La caída de Wirecard, el gigante de pagos

La empresa alemana Wirecard “infló” sus finanzas con el objetivo de ser más atractiva para el mercado, sin embargo, se descubrió que durante años diseñó una red de fraudes millonarios frente a los ojos de sus inversionistas y clientes
Nayeli Meza Orozco Nayeli Meza Orozco Publicado el
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El escándalo comienza a escalar a la esfera internacional. Hasta hace poco Wirecard era conocido por ser el ‘Paypal’ alemán, pero una serie de fraudes llevaron al gigante de pagos electrónicos al punto de la quiebra.

La compañía teutona surgió en medio del boom de las puntocom en un suburbio de Múnich en 1999. La idea era sencilla: crear un procesador que ayudará a los sitios web a cobrar pagos con tarjetas de crédito. Ahí comenzó todo.

Con el paso de los años Wirecard tomó una mayor relevancia al grado de que competía a la par de los principales bancos, e incluso el año pasado superó a Deutsche Bank como el proveedor de servicios financieros más valioso de Alemania.

2,446
mdd es el monto del fraude

Los títulos de la empresa en el índice TecDAX se valuaron en más de 24 mil millones de dólares, por encima de los 20 mil de Deutsche Bank, de acuerdo con estimaciones de operadores bursátiles.

El anuncio cobró relevancia, pues al mirar a detalle el movimiento de las acciones estas saltaron más de 150 por ciento en solo un año.

Hasta agosto del 2019, la compañía de bajo perfil se ubicaba como la cuarta más valiosa dentro del sector financiero germano, después de Allianz, Munich Re y Deutsche Börse.

En ese punto diversos analistas anticiparon que el procesador de pagos para minoristas en línea se convertiría en el nuevo Paypal, aunque otros cuestionaron las operaciones por acusaciones pasadas en su historial, ya que se detectaron algunas discrepancias en su balance financiero.

80
por ciento se desplomaron las acciones de la empresa tras el anuncio

Wirecard ganaba dinero al procesar pagos y retenía una pequeña tarifa por el servicio, además emitía tarjetas de crédito y tenía alianzas estratégicas con operadores asiáticos, como Alipay (filial de Alibaba) y WeChat. Dentro de su cartera de clientes también destacaban Apple Pay, Google Pay y Visa.

El año pasado Wirecard y Libra Internet Bank se asociaron con Rakuten Viber para llevar los pagos por mensajería instantánea a millones de consumidores en Europa.

“La mensajería Viber es extremadamente popular, y el servicio ahora cuenta con más de mil millones de usuarios registrados en todo el mundo”, explicó en octubre Utku Ogrendil, director gerente regional de Wirecard.

Colapso anunciado de Wirecard

El 25 de junio de este año la compañía alemana se declaró en quiebra. En ese momento el procesador de pagos debía casi 4 mil millones de dólares a sus acreedores y los directivos reconocieron que faltaban casi 2 mil 100 millones de dólares en su cuenta, aunque todo indicó que la suma ni siquiera existía.

Un día después de la noticia, el gobierno alemán aseguró que se trataba de un escándalo “sin precedentes en el mundo de las finanzas”, ya que el monto del fraude ascendía a 2 mil 446 millones de dólares.

“Un escándalo de este tipo debe ser una señal de alarma de que necesitamos más supervisión y controles de los que tenemos hoy”, expuso Olaf Scholz, Ministro de Finanzas, en una declaración a la prensa en Berlín.

De manera general, la compañía de pagos se dedicó a “inflar” sus cuentas con fondos ficticios a través de operaciones irregulares en Filipinas. Cuando la mentira se descubrió el movimiento inmediato de Wirecard fue la presentación de una suspensión de pagos al reconocer “amenazas de insolvencia y sobreendeudamiento”.

Eso fue solo la punta del iceberg. Markus Braun, quien se desempeñaba como el director ejecutivo de la compañía, renunció y fue arrestado por primera vez, aunque se le permitió salir bajo fianza solo para ser detenido de nueva cuenta un mes después.

En el caso de Jan Marsalek, el ex número dos de la compañía, la revista semanal Der Spiegel publicó que huyó a Bielorrusia el día en que fue cesado, en medio del escándalo por fraude multimillonario y falsificación de cuentas de la empresa.

El diario británico Financial Times realizó una investigación en la que se demostró que la firma Ernst & Young fue advertida desde 2016 por uno de los empleados de Wirecard que los altos directivos de la empresa podrían haber cometido fraudes e incluso uno intentó sobornar a un auditor.

A la fecha EY se encuentra bajo investigación por parte del organismo de supervisión de auditores de Alemania y es objeto de una serie de demandas de inversionistas que perdieron millones de dólares tras el anuncio del colapso.

No obstante, una investigación de la firma KPMG descubrió que un denunciante al interior de EY presentó acusaciones de fraude en contra de Wirecard desde 2016 y también confirmó el intento de soborno al auditor en India.

El futuro del gigante de pagos es incierto y es probable que el caso llegue hasta la tribuna de todo el mundo, pero, al menos por ahora, Carmine Di Sibio, presidente de EY, ya reconoció las fallas en una carta a sus clientes.

A pesar de que tuvimos éxito en descubrir el fraude, lamentamos que no se descubrió antes. Los actos colusorios de fraude en Wirecard se implementaron a través de una red criminal altamente compleja diseñada para engañar a todos
Carmine Di SibioPresidente de EY

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