Salió de Colombia para llegar a México sin nada más que una pequeña maleta, una visa de 15 días y 100 dólares en el bolsillo. Se vio obligada a dejar su vida, su familia, sus amigos. Ahí empezó de nuevo desde cero.
Emprendió con Grupo Sohín, que hoy tiene un ejército de ángeles que acompaña a enfermos crónicos y a sus familiares para ayudarlos a pasar los momentos más duros de sus padecimientos.
Asegura que así como aprendimos como humanidad a vivir con influenza, ahora tenemos aprender a vivir con el COVID-19, “y algunas medidas de protección y satinización se convierten en medidas permanentes que tenemos que adoptar en nuestras vidas y en nuestros modelos de negocio”.