Después de varias décadas de evitar la injerencia en la actividad industrial del país, la administración de Andrés Manuel López Obrador presentó las bases para la integración de la política industrial, siguiendo la tendencia de las grandes potencias mundiales.
Estados Unidos con el programa Made in America, Alemania con Made in Germany 2030 o Corea del Sur con el Korean New Deal, son algunas de las grandes economías que han establecido una política para impulsar el crecimiento a través de fortalecer las cadenas de valor asociadas a la actividad industrial y con un enfoque especial en el contenido regional o nacional.
“Durante los últimos 30 años lo que se impuso fue un dogma que se resumía en la frase de que ‘la mejor política industrial es aquella que no existe’, es decir, había una renuncia por parte del estado mexicano para implementar una política industrial, explica José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
El pasado 20 de septiembre la Secretaría de Economía, junto con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como la Banca de Desarrollo presentaron un proyecto para integrar una Política Industrial para impactar en sectores estratégicos de la economía y con ello generar un “crecimiento económico incluyente”.
La propuesta está compuesta por cuatro ejes: innovación y tendencias tecnológicas-científicas, formación de capital humano para las nuevas tendencias, promoción de contenido regional y encadenamiento para micro, pequeñas y medianas empresas; además de industrias sostenibles y sustentables.
En el caso de la promoción de contenido regional y encadenamiento para MiPyMES se busca relanzar la marca “Hecho en México”, con el fin de incrementar el contenido nacional a través de incentivos otorgados a este tipo de empresas.
Preparar el terreno para política industrial
Esta nueva política industrial en México podría ser ideal para generar condiciones para la llegada de inversiones en el marco de la relocalización de empresas, fenómeno denominado nearshoring.
“Ya hay una mudanza de empresas que quieren establecerse en América del Norte y particularmente en México, es decir, ya hay flujo de inversión que se va a dar, lo importante será aprovechar la política industrial que se va a dar para generar el entorno adecuado par que esos flujos lleguen”, detalla el director del IDIC.
México tiene el potencial más alto para beneficiarse del proceso del nearshoring que podría generar potenciales ganancias hasta por 35 mil millones de dólares, equivalente a 2.66 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), derivado de nuevas exportaciones de mercancías, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Presupuesto necesario
Aunque la presentación de esta estrategia resulta un cambio positivo para la economía mexicana, De la Cruz Gallegos señala la necesidad de asignar recursos públicos a esta política, toda vez que hasta el momento no hay claridad en torno a si para 2023 se le asignarán.
De la Cruz señala que esos 200 mil millones de pesos adicionales que se planean dirigir a inversión física representan 1.2 por ciento del PIB, es decir, un crecimiento de casi 22 por ciento en ese renglón.
“Si esos recursos que ya están asignados y se van a ir al sector industrial, porque van a construcción o a las manufacturas de insumos que se requieren para esa construcción, eso por sí solo ya podría ser un factor que se alinea a la política industrial”.
Te puede interesar: Lo hecho en México gana terreno en el mundo de la moda