La informalidad, en donde más de la mitad de los mexicanos ocupados tienen su fuente de empleo, es uno de los elementos que ha evitado la disminución en la tendencia del número de contagios por COVID-19 en el país.
Hasta septiembre de 2020, en México se registraron 27.6 millones de mexicanos integrados a empleos informales, que representa 54.2 por ciento del total de la población ocupada, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
“Ahí es muy complicada la situación porque está la necesidad de esas familias de generar el ingreso y por el otro lado, la urgencia que tenemos como sociedad de cuidar la salud”, advierte Leticia Armenta, doctora en Economía e investigadora del TEC de Monterrey.
Paradójicamente, el sector informal ha constituido una “válvula de escape” para los trabajadores que han perdido sus empleos, producto del cierre de miles de negocios que quebraron debido a las medidas de confinamiento establecidas para contener el contagio del virus del SARS-CoV-2, explica la especialista.
“Las personas somos por naturaleza resistentes, buscamos opciones a este tipo de negocios formales que están quebrando, no sería complicado que se traduzca en aumento de la informalidad y este aumento debería preocuparnos”.
El propio encargado de la política para atender la pandemia de COVID-19 en México, Hugo López-Gatell, ha reconocido la “vocación económica” predominantemente informal del país. Además de apuntar que en el manejo de la pandemia se ha priorizado el balance entre la salud y la economía toda vez que resulta imposible perpetuar el confinamiento.
Aunque hasta el momento no hay datos específicos en torno al impacto del COVID-19 en los negocios y cuántos de ellos bajaron sus cortinillas para siempre, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) apuntan que durante los meses más estrictos de las medidas de aislamiento social -abril y mayo de 2020- se dieron de baja nueve mil 984 patrones registrados.
El sector más afectado es el de los micronegocios, que genera 90 por ciento de los empleos en el país, y para el que los alivios económicos son insuficientes, señalan dueños de negocios y especialistas.
Con los recursos asignados este año a dichos programas de “alivio” se cubrirá a 12.3 por ciento de la población potencial, de acuerdo con cálculos elaborados en agosto por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
“Las necesidades de una familia no se aplazan, más allá de que un negocio fracase. Ante una pandemia tan larga como la que estamos viviendo, seguramente muchos de ellos están buscando otras opciones de ingresos y es muy natural que surja en la informalidad. Lo vemos en tiempos normales en donde los negocios, cuando se ve deteriorada su actividad, buscan otros puentes o avenidas para ofrecer sus servicios, es algo en el país que se ha visto por años, es que la informalidad es esa válvula de escape”, detalla Armenta.
Por ello la especialista considera urgente que el gobierno establezca medidas de apoyo a los pequeños negocios que vayan desde incentivos económicos, oportunidades de capacitación y la relajación de la regulación a la que deben de someterse para operar como empresas formales.
“La tramitología se vuelve una barrera, no sólo para la creación de nuevas unidades de negocio sino para la operación de los que ya existen. Este tema de la infraestructura tendría que empezar por el mismo gobierno, integrar mecanismos digitales para, sobre todo en esta época, evitar que los empresarios acudan a cinco o diez oficinas de gobierno para cumplir con las normas a las que están sujetos”.
Informalidad femenina
Las mujeres trabajadoras son el sector más afectado por la crisis laboral generada por el COVID-19 y el más propenso a integrarse a las filas de la informalidad, advierte Rosario Ortiz, integrante de la dirección colegiada de la Red de Mujeres Sindicalistas.
En México, las mujeres conforman 40.2 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), pero la brecha de participación laboral entre el sector femenino y masculino se amplió con la parálisis económica generada por la pandemia.
“Los empleos que se están recuperando son informales, el mismo presidente reconoció que la cantidad de empleos que se están recuperando estaban en el mercado informal. Nosotras sabemos que el mercado informal es una forma de cómo el capital ha ido deteriorando las condiciones de trabajo y menoscabando los derechos laborales sobre todo en el caso de las mujeres”, afirma.