Hacienda cambia su discurso
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha cambiado su discurso respecto de la perspectiva del futuro económico de México.
El ímpetu reformista por el que está atravesando el país no tendrá beneficios inmediatos de corto plazo, desde el punto de vista de la SHCP.
Las relativamente altas tasas de crecimiento (comparadas con el resto de la OCDE) estimadas para los primeros años llegarán hasta la segunda mitad de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, detallan las autoridades hacendarias.
Rodrigo Carbajalhttps://www.youtube.com/watch?v=0gxAVh8ldNI
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha cambiado su discurso respecto de la perspectiva del futuro económico de México.
El ímpetu reformista por el que está atravesando el país no tendrá beneficios inmediatos de corto plazo, desde el punto de vista de la SHCP.
Las relativamente altas tasas de crecimiento (comparadas con el resto de la OCDE) estimadas para los primeros años llegarán hasta la segunda mitad de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, detallan las autoridades hacendarias.
Esto ha obligado a que los responsables de la política económica adopten alternativas que atiendan la coyuntura de bajo crecimiento en el corto plazo.
El economista Ricardo Reyes Heroles expuso en un artículo de la revista Nexos que el gobierno apunta a una nueva política económica, donde el sector público adquiere un papel preponderante como impulsor del crecimiento económico.
Los lineamientos generales de política económica estipulan un déficit de 1.5 por ciento que actúe como un estímulo contracíclico para apoyar a la economía.
Los pronósticos iniciales de crecimiento económico de la SHCP de 3.9 por ciento para 2013 y 2014 evidencian el cambio de percepción del gobierno.
Las autoridades de política económica confiaban en que el momentum de las reformas se vería reflejado dentro de dos años en un crecimiento económico cercano al 8 por ciento.
El desempeño económico real por debajo de lo esperado orilló a la SHCP a utilizar el discurso de que el efecto de las reformas estructurales no es inmediato, dado que su objetivo está en función del incremento de la tasa de “crecimiento estructural”, término referido por el subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela.
Nudo gordiano
El crecimiento económico es el nudo gordiano de la economía nacional. El Producto Interno Bruto (PIB) de México ha promediado una tasa de crecimiento anual de 2.3 por ciento en los último 20 años.
El impulso reformista del nuevo gobierno generó fuertes expectativas alrededor del mundo, dando origen al fenómeno del Mexican Moment.
El otorgamiento de una calificación de deuda soberana de A3 por parte de Moody’s y la colocación de un bono mexicano a cien años en libras esterlinas son dos beneficios de la percepción del Mexican Moment.
Sin embargo, la promesa de desarrollo económico ha dejado mal parado al gobierno federal más de una vez respecto de los pronósticos de crecimiento del PIB.
En el 2013, el pronóstico inicial de la SHCP de 3.9 por ciento contrastó con el crecimiento real de 1.1 por ciento calculado por INEGI.
Este año la historia se repite, Hacienda recortó el pasado viernes su perspectiva de crecimiento 1.1 puntos porcentuales, situando su pronóstico en 2.7 por ciento.
Fernando Aportela dijo durante la conferencia de prensa, en la cual se anunció el recorte, que la gran mayoría de las economías del mundo tuvieron una menor dinámica de crecimiento.
Destacó cuatro excepciones de esta tendencia entre los países miembros de la OCDE: Alemania, Reino Unido, Japón y México.
En el sol naciente
¿Qué tienen en común las economías de México y Japón? Que ambas han tenido problemas de crecimiento en los últimos 20 años.
Japón, la tercera economía más grande del planeta, ha sufrido problemas económicos a lo largo de las últimas dos décadas.
El país del sol naciente ha estado atrapado en un fenómeno que los economistas denominan “trampa de liquidez”.
Esto implica tasas de crecimiento nulo o negativo y un escenario deflacionario constante.
La llegada al poder del nuevo presidente Shinzo Abe, 25 días después de que Enrique Peña Nieto tomara posesión en México, generó expectativas alrededor del mundo dada su promesa de cambiar la dirección de política económica y hacer frente al bajo crecimiento.
Abenomics, como se denominó su estrategia económica, está dividida en tres partes fundamentales: política monetaria expansiva, estímulo fiscal y una serie de reformas estructurales que apuntan a un nuevo diseño de la economía abocada a incrementar la productividad.
La nueva política monetaria está basada en un programa de compra de activos que ha duplicado la base monetaria y que busca estimular la demanda agregada, así como depreciar la moneda para impulsar las exportaciones.
La política fiscal expansiva apunta a un estímulo en una dirección similar. Koichi Hamada, profesor de la Universidad de Yale y asesor del presidente Abe, ha dicho que estos dos componentes de Abenomics buscan atender el crecimiento económico de corto plazo, mientras que el objetivo del componente reformatorio es elevar la tasa de crecimiento potencial.
Los resultados de Abenomics aún están por verse, sin embargo, en el primer año de gobierno de Shinzo Abe, el principal índice accionario de Japón se elevó 57 por ciento. La cifra contrasta con el rendimiento negativo de casi 5 por ciento del Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores en el 2013.
Justin Wolfers, investigador del think tank Brookings Institution, calificó a Abenomics como uno de los experimentos económicos más relevantes de nuestro tiempo.