestión que se ha recrudecido en esta década.

Da comienzo una edición más del Foro Económico Mundial en la ciudad de Davos, en Suiza, y con ello llegan las declaraciones de líderes políticos sobre la necesidad de un compromiso mayor para resolver los grandes problemas que aquejan a la humanidad; las denuncias de las organizaciones internacionales reiterando los diagnósticos previamente establecidos y hasta empresas que exhiben su compromiso social; al mismo tiempo, la riqueza extrema ha crecido como nunca mientras que la máxima expresión de la pobreza se recrudece a escala global.

Así se consolida una época en la que la desigualdad económica y social ha alcanzado su máximo esplendor, y donde, bajo las mismas condiciones, se requerirían 230 años para poder erradicar la pobreza, expone Oxfam en su más reciente informe Desigualdad S.A. El poder empresarial y la fractura global: la urgencia de una acción pública transformadora.

Al respecto, Carlos Brown, director de conocimiento y justicia fiscal en Oxfam México, explica a Reporte Índigo que el poder corporativo monopólico, y su reflejo personificado en multimillonarios, ha figurado como la gran dinámica de acaparamiento de la riqueza que se genera a nivel mundial, una cuestión que ha impactado de manera negativa al grueso de la población al empeorar su calidad de vida vía el encarecimiento de precios, ejemplo.

“La concentración del poder de mercado en algunas cuantas empresas muy grandes, que cada vez concentran más poder a través de fusiones y adquisiciones a mayor escala, nos afecta porque incide directamente en el tipo y precio de productos y servicios que pagamos, lo que se reflejó claramente en la crisis del costo de viva de la que tanto se habló durante los últimos años a partir de las presiones inflacionarias al interior de economías de ingresos medios y altos”, señala Brown.

Así, mientras que regiones enteras como la Eurozona y Norteamérica registraron los niveles inflacionarios más elevados de los que se tuviera registro, las cinco empresas más grandes del mundo se valoraron, conjuntamente, por encima del Producto Interno Bruto del continente africano o todo el territorio latinoamericano, se revela en el informe.

¿Cómo se generó tanta desigualdad? La complicidad del gobierno lo explica

No resulta casual que en medio de una década marcada por la pandemia más grande en los últimos 100 años, conflictos comerciales y bélicos que han fragmentado el comercio internacional y cambios significativos en el mapa industrial del mundo, multimillonarios como Jeff Bezos o Bernard Arnault hayan visto un incremento significativo en sus fortunas; ya que el avance del interés privado en espacios administrados por la iniciativa pública y los beneficios que las empresas reciben, desde el aspecto tributario, figuran como las estrategias por medio de las cuales el poder empresarial se ha elevado a un nivel superior.

“En todo el mundo, el poder empresarial presiona incesantemente al sector público, mercantilizando y segregando el acceso a servicios vitales como la educación, el agua y la atención médica, a menudo mientras las empresas disfrutan de importantes ganancias respaldadas por los contribuyentes”, denuncia Oxfam en su informe.

Pérdida de democracia, una consecuencia de la edad dorada de la desigualdad

Ante el predominio de la gran empresa transnacional  y los multimillonarios en la cúspide del poder económico y político, se corre el riesgo de que la toma de decisiones relacionadas con la administración pública pueda caen en una condición de autoritarismo por la capacidad de influencia de dichos entes, resignificando la condición de “la ley del más fuerte”, ahora dictada por el mercado, concluye el director de conocimiento y justicia fiscal en Oxfam México.

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