México tiene grandes pendientes en materia de infraestructura. Los proyectos que pertenecen a este sector tienen diversas áreas de oportunidad para fomentar el crecimiento y la competitividad del país a nivel federal, estatal y municipal, sin embargo, el gobierno mexicano aún no ha dado detalles sobre cómo se realizarán dichos planes y tampoco ha brindado certidumbre a los empresarios para que se apresuren a invertir.
Las compañías interesadas en los proyectos del gobierno han expresado que es necesario que se definan las metas en infraestructura que se pretenden alcanzar para el siguiente año, porque cada plan deberá contar con un inversionista que lo avale, además consideran que se debe actuar con rapidez, pues mientras más tiempo pase, más se tardará en reactivar la economía.
No obstante con la falta de claridad, el monto destinado al rubro de la obra pública en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2020, no lo favoreció del todo, pues solo se le destinarán 465 mil 280 millones de pesos, cifra que representa una reducción de 8.1 por ciento respecto a lo que se asignó para este año.
Eduardo de la Peña, socio líder de infraestructura para México y Centroamérica en Deloitte, asegura que México invierte menos en infraestructura de lo que debería ser, ya que los países que quieren mantener un buen ritmo de crecimiento aportan entre 3 y 4 por ciento del PIB, mientras que países como China que están creciendo todavía más destinan hasta un 6 por ciento anual.
“Hay una relación directa entre infraestructura y crecimiento económico. México invierte en este sector entre 1.3 y 1.5 por ciento. El plan del expresidente Enrique Peña Nieto que buscaba ser muy agresivo destinaba 2.5 por ciento, sin embargo, todavía estaba por debajo de lo que se recomienda”, detalla de la Peña.
Durante el periodo de enero a mayo de este año, la actividad productiva de la industria de la construcción registró una contracción de 3.2 por ciento, cifra que representó la mayor caída registrada desde 2009.
Algunas de las razones que dieron origen a esta disminución se relacionan a la incertidumbre generada por las previsiones de menor crecimiento económico en el país y a ciertos retrasos en los proyectos de construcción privados, los cuales se aplazaron debido a la revisión de los reglamentos y permisos que debían concretarse en diferentes regiones del país.
Del 100 por ciento del valor facturado a nivel nacional durante el periodo que va de enero a junio del 2019, 62.6 por ciento, es decir, 158 mil 144 millones de pesos correspondió a obras privadas y el resto, 37.4 por ciento, lo equivalente a 94 mil 450 millones de pesos que formó parte de las obras públicas.
Pendiente en infraestructura
Los pendientes en temas de infraestructura que dejó el sexenio del ahora expresidente Peña Nieto ahora forman parte de la herencia y carga de la Cuarta Transformación.
En la actualidad, existen planes que quedaron sobre la mesa y que al entrar el actual gobierno se hicieron a un lado para darle prioridad a los megaproyectos planteados por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Algunos de ellos se relacionan con el sector salud, turismo, energético y el de seguridad.
Asimismo se pidió que puntualizaran sobre las estrategias que se van implementar para desarrollar los principales proyectos del sexenio, como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas en Tabasco, el corredor del Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya.
Para Eduardo de la Peña, el sector privado no debe de esperarse a que el gobierno decida lanzar una licitación, pues considera que este grupo debe de proponer soluciones que se adapten a las necesidades que tiene el país y que al mismo tiempo cubra las de ellos.
“Los inversionistas deben ser más proactivos, de otra manera todo se enfocará en los megaproyectos. Deben implementar una estrategia cuya finalidad esté enfocada en buscar oportunidades de crecimiento más allá de la visión de la Cuarta Transformación”.