Industria editorial confía crecer con AMLO
El sector está atrapado en una complicada situación por falta de políticas públicas que le impiden mejorar sus números y en consecuencia los lectores. Las propuestas del nuevo gobierno en materia cultural ayudarían a su reactivación
Nayeli Meza OrozcoLa industria editorial en México lleva años rezagada. Las mayores preocupaciones para los jugadores del mercado son la desaceleración de la producción y el valor de la facturación neta que desde 2013 ha mostrado pocos avances.
Sin embargo, el cambio de régimen en el país es una luz para las editoriales, pues confían en que con la implementación de nuevas políticas en materia de cultura se reactive una industria que representa 5.2 por ciento del PIB cultural nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Tenemos la esperanza de que este cambio de gobierno nos beneficie. Creemos que no habrá un retroceso con las medidas que se contemplan para fomentar la lectura, ya que el discurso del presidente electo ha sido a favor de la inclusión y la diversidad”, comparte Carlos Anaya Rosique, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).
Durante 2017, la cámara reportó una producción de 134 millones de ejemplares, cifra 2.2 por ciento menor en contraste con un año anterior.
Del monto total aproximadamente 42 millones se destinaron a los programas de Texto Gratuitos para Secundaria y Programa Nacional de Inglés.
En cuanto a la facturación neta, el valor de esta fue de 10 mil 125 millones de pesos, un 0.9 por ciento superior a lo registrado al cierre de 2016. Este ligero avance fue el primero que se logró en los últimos cuatro años.
A pesar de que en México se leen 3.8 libros al año por persona, el presidente del organismo editorial se mantiene optimista sobre el auge que puede tener la industria de cara a una nueva administración.
“Nos gustaría duplicar la facturación y también creemos que tenemos posibilidades para ampliar el mercado al menos al doble. Ese es el objetivo trazado y lo queremos alcanzar a finales del siguiente sexenio”, precisa Anaya Rosique.
Aunado a los hábitos de lectura de los mexicanos, otro desafío al que se enfrenta la industria es a la falta de políticas públicas que les impiden comercializar un mayor volumen de ejemplares.
Históricamente el gobierno ha sido el principal comprador de los editores del sector privado, le siguen las librerías y al final están las escuelas.
Carlos Anaya Rosique comparte que la creación de nuevos espacios para la venta de libros y zonas para leer ayudarían a que más personas adopten el hábito de la lectura y asegura que en México existen las condiciones para lograrlo ya que cuenta con una población de 129 millones de habitantes y 1,973 millones de kilómetros cuadrados de extensión territorial.
“Confiamos en que con el siguiente gobierno desarrollemos muchas otras alternativas. La industria está preparada para trabajar como lo ha venido haciendo, pero nos mantenemos abiertos para mejorar los puntos débiles”.