Después de una serie de posicionamientos cautelosos respecto a los “activos virtuales”, el Banco de México (Banxico) parece estar forjando el camino hacia la moneda digital mexicana.
El 29 de diciembre de 2021, a través de una publicación en la cuenta de Twitter del Gobierno de México y sin mayor explicación por parte de las autoridades de Banxico, se anunció que en 2024 habrá una moneda digital propia en circulación “por considerar de suma importancia estas nuevas tecnologías y la infraestructura de pagos de última generación como opciones de gran valor para avanzar en la inclusión financiera en el país”.
Este escueto anuncio ha generado un sinnúmero de cuestionamientos en torno a cómo ocurrirá la evolución de las finan- zas mexicanas hacia los activos digitales, sobre todo después de que las autoridades hacendarias y bancarias del país afirmaron en junio de 2021, a través de un comunicado, que las instituciones financieras no están autorizadas para celebrar ni ofrecer al público operaciones con activos virtuales, mismas que no constituían en ese momento una moneda de curso legal en México.
También en septiembre de 2021 el ahora exgobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, afirmó que legitimar los criptoactivos podría desviar al banco central de su “camino” que es velar por el bien público, durante una serie de conferencias Regulating Big Tech organizada por el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).
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Cabe destacar que ambos posicionamientos se referían a las criptomonedas que no están reguladas por los sistemas tradicionales financieros de los países y no requieren intermediarios en las transacciones sino a través de una base de datos descentralizada conocida como blockchain.
Sin embargo, parte de los pronósticos en torno a una moneda digital mexicana apuntan al terreno de las monedas digitales denominadas como Central Bank Digital Currencies (Monedas Digitales de Bancos Centrales, abreviadas como CBDC), con las que diversos bancos centrales ya están experimentando.
De acuerdo con una encuesta dirigida por el BIS a 86 de estas instituciones que se presentó en febrero de 2021, 65 bancos centrales exploraban con las CBDCs, que son dinero emitido por el banco central denominado en la unidad de cuenta nacional y representan un pasivo del banco central.
El estudio detalla que el 60 por ciento de los bancos centrales están realizando experimentos o pruebas de concepto, frente al 14 por ciento que avanza hacia acuerdos de desarrollo y pruebas pilotos.
Un dato interesante de la encuesta es que los países con economías emergentes reportan mayores motivaciones para emitir criptomonedas frente a los países con economías avanzadas, en gran medida por la inclusión financiera y la estabilidad financiera que estas monedas pudieran impulsar.
En el caso de los países con economías avanzadas, las principales motivaciones para la exploración de las monedas digitales se centran en la eficiencia y seguridad de los pagos que podrían ofrecer.
Camino en construcción
El Banco de Pagos Internacionales, que está llevando a cabo diversas investigaciones para la integración de las CBDCs en diferentes países, advierte que la adopción de este tipo de criptoactivos debe de adaptarse a las estructuras económicas y contextos de pago de las naciones interesadas.
La adopción de éstas podría tener más éxito si satisface las necesidades hasta ahora insatisfechas de los usuarios, logra efectos de red y se implementa con el uso de la tecnología e infraestructura ya existentes y accesibles, advierte el BID en su publicación “Central Bank Digital Currencies: user needs and adoption”.
En el texto se pone como ejemplo la transformación de los mercados de retail que durante los últimos años han evolucionado a métodos de pago, plataformas e interfaces más rápidas, baratas y seguras, por ello el BID toma tres factores con la experiencia de pagos electrónicos en entes privados que podrían apoyar a una implementación exitosa de CBDCs en las estructuras financieras de los países.
La primera de ellas es satisfacer las necesidades que no se han atendido de los usuarios, algo que las CBDCs bien podrían lograr por ofrecer, en forma digital, las ventajas del dinero emitido por el banco central, es decir, que su valor es tan estable como el de los billetes y monedas.
Generar un efecto de red en el que tanto los usuarios como los oferentes de productos y servicios acepten las CBDCs, es otra de las medidas para integrar de manera exitosa este método de pago.
Otro punto fundamental es que las CBDCs se basen en tecnología que ya esté en uso para que los usuarios la puedan configurar más fácilmente y los oferentes de productos y servicios la puedan aceptar, sin embargo, el BID también advierte que al existir usuarios potenciales sin smartphones o cuentas bancarias se requerirá un hardware adicional.