Insiste Pemex en Repsol

No es ningún secreto que entre Pemex y Repsol, a pesar de ser socios desde hace más de dos décadas, las cosas no andan bien.

La paraestatal mexicana, que posee una participación accionaria de 9.3 por ciento en Repsol, lleva más de dos años buscando lograr cambios en la gestión de la petrolera española presidida por Antonio Brufau, sin tener éxito y con algunas vergonzosas derrotas en el camino. 

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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20.8 mil mdp
invirtió Pemex en el 2011 para expandir su participación accionaria en Repsol, pasando ésta entonces de 4.8 por ciento a 9.49 por ciento
"Hacen falta dos para bailar. Yo voy a bailar con el mejor socio. No vamos a concentrar las oportunidades en un solo operador”
Carlos Roa RodríguezCoordinador de asesores de Pemex
https://www.youtube.com/watch?v=f8MITL563Wg

No es ningún secreto que entre Pemex y Repsol, a pesar de ser socios desde hace más de dos décadas, las cosas no andan bien.

La paraestatal mexicana, que posee una participación accionaria de 9.3 por ciento en Repsol, lleva más de dos años buscando lograr cambios en la gestión de la petrolera española presidida por Antonio Brufau, sin tener éxito y con algunas vergonzosas derrotas en el camino. 

Ahora la tensión cobra fuerza gracias a las declaraciones de uno de los directivos de Pemex. En esta ocasión se trata del coordinador de asesores de Pemex, Carlos Roa Rodríguez. En entrevista con el diario español El País, Roa Rodríguez, segundo al mando en la dirección de Pemex, reiteró el descontento de ésta con la gestión de Brufau y con la falta de inversión en México por parte de Repsol.

“Lo hemos manifestado y lo hemos demostrado. ¿Qué viene? Esperaríamos una mejora en el desempeño, eso toma tiempo, habrá que definir qué acciones se quieren tomar”, declaró Roa, agregando que Repsol tendría mejores oportunidades si hace caso al llamado de Pemex.

Roa subrayó que el realizar cambios en la gerencia de Repsol no es una decisión que Pemex pueda tomar por sí sola, ya que está en manos de todos los accionistas, pero indicó también que en México hay oportunidades de crecimiento e inversión que sería más fácil aprovechar con otra administración en la empresa española.

Roa especificó que lo que Pemex buscaría aprovechar sería la tecnología y recursos de Repsol. 

Sin embargo, agregó que a pesar de la longevidad de la relación entre ambas empresas, “hacen falta dos para bailar. Yo voy a bailar con el mejor socio. No vamos a concentrar las oportunidades en un solo operador”.

Lozoya vs. Brufau

El relevo de Antonio Brufau en la presidencia de Repsol sigue siendo una prioridad para Pemex.

Al igual que Juan José Suárez Coppel, su antecesor como director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya ha realizado gestiones para provocar la salida de Brufau del consorcio español. 

Lozoya y su grupo cercano de colaboradores han criticado abiertamente la administración del ejecutivo catalán. 

Para los oficiales de Pemex, el pobre desempeño de la energética española no justifica el hecho de que Brufau cobre uno de los salarios ejecutivos más altos del mundo. 

A finales del año pasado, durante una comparecencia ante el Congreso mexicano, Emilio Lozoya reiteró que la asociación con Repsol ha representado un mal negocio para la paraestatal mexicana. 

Emilio Lozoya está llevando a cabo una discreta guerra corporativa. El director de Pemex sostuvo una reunión con un despacho de abogados, un banco francés y el consejero de Pemex en Repsol. 

El supuesto objetivo de la junta era el de delimitar un plan para obligar a la renuncia de Brufau tras la convocatoria de una junta extraordinaria. 

Por su parte, Brufau ha dirigido una campaña de desprestigio en España contra Lozoya. El director de Pemex es considerado en España como un joven inexperto, cuya gestión tiene un grave conflicto de intereses dada su relación con la constructora OHL y su director Juan Villar Mir. 

La obsesión de la paraestatal mexicana por el control de Repsol reside en un objetivo estratégico: dividir a la empresa en dos partes, una de exploración y producción, así como la de refinación y comercialización. 

El pleito de Pemex

La tensión entre Pemex y Repsol se remonta al año 2011, cuando Pemex expandió su participación en la empresa y se asoció con la constructora española Sacyr-Vallehermoso (en ese entonces dueña de una participación accionaria de 20 por ciento en Repsol) para votar en conjunto y cambiar la gestión de la compañía. 

Entre los principales cambios buscados entonces se encontraba el separar las funciones de presidente del consejo administrativo y de director ejecutivo, ambas desempeñadas entonces y ahora por Antonio Brufau.

El acuerdo entre Pemex-Sacyr, gestionado por Juan José Suárez Coppel, entonces director general de Pemex, y Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr-Vallehermoso, fue un fracaso, y resultó en que ambos directivos fueron expulsados del consejo administrativo.

La amarga experiencia parece haber tenido su efecto sobre Sacyr, que junto con el otro accionista de referencia (Caixabank, con una participación de 11.82 por ciento) se ha rehusado a apoyar las protestas de Pemex y de su consejero en Repsol, Arturo F. Henriquez Autrey, en contra de Brufau.

A esto hay que agregar el rol que Pemex jugó en las negociaciones entre el gobierno de Argentina y Repsol en el acuerdo de indemnización por la expropiación de la petrolera YPF. Debido a la manera en que Pemex participó en las negociaciones, concertando un preacuerdo entre los gobiernos de España y Argentina, sus acciones fueron percibidas como desleales por parte de Repsol.

El debate sobre YPF
Por Rodrigo Carbajal 

La nacionalización de la petrolera argentina YPF en el 2012 significó un nuevo punto de discusión entre Repsol y su socio propietario Pemex. 

La paraestatal mexicana tomó la iniciativa en las negociaciones con YPF respecto de las condiciones de compensación. 

Emilio Lozoya propuso un acuerdo que incluía una asociación para la explotación del yacimiento Vaca Muerta, una de las mayores reservas de gas shale. 

El arreglo tuvo el visto bueno del presidente de México, Enrique Peña, a quien su similar en Argentina, Cristina Fernández, le agradeció públicamente.

A pesar de las gestiones de interlocución de Pemex, el acuerdo no fue validado por el consejo de Repsol.  

El consorcio español exigió a YPF una compensación de 10.5 mil millones de dólares mediante una demanda judicial. Esta decisión provocó enojo entre los oficiales de Pemex. 

Repsol reportó pérdidas por mil 760 millones de dólares en el 2013, producto de la nacionalización de YPF.

Tuvieron que pasar casi dos años para que las negociaciones entre Repsol y YPF prosperaran.  Se llegó a un acuerdo de compensación por 5 mil millones de dólares en bonos argentinos a diez años. El consejo de administración de Repsol autorizó ayer las condiciones de indemnización. 

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